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19.3.12

Las lenguas y la globalización/Miquel Siguan

Una serie de factores relacionados con el progreso técnico hacen que en la actualidad el tránsito de la información a cualquier lugar del mundo pueda ser casi instantáneo y que sea fácil y rápido el transporte tanto de mercaderías como de personas entre cualquier punto del globo. Así se produce una globalización de la economía al mismo tiempo que los contactos culturales son cada vez más abundantes y profundos y los desplazamientos de población cada vez más frecuentes todo lo cual puede englobarse con la denominación de globalización. Este proceso iniciado hace tiempo pero progresivamente acelerado en nuestros días tiene consecuencias de muchos tipos pero aquí me ocuparé concretamente de su repercusión sobre las lenguas.

Lenguas de comunicación internacional.

Una consecuencia muy clara del proceso de globalización  es que pone en contacto a muchas personas que hablan lenguas distintas. Para que la comunicación sea posible es necesario que una de las personas interlocutoras además de su primera lengua sea capaz de hablar la lengua de la otra o bien que ambas conozcan una segunda lengua que sirva así de medio de comunicación. Y si son muchas las personas que se encuentran en parecida situación hará falta un acuerdo implícito para decidir cuáles son las lenguas que se utilizarán como medio de comunicación.

En la Edad Media los europeos, y para ser mas exactos los europeos cultos que vivían en el ámbito de influencia de la Iglesia de Roma, de Irlanda hasta Polonia y del Mediterráneo al Ártico, tenían una lengua común que era el latín. En la época de la ilustración el francés se convirtió en la primera lengua de comunicación internacional.

En el siglo XIX se le unieron el alemán y el inglés. A mediados del siglo XX, y coincidiendo con el final de la gran guerra, el inglés se convirtió decididamente en la primera lengua de comunicación internacional. Consiguientemente, una proporción importante de la población mundial lo adquirió como segunda lengua. Dicha proporción sigue aumentando.

Lo acontecido no ha ocurrido por casualidad. Estados Unidos y el conjunto de países de lengua inglesa constituyen la mayor concentración de poder económico en el mundo. En esos países, y muy especialmente en Estados Unidos, se producen la mayoría de innovaciones científicas y técnicas que hacen posible la globalización. Todo ello tiene consecuencias lingüísticas, ya que todas esas novedades científicas y técnicas, sus aplicaciones y sus efectos tienen que ser nombrados y ello implica la aparición continua de nuevas palabras y de nuevas alianzas de palabras. Ello a su vez está facilitado por el hecho de que el inglés es una lengua muy flexible, que admite con facilidad las innovaciones a lo que puede añadirse que no tiene una Academia que la encorsete de modo que es sólo el uso el que sanciona el uso de las nuevas palabras.

Y como la característica principal de la globalización es que las nuevas iniciativas se extiendan por todo el mundo las palabras que las significan en inglés tienden a ser adoptadas por todas las demás lenguas que se llenan así de anglicismos. Es cierto que en algunas lenguas, especialmente en el caso del francés, se llevan a cabo esfuerzos por contener esta avalancha buscando sustitutos en las posibilidades del propio vocabulario
aunque los resultados son más bien moderados mientras en otras lenguas siquiera se intenta.

El hecho de que el inglés se haya convertido en la primera lengua de comunicación internacional tiene consecuencias para el propio inglés. De las comunicaciones verbales que en cada momento se establecen en inglés buena parte de las mismas se producen entre personas para las que el inglés no es su primera lengua y por tanto que en muchos casos utilizan un inglés simple o deficiente. Es cierto que el uso del inglés por parte de quienes empezaron a hablar en otra lengua puede tener a veces consecuencias positivas y así es sabido que hay una generación de escritores nacidos en la India o en el Caribe para los que el inglés no es su lengua nativa y que están contribuyendo poderosamente a la renovación de la literatura inglesa. Pero en conjunto los hablantes del inglés como segunda lengua utilizan un inglés más pobre y menos correcto que los que lo hablan
desde la primera infancia.

En otros tiempos cuando una lengua hegemónica se extendía mucho en el espacio y entraba en contacto con otras, la lengua principal empezaba a mostrar diferencias dialectales según los lugares y así fue como el latín dio origen a las lenguas neolatinas.

No parece que vaya a ocurrir esto con el inglés. Gracias al progreso técnico las conversaciones en inglés pueden mantenerse entre interlocutores que tienen otras lenguas como primeras lenguas pero que están situados en lugares muy alejados del globo por lo que la diferenciación en el interior de la lengua inglesa ya no se está produciendo por razones geográficas sino por especializaciones temáticas (el inglés de los hombres de negocios y de los financieros, el inglés de los científicos y de los técnicos, el de los informáticos, el del espectáculo y los entretenimientos, el de los deportistas…).

Presión sobre las lenguas menores. Amenazas de desaparición y condiciones de 
supervivencia

A lo largo de los siglos las distintas lenguas habladas por los seres humanos han evolucionado. Unas han desaparecido al mismo tiempo que surgían otras. La introducción de la escritura dio mayor estabilidad a las lenguas que la adoptaron pero no eliminó su temporalidad. En la actualidad la globalización está provocando la desaparición de lenguas menores en un proceso que se acelera con el paso del tiempo y que desde hace un tiempo ha sido denunciado como una pérdida similar a la que representa la desaparición de especies vivas, animales o vegetales. Aunque se trata de lenguas con muy pocos hablantes e intelectualmente muy alejados de nosotros, la realidad es que todas las lenguas del mundo, mayores y menores, tienen una complejidad similar y que cada una de ellas es reflejo de una cultura especifica.

Pero, ¿es posible salvar una lengua en peligro de extinción? En principio es perfectamente posible. Incluso es posible resucitar una lengua.

El córnico es una lengua celta, como el galés o el irlandés, que se hablaba en la región de Cornualles  (Reino Unido) y cuyo último hablante parece que murió en 1777 y solo algunos eruditos guardaban su recuerdo. A mediados del siglo XX algunos nostálgicos de la lengua decidieron iniciar su aprendizaje. Su ejemplo tuvo imitadores y al cabo de un tiempo había un grupo de personas capaces de hablar la lengua entre sí. El paso siguiente se dio con una pareja que había aprendido el córnico y que decidió no solo hablarlo habitualmente entre ellos sino también con los hijos que tuvieran. El ejemplo ha tenido imitadores y hoy existe un cierto número de personas, algo más de 200, que han tenido el córnico como primera lengua aunque hablen también el inglés que sigue siendo la única lengua de la mayoría de la población de Cornualles.


