28.7.10

Cómo morir en la ciudad y vivir en el intento


Desarmadero

Ya sabés, Dios estaba loco. El primer hombre que dio testimonio fue el neurótico, incapaz de acceder a la revelación. Paranoia es el miedo a perder lo que no se tiene. Obsesivo es quien, por temor a la muerte, muere en vida. ¿No dijo Lacan que la realidad tiene estructura de ficción?
1 - El sistema perverso de esta sociedad se ha servido y alimentado sistemáticamente de la riqueza creativa de seres que en vida excluyó.
2 - La realidad nunca ha sido otra cosa más que el acuerdo de una mayoría. Nada más antipático que las mayorías.
3 - El delirio abre grietas en la forma. Es una ruptura en la linealidad de cualquier lenguaje. El yo es una máscara perecedera.
4 - Curiosamente o no, las universidades neuróticas de los cuerdos, se han servido de los discursos de los «locos». (Nietzsche, Althusser, Artaud, Van Gogh, Strindberg, Hölderlin son estudiados en universidades privadas. En vida a Jacobo Fijman se le prohibió el ingreso a la biblioteca...).
5 - Obras «border» producidas desde los bordes o desde la difusa apariencia de la imposibilidad.
6 - Pensamientos como intervalos entre dos formas posibles de catástrofe.
7 - El neurótico devora con avidez el discurso psicótico con el que suele fantasear de manera masturbatoria.
8 - Los pensamientos de cierta utilidad tienen como objeto minar todas las certezas, crear la zozobra, intranquilizar, poner en duda, cuestionar un orden.
9 - Mostrar la fragilidad del suelo sobre el que estamos parados.
10 - El cuerpo es y ha sido siempre el campo de batalla que refleja las mutaciones sociales.
11 - Tal vez Dios, Buda, Jesucristo y los profetas fueron algunos de los locos de esta sociedad que basa su orden en una revelación a la que no tuvo acceso.
12 - La sociedad en sí, inevitablemente neurótica, ha basado su cultura en la experiencia de los locos, en sus revelaciones. Luego de tal apropiación no quedaba otro recurso que negarlos, encerrarlos, confinarlos
(crear bordas para bordearlos para que no se desborden).

LA HISTORIA ES UNA APROPIACIÓN NEURÓTICA