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14.9.14

Entre las ruinas de mi inteligencia, por Juan Forn

Jaime Gil de Biedma

La Compañía General de Tabacos de las Filipinas fue la última gran empresa colonial hispánica y la primera multinacional española. Su secretario, entre 1950 y 1990, fue un homosexual alcohólico, sifilítico y fugazmente comunista que, además, fue el mejor poeta de su época. Se llamaba Jaime Gil de Biedma. Sólo escribió 87 poemas en toda su vida y en breve voy a contarles cómo los escribió. Pero no fue por esos poemas que nunca lo echaron de la Compañía, sino porque cada mañana de esos cuarenta años se presentó en la oficina a trabajar impecable como un señorito inglés, aunque viniera de encanallarse toda la noche por los bajos fondos de Manila, Barcelona, Hong Kong, Nueva York o Moscú.
Cuando Jaime Gil de Biedma nació le pusieron el nombre del hermanito mayor, que acababa de morir. Cuando le confesó a su profesor preferido en la secundaria que estaba enamorado de un muchacho de su curso, el profesor le recomendó escribir versos para purgarse (“Empieza por los sonetos, que son los más jodidos”). Cuando intentó ingresar en una célula comunista clandestina de Barcelona, fundamentó así su ideología: “Nuestra obligación contra el régimen y contra esta España opresiva y gris es la felicidad”. Logró sortear el suicidio, a los treinta años, escribiendo un poema titulado “Después de la muerte de Jaime Gil de Biedma”, donde habla póstumamente de sí mismo (“De los dos eras tú quien mejor escribía. / Aunque acaso fui yo quien te enseñó / a vengarte de mis sueños / por cobardía, corrompiéndolos”) y después dejó de escribir, aunque vivió otros treinta años, fiel hasta el final a su personaje: lo único que le importaba, cuando estaba agonizando de sida en 1990, era no morirse antes que su madre, para que ella no se enterara por los diarios de que su hijo era homosexual. La anciana dama de noventa años era la única que no lo sabía en toda Barcelona.
Era, también, la única que no se sabía de memoria alguno de sus poemas, porque ése fue el raro privilegio que tuvo Gil de Biedma, cuando ya no escribía más: ver cómo sus versos se colaban en el habla cotidiana de su tiempo. El lo tomaba como una consecuencia natural, decía que todo lo que suena bien se fija en algún lugar de nuestra memoria, que la poesía es esencialmente oído, aunque parezca asunto de emoción o inteligencia. “El poema es un organismo acústico. Hay que leerlo de corrido, no deteniéndose línea por línea. Y, en lo posible, en voz alta. Hasta que se inventó la imprenta, la sensibilidad literaria era auditiva: uno entendía mejor si leía en voz alta que si leía en silencio. Y en poesía sigue siendo así. Cuando lees un poema, lo que importa no es entenderlo; lo que importa es que te guste. Si te gusta, ya entenderás cada cosa que haya que comprender en él. En un buen poema no se puede distinguir entre emoción e inteligencia”.
Su manera de escribir era fiel a esta convicción: componía sus versos mentalmente; cuando creía haber redondeado una estrofa se sentaba a escribirla de un tirón; después tiraba el papel y durante días iba recomponiendo la estrofa en su cabeza, “contando con que el olvido me ayude a eliminar lo que sobra”, hasta que se sentaba a escribir lo que conservaba su memoria. Y así estrofa por estrofa, todas las veces que fuesen necesarias. Ese proceso mental de pulido del poema tenía lugar mientras él se dedicaba a “las tareas mundanas normales” como afeitarse, manejar el auto, trabajar, pasar por el supermercado a reponer la provisión de