Más espectacular es el caso del hebreo. En tiempos de Jesucristo había dejado de ser la lengua usada por la población judía y había quedado reservada para los usos litúrgicos. A medidos del siglo XIX fue literalmente resucitado y se ha convertido en la lengua oficial del estado de Israel y cuenta hoy con millones de hablantes. Pero se trata de casos excepcionales y que poco tienen que ver con la mayoría de las lenguas que hoy se
encuentran amenazadas.

Se calcula que en el mundo existen alrededor de seis mil lenguas de las cuales más de la mitad tiene menos de 10.000 hablantes y de las cuales la mayoría se encuentra en la cuenca del Amazonas, en las estepas rusas, en Nueva Guinea y en ciertas regiones africanas. Se trata, en la mayoría de los casos, de lenguas habladas por poblaciones que han vivido en pleno aislamiento, es el caso por ejemplo de tribus indígenas que han vivido en la selva amazónica, aislamiento roto ahora por la creciente deforestación que convierte los árboles en pasta de papel e introduce en las tierras deforestadas el cultivo del café. En este nuevo contexto los hablantes de la lengua indígena se ven obligados a aprender, aunque sólo sean los rudimentos de las lenguas de sus nuevos vecinos, pues no hay ninguna esperanza de que los recién llegados se interesen por la lengua indígena y en general son los mas jóvenes los que en primer lugar reconocen esta necesidad si quieren subsistir. La sensación de la inutilidad de la antigua lengua para abrirse camino en la nueva situación lleva con facilidad a su devaluación y, más o menos pronto a su abandono.

¿Cómo podría salvarse esta lengua? La primera condición es evidentemente que los propios hablantes lo deseen, que deseen conservar la identidad de su grupo humano y la lengua como signo de identidad. Pero en nuestro mundo actual y desde la aparición de la escritura la perduración de una lengua exige un mínimo de uso escrito, la introducción de la escritura obliga previamente a codificar la lengua, a establecer, aunque sea mínimamente, su gramática y su vocabulario. Es esta codificación lo que a su vez hará posible la enseñanza de la lengua y la producción de documentos escritos que den testimonio de su utilidad. Por supuesto es muy difícil, por no decir imposible, que los hablantes de la lengua amenazada hagan este esfuerzo por si mismos y necesitan no solo la tolerancia sino la ayuda activa desde instancias sociales y políticas de nivel superior, una ayuda que no es nada seguro que se produzca. En lenguas habladas sólo por unos centenares de personas el esfuerzo puede parecer desproporcionado y el éxito no está de ningún modo asegurado. En el caso de lenguas con mayor número de hablantes no es nada seguro que las instancias políticas que podrían comprometerse con su protección consideren justificado un esfuerzo cuyos rendimientos políticos o económicos serían mínimos. Es cierto que existen ejemplos en sentido contrario. Las distintas lenguas esquimales estuvieron durante mucho tiempo abandonadas pero hoy, en cambio, están oficialmente protegidas tanto en Canadá como en Noruega y Finlandia. Pero precisamente la singularidad de estos casos, se trata de unas pocas lenguas que están apoyadas por países poderosos que han cambiado de opinión respecto a ellas y han puesto a su disposición medios considerables, demuestra la dificultad de que esto ocurra con los millares de lenguas que hoy están en peligro.

La informática y las lenguas


UNIVAC, el primer ordenador electrónico, se construyó en 1951 para analizar los datos del censo de población de los EEUU y evolucionó muy rápidamente aumentando su potencia, haciéndose capaz de efectuar otras operaciones administrativas y también de procesar textos con lo que cerró el paso a la difusión de las máquinas de escribir eléctricas e introduciéndose así en gran número de hogares. En 1969 se estableció la primera conexión entre ordenadores a partir de la cual se desarrolló Internet, la red de redes, un sistema que permite almacenar, consultar e intercambiar información prácticamente sin límites y que así se ha convertido en uno de los elementos principales de lo que he llamado el proceso de globalización.


Por supuesto que el ordenador, y los sistemas que se apoyan en él, y en primer lugar Internet, tienen consecuencias lingüísticas de las que voy a comentar algunas. El ordenador tiene unos programas básicos que regulan su actividad y que están constituidos por signos, lo que se llama el "lenguaje de la máquina", de los que algunos son palabras y por supuesto palabras inglesas. Con los programas dirigidos a controlar las distintas actividades de la máquina al servicio de las necesidades del cliente ocurre lo mismo. Pero además, el ordenador necesita dialogar con el usuario, darle instrucciones o proponerle que elija entre varias posibilidades, lo que se llama el dialogo "máquina-usuario". En una primera época los ordenadores sólo utilizaban el inglés pero a medida que aumentaba su demanda en países de lengua no inglesa hubo
que producir programas en otras lenguas. Así, por poner un ejemplo, el programa básico de Windows esta disponible en unas cuarenta lenguas, mientras algunos programas específicos del mismo productor sólo lo están en algunas y alguno muy especifico o de muy reciente creación sólo está en inglés. En el caso del software libre, como el Linux, la producción en las distintas lenguas no depende de razones comerciales sino de la existencia de personas voluntarias dispuestas a ampliar las posibilidades del sistema. Pero el resultado es el mismo, una amplia diferenciación de la oferta según las lenguas. Para poner algún ejemplo concreto se pueden tener en cuenta los programas de corrección ortográfica que recorren un texto para detectar errores y ofrecer soluciones alternativas. Windows ofrece actualmente programas de corrección automática en unas
sesenta lenguas.


Pero hay otro aspecto de la relación entre informática y lenguas que tiene especial relevancia. El inglés, la primera lengua usada en este campo, utiliza el alfabeto llamado latino que es común a la mayoría de las lenguas europeas; el griego, en cambio, utiliza el alfabeto griego; el ruso y otras lenguas eslavas el cirílico. Parecería, por tanto, evidente que la mayoría de los hablantes de Europa desde el principio habrían podido
utilizar máquinas con el mismo alfabeto y con los mismos programas en el orden lingüístico pero no es así, las diferentes lenguas que utilizan el alfabeto latino no utilizan exactamente los mismos signos. El español tiene signos propios como son la "ñ", el signo de interrogación y de admiración al comienzo o los acentos agudos. Otras lenguas tienen signos peculiares, la "ç", los acentos graves y circunflejos, la diéresis y otros todavía que no figuran en el teclado que manejo para redactar estas notas.


La primera codificación que se utilizó comprendía 128 signos (letras, números y otros signos gráficos) pero estaba pensada exclusivamente para el inglés. Posteriormente se duplicó a 256 y entonces ya figuraban la mayoría de signos utilizados por el español. En los años 90, y ante la creciente incorporación de lenguas orientales con sistemas de representación distintos, la Organización Internacional para la Estandarización (ISO) elaboró un nuevo código: Unicode, en el que se mantienen los primeros 128 signos de la primera codificación y los 128 siguientes se multiplican por 16 tablas distintas lo que permite representar prácticamente todas las lenguas con presencia en Internet. Otra cosa es que los sistemas de distribución de información de Internet o del correo electrónico o la máquina que manejamos estén preparados para utilizarlos.

En relación con la evolución que acabo de resumir vale la pena citar un hecho significativo. Los primeros desarrollos de la informática a nivel internacional hicieron caer en la cuenta que nuestros sistemas alfabéticos de escritura, nuestras ortografías, poseen bastantes elementos de irracionalidad y pareció que este desarrollo iba a dar nueva fuerza a las propuestas de racionalización de la ortografía de las lenguas europeas. Y no digamos del absurdo que representa que pueblos como el japonés y el chino, que están en primera línea del desarrollo mundial, se empeñen en mantener complicadísimos sistemas de escritura ideográficos en vez de adoptar un sistema alfabético. Y efectivamente en todos estos casos se iniciaron esfuerzos racionalizadores pero pronto surgieron en todas partes reacciones nacionalistas que consideran que las singularidades del sistema de escritura forman parte de la identidad nacional.


Repercusiones sobre la escritura y sobre la cultura


La aparición de la escritura representó un cambio importante en la existencia de las lenguas, la lengua oral sólo llega donde llega la potencia de la voz del orador y sólo se mantiene mientras éste la emite. El texto escrito, en cambio, puede llegar hasta los confines de la tierra y mantenerse indefinidamente mientras resista su soporte. Pero, además, para que el texto escrito en una lengua sea comprendido por todos sus posibles lectores es necesario haber codificado previamente la gramática de la lengua utilizada y haber establecido el inventario de todas las palabras que forman parte de ella. A lo que puede todavía añadirse que la escritura normalmente requiere una cierta premeditación previa mientras la oralidad es mucho más espontánea. A partir de aquí la lengua escrita se convierte en la forma correcta de la lengua a diferencia de la expresión oral que es
mucho más tolerante con las diferencias individuales o grupales. Desde la introducción de la escritura los productos literarios y científicos se han creado en forma escrita y, a partir de la imprenta recogidos en libros, se han convertido en los instrumentos por excelencia de la continuidad y del progreso de nuestra cultura occidental.

Las técnicas modernas que han conducido a la globalización están alterando profundamente este panorama. Desde la invención del teléfono y del disco la voz humana puede trasladarse a cualquier distancia y mantenerse indefinidamente en el tiempo y con ello el prestigio de la letra escrita disminuye. Muchos de nuestros contemporáneos reciben mas información oral, a través de la radio y de la TV, que escrita, a través de periódicos y libros. Como consecuencia de ello el prestigio de la lengua escrita disminuye y con ello la impresión de que la expresión escrita tiene un rango superior que debe tomarse como modelo.

Un ejemplo, significativo entre otros muchos, puede ser el de las palabras y expresiones vulgares u obscenas que antes eran toleradas en mayor o menor medida en el lenguaje oral pero proscritas en el lenguaje escrito, y más en general en el lenguaje culto, hasta el punto de que no figuraban en los catálogos de la lengua que son los diccionarios, empezando por el propio Diccionario de la Academia, y que hoy han pasado de la oralidad a la escritura, a los periódicos y a los libros.

A lo que acabo de decir se puede objetar que, a pesar de esta ampliación de los ámbitos del lenguaje oral, la informática ha abierto nuevas posibilidades a la escritura, lo cual es rigurosamente cierto. El ordenador en primer lugar y luego la introducción y la generalización de la red Internet, han permitido multiplicar tanto la posibilidad de producir y de intercambiar información en forma escrita como la posibilidad de tener acceso a múltiples fuentes de información, también en lengua escrita. Pero es cierto que el intercambio de información a través de los medios informáticos utiliza un lenguaje menos cuidado que cuando se hacía usando como soporte el papel escrito y basta un ejemplo para mostrarlo: la comparación entre los mensajes electrónicos y las cartas.

Para muchas personas, y a lo largo de generaciones, escribir cartas ha sido una actividad casi cotidiana y a la que se prestaba considerable atención. El estilo epistolar tenía sus propias normas y exigía un cierto planeamiento y un considerable cuidado en su redacción. A su vez el receptor las leía y releía con cuidado y a menudo las guardaba. Y en la vida de una pareja la correspondencia amorosa constituía un elemento importante de la relación y la rotura implicaba la devolución de las cartas recibidas. Los mensajes electrónicos son mucho más espontáneos, menos cuidados en su redacción, más cercanos por tanto al lenguaje oral y, por supuesto, más breves. A menudo reciben una respuesta casi inmediata lo que los acerca más al intercambio telefónico que a la carta.

Para muchas personas el mensaje electrónico es mas laxo en su corrección ortográfica que la carta, lo que puede relacionarse con esta espontaneidad e informalidad del mensaje y también con la despreocupación surgida de la existencia de correctores ortográficos a los que confiar esta tarea. La laxitud ortográfica alcanza su máximo en el caso de los mensajes escritos y enviados por teléfonos móviles. No sólo se simplifica la ortografía sino que se introducen abreviaciones y símbolos que acaban por constituir un código propio, aunque es un código flexible que cada usuario modifica a su manera. En realidad todas estas formas de abreviación del número de signos del mensaje tienen una razón económica evidente, pero ello no deja de implicar una actitud mas libre de las nuevas generaciones ante las normas no solo ortográficas sino sintácticas.

Pero la introducción y el rapidísimo desarrollo de Internet ha tenido otra consecuencia sobre el lenguaje escrito mucho mas importante que la espontaneidad o el descuido al que acabo de referirme, y es el desplazamiento del libro como fuente de información.