vodka o ir y venir en avión a las Filipinas (cuarenta y siete horas, en los buenos tiempos: Barcelona-Roma-Tel Aviv-Teherán-Calcuta-Karachi-Saigón-Bangkok-Manila). Gil de Biedma sostuvo siempre que la poesía es una actividad eminentemente gratuita (“Nadie te lo paga, nadie te lo pide, nadie te lo cobra. Tu única obligación es evitar que el lector te haga la terrible pregunta: ¿Para qué coño has escrito esto?”), que el poeta no tiene más sensibilidad que el resto de los mortales, sólo aprende a tenerla disponible, y que escribir y leer un poema son dos actividades que nada tienen que ver una con otra (“Poesía es lo que el lector experimenta leyendo el poema, no lo que le ocurre al poeta mientras escribe. Todo lo que hay en la lectura de un poema no existe al escribirlo”).
Todas estas cosas las dijo en conversaciones, cuando ya no escribía y no sabía en dónde acomodar su mente brillante, y por suerte alguien tuvo la idea de reunir todas esas conversaciones en libro, un libro no muy grueso, que por esas casualidades de la vida tiene la misma cantidad de páginas que su obra poética completa, como si fuera su reflejo, su hermano gemelo. Cuando le preguntan, en ese libro, por qué no escribe más (y se lo preguntaron infinidad de veces en sus últimos veinte años de vida), contesta que la poesía lo había salvado del suicidio, pero no sirvió para salvarlo de la temida mediana edad, de la madurez. “Cuando uno es joven y empieza a escribir poesía, se pone cachondo con las palabras y está convencido de que lo que le está pasando no le pasa a nadie más en el mundo. Lo que sucede en realidad es que de joven te interesa lo que te parece único en ti, lo que te diferencia. En cambio, con el tiempo cada vez te vas interesando más en lo que tienes de genérico, en lo que tienes de común con los demás. Con el tiempo descubres que lo que te ha pasado a ti es lo que le ha pasado a todo el mundo. Y te preguntas: ¿por qué escribir? Si lo normal es leer”.
En ese libro dice que, si hubiera venido al mundo con los mismos defectos pero con menos cualidades, habría funcionado mucho mejor. En ese libro cuenta que el hombre al que más amó lo dejó por una mujer y que la única mujer que pudo amar lo dejó por un hombre. En ese libro dice que le gustaría ser recordado como el último poeta que montó regularmente a caballo y cuenta que cuando, ya cuarentón, le confesó a su padre que era homosexual, éste contestó: “Me haces desgraciado”. ¿Por ser maricón?, preguntó el hijo. “No, porque yo he dicho siempre la verdad y desde ahora estaré obligado a mentir por ti”, contestó el padre, y eso hizo, durante los veinte años siguientes, cada vez que su esposa se preguntaba en voz alta cuándo sentaría cabeza su Jaimito y se casara de una vez.
El niño Jaime logró sobrevivir unos días a la muerte de su madre y así ahorrarle un último disgusto. Aunque yo creo que a la anciana dama le habría gustado ver ese contingente de monjitas filipinas que se presentó espontáneamente al entierro de su hijo. Todo secretario de la Compañía de Tabacos era, a la vez, cónsul honorario de ese país en Barcelona; las monjitas cumplían un mero papel protocolar en el cementerio y se retiraron en silencio luego de que se leyera un poema del difunto que fue la única oración fúnebre de la ceremonia y su perfecto epitafio: “En un viejo país ineficiente, / algo así como España entre dos guerras, / en un pueblo junto al mar, / poseer una casa y poca hacienda / y memoria ninguna. / Y no leer, / no sufrir, no escribir, / no pagar cuentas, / vivir como un noble arruinado / entre las ruinas de mi inteligencia”.