En la actualidad existe una fuerte controversia en torno a la posibilidad de reproducir en Internet textos publicados por medios tradicionales así como predicciones divergentes sobre si en el futuro la edición en Internet sustituirá o no a la edición en papel, pero a lo que ahora quiero referirme es a algo que en mi opinión es mucho mas significativo.

Desde la invención de la imprenta nuestra cultura se ha basado en la existencia de unos libros depositarios del conocimiento alcanzado en los que se basaba la enseñanza y en los que los individuos podían tanto ampliar su cultura general como profundizar en los temas de su especialidad o de sus aficiones. Internet, a través de cualquier buscador o por medios más sofisticados, hace innecesario acudir a los libros. Que ello tiene ventajas de cara a la especialización es evidente, pero es igualmente evidente que con ello se hace inútil la base común de cultura general en que se ha basado nuestra tradición cultural.

Las lenguas en el contexto español: catalán/valenciano, gallego y euskera

Aunque la lengua mas favorecida por el proceso de globalización sea, como hemos visto, el inglés, convertido en la lengua de comunicación por excelencia, el español también resulta en alguna medida beneficiado por el proceso pues en muchos países ve aumentar el número de los que lo aprenden como segunda lengua. En cuanto a las lenguas específicas de determinadas comunidades autónomas (catalán/valenciano, gallego y euskera) la situación puede, a mi juicio, resumirse así.

Frente a las numerosas lenguas cuyo futuro parece amenazado por el proceso de globalización, la supervivencia de éstas está claramente asegurada. Se trata en cada caso de un número de hablantes relativamente grande, que en una elevada proporción se solidarizan con el fututo de sus lenguas y la trasmiten a sus hijos y que disponen de estructuras políticas que les permiten asegurar su enseñanza y su uso público. Más todavía, lo que en nuestros días constituye un índice importante de la vitalidad de una lengua, todas ellas disponen de programas y de aplicaciones informáticas de muy diversos tipos y todas ellas tienen una presencia apreciable en Internet. Pero una vez afirmada su supervivencia hay que notar también que el proceso de globalización las somete a una doble presión, por un lado, la necesidad de conocer no sólo el español sino también el inglés como lengua de comunicación internacional y, por otra parte, la llegada a los distintos territorios de una inmigración abundante y que habla otras lenguas. Ambos hechos plantearán retos importantes a los respectivos sistemas educativos.


10.11.11

Wen Fu, sobre el arte de las letras/Lu Chi



1. El primer movimiento


El poeta se detiene en el núcleo
              de un universo,
                       contempla el enigma,

para arrancar el sustento
           de las obras maestras del pasado.

Al estudiar el paso de las estaciones,
           suspiramos,


vemos las relaciones íntimas entre las cosas,
             aprendemos las innumerables
                   formas del mundo.

Lamentamos la caída de las hojas
           a manos del otoño,

honramos cada tierno
            brote de primavera.

La escarcha del otoño
             hace vibrar al corazón, las nubes
                             del verano, impulsan el vuelo del espíritu.

Aprende a recitar a los clásicos,
               canta en la clara virtud
                            de los maestros del pasado.

Explora los tesoros de los clásicos
              donde nacieron la forma y la sustancia.

Emocionado, me tiro junto a los libros
              y tomo el pincel
                            para escribir este poema.

II. Comienzo


Con los ojos cerrados, se escucha
             la música interior, extraviados
                           en el pensamiento y la reflexión:

nuestro espíritu galopa
             hacia las ocho esquinas del universo,
                           la mente vuela muy lejos

sólo entonces, la voz interior
            será clara, cuando
                          se saborea su dulzura.

Es como ir a la deriva
            en un lago paradisíaco o sumergirse
                          en las profundidades del mar.

Sacamos palabras vivas
            igual que peces ensartados en el anzuelo
                          arrancados del fondo.

Las palabras luminosas son cazadas
            como el pájaro con un tiro de arco
                          entre las nubes que pasan.

Se reúnen palabras e imágenes
            entre aquellas olvidadas
                          por generaciones anteriores.

nadie ha tocado
         nuestras melodías
                          en mil años.

Los retoños de la mañana florecen, luego
        los botones nocturnos se marchitan.

El pasado y el presente se entremezclan,
        ¡la eternidad
                       en el parpadeo de un ojo!


XI. Cinco criterios


Cuando el ritmo es flojo,
        y no tiene tradición,
                       el poema se tambalea.

El poeta busca en el silencio
         a algún amigo,
                        pero no lo encuentra.

El poeta llama y llama
         en el vacío,
                        nadie responde.

El cielo está fuera de alcance,
          vasto y vacío.

Una nota débil
          punteada en el laúd
                        no hace música bella.


XIV. El terror


Me procupa que el tintero
        se seque,

que las palabras justas
        no sean halladas.

Quisiera responder a cada
        momento de inspiración.

Trabajar con lo dado,
        aquello que pasa
                        no puede ser detenido.

Las cosas se mueven entre las sombras
        y se desvanecen,
                        la memoria vuelve en un eco.

Cuando llega la primavera, sabemos
        porque la naturaleza tiene razones.

Los pensamientos suben del corazón
       en brisas, y lenguaje
                        encuentra quien lo enuncie.

Los brotes de ayer esta mañana
       son retoños que pintamos
                        con un pincel sobre seda.

Cada ojo reconoce un patrón,
cada oído escucha música distante.


Conclusión


Considera el uso de las letras.
Todo principio lo demanda.

Aunque ellas recorran grandes distancias,
nada en el mundo puede detenerlas.

Recorrerán milenios.

Míralas desde un punto de vista,
aclararán leyes en el futuro.

Míralas desde otro,
proveerán modelos de los antiguos maestros.

El arte de las letras ha salvado gobiernos
de la ruina y promovido valores morales.

Mediante las letras, no hay un camino
que dificulte el viaje,

no hay idea confusa
que no pueda ordenarse.

Baja como la lluvia de las nubes
y renueva el espíritu de la vida.

Inscrito en bronce y mármol,
honra toda virtud.

Se escucha en la flauta y en las cuerdas
y cada instante se renueva.



Gary Snyder
Mangos de hacha


Una tarde la última semana de abril
enseñando a Kai cómo manejar un hacha,
medio giro y se clava en el tocón.
Recuerda la cabeza de un hacha
sin mango en el taller,
y va por ella, la quiere para él
Un mango de hacha roto detrás de la puerta
es lo suficientemente largo para su hacha,
lo cortamos a la medida y lo llevamos
con la cabeza del hacha.
y el hacha de trabajo, al bloque de madera.
Ahí comienzo a dar forma al viejo mango
con el hacha, y la frase
que aprendí primero de Ezra Pound:
¡Suena en mi cabeza!
"Al hacer un mango de hacha
el modelo no está lejos"
y le digo a Kai:
"Mira, vamos a hacer el mango
comparando el mango
del hacha que cortamos".
Y se da cuenta. Y lo oigo otra vez:
Está en el Wen Fu de Lu Chi, siglo cuarto
d.C. "Sobre el arte de las letras", en el
prefacio: "Al hacer
el mango de un hacha
con un hacha,
el modelo está a la mano".
Mi maestro Shih-hsiang Chen
lo tradujo y lo enseñó hace años
y descubro: Pound era un hacha,
Chen era un hacha, yo soy un hacha
y mi hijo un mango, listo
para dar forma de nuevo, modelo
y herramienta, pieza de cultura,
y así seguimos.

Mangos de hacha, 2010: Ciudad de México.

15.8.11

El hacedor/ Jorge Luis Borges

Poema de los dones




Nadie rebaje a lágrima o reproche
Esta declaración de la maestría
De Dios, que con magnífica ironía
Me dio a la vez los libros y la noche.
De esta ciudad de libros hizo dueños
A unos ojos sin luz, que sólo pueden
Leer en las bibliotecas de los sueños
Los insensatos párrafos que ceden
Las albas a su afán. En vano el día
Les prodiga sus libros infinitos,
Arduos como los arduos manuscritos
Que perecieron en Alejandría.
De hambre y de sed (narra una historia griega)
Muere un rey entre fuentes y jardines;
Yo fatigo sin rumbo los confines
De esa alta y honda biblioteca ciega.
Enciclopedias, atlas, el Oriente
Y el Occidente, siglos, dinastías,
Símbolos, cosmos y cosmogonías
Brindan los muros, pero inútilmente.
Lento en mi sombra, la penumbra hueca
Exploro en el báculo indeciso,
Yo, que me figuraba el Paraíso
Bajo la especie de una biblioteca.
Algo que ciertamente no se nombra
Con la palabra azar, rige estas cosas;
Otro ya recibió en otras borrosas
Tardes los muchos libros y la sombra.
Al errar por las lentas galerías
Suelo sentir con vago horror sagrado
Que soy el otro, el muerto, que habrá dado
Los mismos pasos en los mismos días.
¿Cuál de los dos escribe este poema
De un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si el indiviso y uno el anatema?
Groussac o Borges, miro este querido
Mundo que se deforma y que se apaga
En una pálida ceniza vaga
Que se parece al sueño y al olvido.




2.7.11

Edmond Jabés

La escritura es violencia en sus esfuerzos por transigir con el vacío. Ahí radica su desesperación.


25.4.11

10 conseils pour écrire un roman

Conseil n°1 : Éprouvez votre motivation.
Un concours de romans ne s’aborde pas comme un concours de nouvelles. Il ne s’agit pas ici de rendre un texte de quelques pages mais bien de produire à terme un ouvrage complet d’une centaine de pages au minimum. Pour le concours Flammarion par exemple, la limite est en soi affreuse et complètement déplacée par rapport à l’objet : un synopsis de 5000 signes maximum, ainsi qu’un démarrage de 7500 signes maximum. 7500 signes, ce n’est rien ou pas grand-chose, le premier chapitre, 8 à 10 pages en interligne double, autant dire une tête d’épingle dans un projet romanesque. Avant de vous engager, et parce qu’on a rappelé les statistiques en ce domaine (beaucoup de velléitaires, de vantards et peu de personnes qui vont au bout), reposez-vous la question : est-ce que j’ai envie d’écrire ou juste de prétendre que je suis écrivain ?
Rappelons les fondamentaux du métier : s’enfermer dans une pièce vide et composer des histoires pendant des jours et des jours. Est-ce que je ne préfère pas sortir en boîte, me faire des amis sur facebook ou partir en vacances avec ma famille ? Avant de vous y mettre, soyez clair avec vous-même, cela vous évitera… de vous décevoir. Il y a deux choses horribles lorsqu’on se met à écrire : la première est de ne pas y arriver du tout, la seconde de ne pas y arriver tout à fait.

Conseil n°2 : Restez modeste.
Pour aborder un concours de ce genre et plus généralement le travail romanesque, la modestie s’impose. Difficile de se poser en révolutionnaire sur le premier jet, gardez cela pour le deuxième ou le troisième roman. Imposez-vous une relecture technique et mécanique des romans que vous préférez, décortiquez-les et vous verrez que bien souvent ils reposent sur une ambition simple et mesurée, s’inscrivent dans une lignée existante et une filiation relativement commune pour l’époque. Même les grands révolutionnaires, du fond et de la forme, y sont allés piano. Les grandes avancées (Joyce, ProustK. Dick,…) sont des avancées de moineau par rapport au cours de l’histoire romanesque. Ne vous prenez pas les pieds dans le tapis.
Pour un concours, pensez que les jurés se considèrent, par nature, comme plus doués et supérieurs à la majorité des talents qu’ils vont croiser : ne soyez pas prétentieux, jouez la carte de la simplicité.

Conseil n°3 : Instaurez une routine (hygiène) de travail.
On revient aux conséquences du conseil n°1. Il ne suffit pas de vouloir écrire un roman : il faut l’écrire. Pour cela, une seule solution : se plonger dans la routine de l’écrivain. Rejetez l’imagerie rimbaldienne : ni drogue, ni alcool, ni dérèglement des sens, pas de flânerie et de virées au bistrot. Un ordinateur, un crayon, une feuille, un Paperblanks, ce que vous voulez. On ne parle pas ici de rendre une copie de français ou une composition qu’on préparerait la veille de sa restitution. Il s’agit d’un roman, de centaines d’heures de travail. Pour réussir, il faut que vous vous astreignez à écrire et donc à consacrer un temps régulier et préservé pour ce travail. Vous aimez écrire ? Oubliez ça : au fil des pages, des versions, des réécritures, cela deviendra quelque chose que vous essayerez d’éviter à tout prix. Vous aurez toujours quelque chose de mieux à faire. Conseil d’ami : une plage de travail régulière, sanctuarisée.
Si vous n’avez rien à écrire, si vous n’avez pas envie, enfermez vous et regardez votre page blanche jusqu’à ce qu’elle vous fasse mal aux yeux. C’est ainsi qu’on apprend et qu’on éprouve sa vocation. Que les choses soient dites : vous ne serez pas écrivain après le premier chapitre, après le deuxième. Vous ne serez pas écrivain après le plan, le script ou le synopsis. Vous ne le serez que lorsque vous aurez TOUT terminé une fois et que vous serez prêt à recommencer.

Conseil n°4 : Ne versez jamais dans l'ennui.
Que ce soit pour un concours ou pour une publication traditionnelle, posez-vous la question : est-ce que ce que je raconte est intéressant ou chiant comme la mort ? Si vous vous relisez immédiatement ou quelques jours plus tard et que vous-même éprouvez de l’ennui à vous lire, avez envie de sauter certains passages (le signe suprême), c’est que quelque chose cloche. Pensez aux fondamentaux du travail en feuilleton (on n’a jamais fait beaucoup mieux) : un événement par chapitre au minimum, un élément qui fait avancer le schmilblick, un facteur d’évolution des personnages, une surprise. Si vous vous ennuyez vous-même à écrire et à raconter, changez de loisir.

Conseil n°5 : Fichez vos personnages.
La règle d’or de la composition romanesque vaut pour tous les genres : il faut soigner ses personnages. Pour l’exercice proposé par WeLoveWords/Flammarion par exemple, il va vous falloir au moins 2 personnages centraux et amoureux (homme-femme, femme-femme, homme-homme, évitez la zoophilie et la pédophilie, encore qu’un extra-terrestre peut être utilisé à bon droit). Il vous faudra aussi un élément perturbateur (un méchant ou un événement exogène type maladie, origine sociale, événement politique,…).
Pour chacun de ces caractères, vous pouvez dresser une petite fiche avec le nom, prénom, les origines sociales, le caractère, profession, goûts, dégoûts, description physique,…. Inscrivez tout cela le plus clairement possible, sur le papier ou dans votre tête, et passez au crible de ce profil psychologique toutes les situations que vous proposerez ensuite à ces personnages. S’agissant du thème de la comédie romantique, vous pourrez jouer sur les motifs du genre, plutôt cinématographiques : revoyez les films de Capra ou de Blake Edwards pour l’inspiration.
A priori le meilleur schéma consiste à prendre des personnages que tout oppose et qui vont être réunis (ou non) et se découvrir au fur et à mesure du récit. A partir de là, tout est possible : mort, SF ; réincarnation, divorce, adultère, homosexualité, trahison, voyages, vie de couple…. C’est là que démarre le boulot. Mais tout cela ne marchera que si vos personnages principaux ont été préalablement bien définis.

Conseil n°6 : Collez au thème du concours.
Le jury fonctionnant au départ comme une petite démocratie, il est à parier que le travail récompensé se situera dans la juste moyenne de ce qui est acceptable. Si un léger décentrement par rapport au thème est à conseiller (il ne faut SURTOUT pas paraître scolaire ou besogneux), une variation trop subtile ou que vous seriez le seul à comprendre par rapport au thème principal vous éliminerait à coup sûr.
Lisez attentivement les instructions du concours. Pour celui de Flammarion en l’occurrence : « Gardez le happy end, explique-t-on, scénarisez, mais soyez réaliste, trash, signifiant, moderne. » Qu’est-ce que cela veut dire ? Qu’on n’est pas prêts à publier le nouveau Mishima et à céder sur le public cible qui a été pré-étudié (sans doute en souffflerie marketing) pour recevoir ce cadeau de Dieu : votre futur manuscrit. Comédie romantique veut dire ce que ça veut dire : la fin heureuse, les oiseaux qui chantent et les petites fleurs dans les yeux. Pas la peine de s’en affranchir. Il y aura toujours quelqu’un dans le jury qui lèvera le doigt en disant : « Je suis désolé, pour moi, le romantisme ce n’est pas ça. C’est un bon livre mais il n’est pas assez dans le thème. » Pariez ce que vous voulez que cette voix finira TOUJOURS par l’emporter.

Conseil n°7 : Ne recherchez pas l'originalité à tout prix
Ce conseil de bon sens s’articule évidemment avec le précédent. Il y a deux erreurs à ne pas commettre lorsqu’on s’engage dans l’écriture d’un roman, a fortiori pour un concours : la première est de croire qu’il s’agit d’un travail de fantaisiste, d’un produit de l’imagination ; la seconde est de penser qu’il faut à tout prix être original parce ce que c’est ce qui fait la différence. Même lorsque Baudelaire vous invite à plonger vers le « Nouveau », il sait qu’il n’en sera rien et que le « Nouveau » en question a toutes les chances de ne pas s’écrire… après lui.
L’appréciation de l’originalité ne tient pas au jugement que vous en aurez, pas plus qu’elle ne repose a priori sur une tentative de faire original. Ce qui nous amène au conseil n°8.

Conseil n°8 : Écrivez à propos de ce que vous aimez. Mais soyez précis.
Il fut un temps où le conseil du chef était d’écrire sur ce qu’on connaît. La doctrine s’est assouplie avec les années et on peut considérer qu’il est admis aujourd’hui d’écrire sur ce qu’on aime, sur ce qui nous intéresse. Cela signifie en clair que vous êtes autorisé à écrire sur tout (le Japon ou l’Afrique, même si vous n’y avez jamais foutu les pieds) à condition que vous aimiez ça et donc que vous fassiez l’effort nécessaire pour devenir irréprochable sur le sujet. Vous pouvez vous autoriser quelques approximations mais pas au démarrage : soyez précis, documentez-vous, potassez votre sujet, cherchez des plans, des faits (un travail de préparation aujourd’hui extrêmement facilité par Internet). Voyez Houellebecq et sapolémique Wikipedia.
Considérez que la littérature est une sorte d’oral d’examen dont vous avez le choix du sujet. « Mon héros ne doit pas être un ingénieur en physique nucléaire si je n’ai moi-même aucune notion de ce que cela implique. Mon héroïne ne doit pas être une SDF travelo brésilien si je ne sais rien sur les travelos brésiliens, etc, etc. »

Conseil n°9 : Faîtes un plan.
Il est probable que si vous écrivez un livre un jour, votre plan de départ explosera en vol, qu’il sera amendé, retouché, détourné, voire carrément parasité par d’autres fils narratifs, des dérivations,…. Cela ne veut pas dire que vous pouvez vous engager dans l’écriture avec votre seul génie en bandoulière. Le plan que vous aurez noirci avant l’aventure un peu à la va vite et dans l’excitation de votre « création » dionysiaque va très vite devenir votre SEUL ami quand vous vous retrouverez comme un gland dégrisé devant votre table de travail. Accrochez-vous à lui, revenez y comme s’il avait été préparé par un autre, faites lui cracher la vérité du livre et vous serez d’autant plus libre ensuite pour ne pas lui obéir.
Qu’est-ce qu’un plan au juste ? Est-ce un scène à scène, un page à page, un simple draft avec les grandes lignes de l’histoire, un chapitrage grossier où l’on inscrit ce qui va se passer ? Les concours vous invitant à adopter une logique cinématographique, le plus simple est certainement de découper votre futur roman en chapitres décrits à la façon de scènes de théâtre : où sommes-nous, quand, avec qui, qu’est-ce qui se passe... Petite astuce, toujours empruntée aux feuilletonistes, inscrivez noir sur blanc pour chaque scène la « couleur », l’ambiance ou la tonalité que vous voulez donner à la scène : comédie, tragédie, fantastique (évitez les scènes de sexe pour un premier roman, s’il vous plaît, les clichés, les trucs torrides),….

Conseil n°10 : Ne demandez pas l’avis de vos proches.
Je choisis volontairement d’évoquer cette question cruciale à la fin. L’écrivain doit être seul le plus longtemps possible. Considérez une fois dans votre vie que vous êtes le dernier homme, que vous ne connaissez personne et surtout pas quelqu’un capable d’apprécier ce que vous faîtes. Vos amis vous admireront ou vous mépriseront, ils vous aimeront plus ou moins, mais une chose est sûre ILS VOUS MENTIRONT. Votre épouse est faite pour ça, n’est-ce pas ?
Il n’y a rien de plus amateur que d’aller se faire relire (le cuir) dès qu’on a noirci 10 pages. Est-ce qu’il viendrait à l’idée d’un ouvrier du BTP d’aller rameuter du monde après qu’il a posé la première ligne de parpaing ? Un jardinier fait-il admirer son travail avant les semailles ? Si vous voulez être respecté et sérieux, n’allez pas au conseil avant d’avoir bouclé votre projet. Ne vous réfugiez pas derrière les pénibles « ce n’est qu’un premier jet », « il y a encore beaucoup de travail dessus ». Ce n’est pas parce que vous essayez d’écrire qu’il faut, en plus, être pathétique. Vous le serez suffisamment en d’autres occasions. Soit vous êtes assez sûr de vous pour dépasser le conseil n°1 et tout ce qu’il implique, soit vous feriez mieux de rester chez vous à regarder la télé.
L’écriture est du début à la fin un acte solitaire. Vous ne trouverez pas un écrivain compétent qui vous dise autre chose. Si votre but est d’être publié ou de remporter un concours, n’autorisez personne d’autre que vous à poser les yeux sur votre manuscrit avant d’avoir reçu le verdict implacable de l’éditeur ou du jury. Le reste serait une perte de temps et une vaine tentative d’amortir un choc qui viendra s’il doit venir.
A vos plumes, partez….


25.3.11

Entrevista a Natalia Litvinova en Revista Ping-Pong




Revista Ping Pong- Como abandonaste Bielorrusia con apenas diez años, sentimos que tu infancia pertenece a Rusia.  ¿Cómo fue llegar a Buenos Aires?

Natalia Litvinova - Esta pregunta que me haces es la que traté de responder con mi poesía, por suerte nacieron más preguntas que respuestas. Cuando hago traducciones y leo y escribo en ruso algo inexplicable vibra en mi, y sé que no es algo que adquirí o elaboré ahora,  viene del mundo de la infancia.
Al llegar a Buenos Aires comprendí lo que era perder. Empecé a imaginar cómo será la vida de aquellas personas que tal vez no volvería a ver.  No queriendo llegar, así fue llegar a los 10 años.


Revista Ping Pong -¿Qué relación tiene este desplazamiento con tu poesía?

Natalia Litvinova - La relación que tiene este desplazamiento con mi poesía es que lo tuve que nombrar, escribir, contar. Es una paradoja, para alejarme de lo que ya estaba lejos tuve que darle finalmente un lugar fijo, el libro.

Revista Ping Pong- Alguien descubre/que los desaparecidos/usan mi rostro. Ese  poema  se titula Máscara y hace pensar en las traducciones de poetas muertos que recopilas en Preguntale al señor de la noche qué noche es esta.

Natalia Litvinova - Es una interesante observación porque realmente el verso que remarcas tiene que ver con esos poetas muertos tan vivos para mi y con el diálogo que mantengo con ellos al traducirlos y al leerlos. Lo que evoco, lo que leo, necesito, busco, me revela mi rostro, el suyo.
También ese verso describe mi intención de develar mi migración, el estar en el no lugar, y lo hago con el poema porque no podría hacerlo de otra forma.

Revista Ping Pong- ¿Dónde consigues el material para las traducciones? ¿Qué razones te llevan a seleccionar un poema para traducirlo?

Natalia Litvinova - Gracias a que mi madre armó una valija llena de libros en vez de otras cosas, ahora tengo muchas obras en ruso de poetas que no están traducidos al español, también conseguí  libros muy valiosos a través de gente que conocí de la vieja colonia rusa.
Particularmente me interesan los poetas no traducidos al español, me fijo mucho en eso a la hora de seleccionar un poema aunque también tengo a mis preferidos, a los que suelo volver como  S. Esenin,  O. Mandelstam, Brodsky,  y ahora  también V. Jodasevich.
Abrí  el blog de traducciones justamente porque leía todos esos poemas en ruso, maravillosos, y no los podía compartir con nadie. Un día me dije: es un aporte importante, tengo que traducirlos.

Revista Ping Pong- ¿Consideras que hay una buena tradición de traducciones de poesía rusa al español?
Natalia Litvinova - Hay traducciones con las que no estoy de acuerdo pero también hay numerosas traducciones excepcionales para destacar como las de Irina Bogdachevski y de Selma Ancira.
  
Revista Ping Pong-  ¿Has traducido poetas inéditos al español?
Natalia Litvinova - Si, a Vladislav Jodasevish, algunas críticas y pensamientos de Inokenti Annensky y sus poemas, él está traducido al español pero muy poco. Al cubofuturista Nikolay Zabolotsky, sé que también hay algunos poemas de él traducidos, Guennadiy Shpalikov, la enigmática Cherubina de Gabriak, Evgeny Vinokurov, Vadim Shershenevich.

Revista Ping Pong-  De los poemas que ya han sido traducidos. ¿Por qué volverlos a traducir? ¿Crees que las traducciones pueden caducar? ¿En qué se distinguen tus traducciones?

Natalia Litvinova - En mi caso no es por una cuestión de caducidad, cada ser humano posee un idioma único, su versión o traducción de un poema es un nuevo y rico aporte que servirá para comparar, discutir y completar. He leído traducciones muy buenas y traducciones muy malas, aprendí de los aciertos de las versiones buenas y de los errores de las versiones malas. Uno vuelve para dejar su invisible huella en la traducción.

 Revista Ping Pong- En cuanto al abordaje de la traducción, ¿estás adscrita a una escuela o a una tendencia? ¿Puedes explicarnos tu método?

Natalia Litvinova - Cuando mis ojos se posan sobre la foto del poeta, comienza la traducción. Haber leído a los poetas y narradores clásicos rusos me ayuda mucho a traducir serenamente un poema cargado de palabras o expresiones rusas que ya no se suelen usar. Leo varias veces el poema en voz alta, para reconocer su ritmo e intuir si esa música podrá o no ser trasladada al español. También leerlo varias veces ayuda a que la traducción no resulte tosca, me refiero a que no resulte mecánica, de versos que no vieron la cara del verso que le seguía. Hago la traducción cuando reconozco el vientre, el ombligo del poema, el lugar por donde pasa lo que lo nutre.

Revista Ping Pong-  Notamos que en Preguntale al señor de la noche qué noche es esta hay mucha traducción de poesía Acmeísta. ¿Es por cierta particularidad o consideras que ellos siguen diciéndonos cosas importantes en esta época?

Natalia Litvinova - Al principio el blog era un sutil homenaje a los acmeístas, estaré eternamente enamorada de ellos por la fuerza abrasadora de sus obras. Personalmente me cautiva su legado, la soledad y la fuerza de A. Ajmátova, el compromiso, la metáfora esencial y simple y las marcas del tiempo en O. Mandelstam.

Revista Ping Pong- ¿Cómo ves tu obra de poeta con relación a tu obra de traductora? ¿La creación inspira a la traducción o la creación a la traducción?

Natalia Litvinova - No durante el proceso de escritura de mi libro, sino durante el proceso de corrección me di cuenta de la influencia de los poetas rusos y de las traducciones en mi obra. Es muy interesante poder contar con eso a la hora de escribir,  para usarlo como un recurso y también para saber cuándo alejarme para que aflore con más fuerza mi propia voz.

Revista Ping Pong- Junot Diaz en una entrevista dijo, haciendo referencia a El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, que  para él el ingles era Doctor Jekyll y que el español era Mr. Hyde. ¿Para ti cómo es esa relación con el ruso y el español?   

Natalia Litvinova - Es una agitada relación la de Junot. En mi caso creo que es amena.  La podría describir con la foto del encuentro entre Chejov y Tolstoi, donde Chejov está de traje sentado junto a Tolstoi vestido de una manera semi-campesina, gran sombrero blanco y unas altas botas de cuero. El ruso, o el español, podría ser cualquiera de estos dos personajes, porque ninguno se sentó junto al otro para intimidar ni para transformar, sino para mirarse a los ojos, corroborar su existencia, intercambiar puntos de vista.

Revista Ping Pong- Como Brodsky o Nabokov, ¿traducirías tus textos a otro idioma?

Natalia Litvinova - Jugué a traducir mis poemas rusos al español, y mis poemas en español al ruso. Disfruté del resultado pero no del proceso. Prefiero que lo haga otro y que yo pueda sorprenderme al detectar su huella.

Revista Ping Pong- En el poema Aullar como quién escribes: Volver en ruso no es lo mismo que en castellano / y volver en los dos idiomas – doblemente imposible. Puedes referirte a esa relación que mantienes con esas lenguas tan distintas cuando te sientas a escribir.  

Natalia Litvinova - En ese poema digo que volver sería caer en la guarida de lobos. En definitiva, un peligro. Ninguno de los dos idiomas me hará volver. Ambos, afortunadamente, me hacen viajar. La sensación de no pertenecer es mi pasaje hacia el español y hacia mi lengua materna. Puedo recorrer mis poemas escritos en ambos idiomas como quien asombrado va al lugar soñado y descubre detalles y sombras.

Revista Ping Pong- ¿Podrías hablarnos de tu libro Esteparia publicado el año pasado?
Natalia Litvinova - Los poemas de Esteparia, como bien lo describió Javier Galarza en el prólogo, indagan sobre el exilio, la morada, el idioma de mi lengua. Es el juego de acercarme a mi infancia y de alejarme. También hay poemas de amor, un amor agrietado. Hay un poema escrito en ruso sin traducir, está desnudo, fue mi forma de decirle al lector: así como ustedes caen en mi poema en ruso, yo caí en el idioma español.

Revista Ping Pong- ¿Qué diferencias estableces entre lo que publicas en el blog y lo que publicas en un libro?

Natalia Litvinova - En mi blog publico el esqueleto del poema, o el poema ya avanzado. En el libro ese poema está bien nutrido, trabajado, dialogado. El blog es una especie de borrador divertido donde no se ven los manchones ni las tachaduras, es a donde vuelvo para corroborar que el trabajo minucioso y la corrección han dado sus frutos.

Revista Ping Pong- De la poesía argentina y latinoamericana, ¿quiénes son tus referentes inmediatos?

Natalia Litvinova - Puedo responderte a quiénes estoy leyendo y me inspiran, quizás nombre a alguno no latinoamericano: Edgar Bayley, Roberto Juarroz,  Eugenio Montale, César Vallejo, Miguel Ángel Bustos.



Natalia Litvinova (Gómel, Bielorrusia, 1986) Reside en Buenos Aires, Argentina.  Traduce a los poetas rusos. En el 2010 publicó un libro de poemas, Esteparia (Ediciones del Dock),  tradujo la antología de la poeta Shajriza Bogatyreva, Rumbo a Karachay, (Editora Casa Refugio Citlaltépetl A.C. y Bonobos Editores 2011) y está preparando su segundo libro de poemas. Lleva el blog:  www.ciclopaenlabocadeunmudo.blogspot.com  y un blog donde publica sus traducciones: www.animalesenbruto.blogspot.com