31.5.12



La escritura en la globalización








por Beatriz Paz Jiménez
cacto.org.pj@gmail.com 
Digo que el mar también es un lenguaje. Todo cuerpo es un lenguaje. Que la escritura se aparta del lugar donde, cruelmente, intento decir los vocablos que se apagan. Pero hay un movimiento que habla en el silencio, un tropel de niños enterrando barcas. Sus ojos, demasiado hechizados para comprenderse, han venido a destruir mi única palabra. Esto que escuchas es mi cuerpo, mi animal recién nacido, mi lengua suspendida de una música terrible.

Daniela Camacho



La globalización es un proceso cuyos implicados directos son los Estados-nación con regímenes de organización democrática y principios de liberalismo económico, pero que toca a todos los tipos de organización gubernamental, ya que implica los flujos políticos, monetarios y culturales de la humanidad contemporánea. Los fenómenos globales se sostienen en la interdependencia de las economías locales por vía del sector empresarial cuya presencia es transnacional, unificando los mercados del flujo económico, trastocando los modos de producción y preservación cultural y transformando los escenarios sociopolíticos, a través de la generación de objetos de consumo materiales o puramente ideológicos.Al circuito cultural de la globalización, dentro del marco histórico del capitalismo donde las aspiraciones de estrategia política apuntan hacia la integración de las diferencias sociales, se le conoce como sociedad del conocimiento. Sus características principales son un escenario a la vez unificado y fragmentado –unificado por la estandarización de los contenidos y hábitos culturales, pero fragmentado por las modalidades que aquellos adoptan dentro de cada contexto–, la integración de las tecnologías para la transmisión de datos que modifican tanto el entorno cotidiano como las experiencias espacio temporales de los usuarios, y finalmente, la producción, distribución y manipulación informativas como elementos estructurales de las actividades culturales y económicas globales.
La escritura es un cohesionador social dado que, como sistema de símbolos estructurados lingüísticamente, transmite mensajes del habla humana y, en esa medida, crea una representación de lo que somos. La escritura ha sido vigía de la memoria colectiva desde las primeras tablillas de arcilla hasta la compleja estructuración actual de los sistemas comunicacionales. Es un instrumento codificador de nuestra facultad imaginativa en tanto seres simbólicos anhelantes de sentido. Si bien la escritura es una práctica que no supera los 3 000 años de registro fáctico, frente a los 25 000 del homo sapiens −el primer homínido en combinar el raciocinio, la percepción, la emoción, la memoria, la imaginación y la voluntad para el desarrollo de las primera comunidades transmisoras de cultura–, desde la imprenta de Gutenberg (1440) hasta el desarrollo de UNIVAC (1959), el primer computador, y ARPANET (1969), el precursor de Internet, se ha ido extendiendo como una práctica popular, primero entre las clases dominantes y posteriormente entre la burguesía, hasta pasar al menosprecio de los públicos meramente audiovisuales que sin embargo subsisten informáticamente gracias a ella, y ha sido el medio de origen para el resto de los soportes culturales que registran y comunican información. Esto más el avance tecnológico, las políticas de los gobiernos democráticos en cuanto al derecho a la educación, la reducción de costos en la producción a gran escala de receptores telemáticos y el descubrimiento de la rentabilidad económica en la industria del entretenimiento, lograron llevarnos en pocas décadas de una generalidad analfabeta hacia una de doble socialización, a la que deviene a su vez una doble alfabetización que ya no implica sólo saber leer y escribir o elaborar operaciones matemáticas básicas, por no mencionar otras habilidades cognitivas, sino también aprender a interactuar eficazmente con una interfaz.

En este contexto la escritura tiene un papel implícitamente privilegiado pero a un nivel más profundo, está limitada frente a la cultura del homo videns. La escritura se ha convertido en un signo tanto de cohesión como de diferenciación entre comunidades, un arte en resistencia y una herramienta poderosa para alcanzar o frenar la equidad social.


A partir de la expansión mediática de los sistemas satelitales, la culturalización por parte de la hegemonía ideológica comenzó a incidir más allá de las fronteras locales de su producción. Actualmente, la comunicación y el entretenimiento son los mercados fuertes de la industria cultural a escala planetaria. Las nuevas generaciones de las sociedades tecnológicas nacen en una realidad doméstica entre pantallas y telefonía celular. Tribus de consumo emergentes como los geeks o los hikikomoris nos muestran que la “vida digital” puede ser más atractiva para algunos que la vida más allá –o más acá− del universo informático. La movilidad tecnológica entre las sociedades y sus hábitos de cotidianidad redefinen la vinculación del hombre con sus semejantes, con su noción de sí mismo y con su apreciación cosmogónica, donde el entorno natural es el principal afectado. Durante siglos, los mitos y el conocimiento técnico se registraron por escrito, el pensamiento filosófico y el florecimiento de la literatura como relato de la sensibilidad dieron horas de sentido a generaciones de lectores que no encontraban en estos registros al autor, sino a un sí mismo siempre cambiante. Ahora cualquier mito central se ha subdividido en un imaginario multinivel, con infinitas categorías contextuales y capas de imagen, su posibilidad de aprehensión se ve definida por el acceso a la información y los códigos compartidos por una inimaginable densidad de usuarios, los índices de lectura poblacionales son más bajos en los países menos industrializados, la popularidad de los espacios específicamente dedicados a la literatura, la diatriba filosófica o la experimentación científica en los medios digitales es contundentemente menor ante la de las redes sociales como Facebook o Youtube y los videojuegos en línea.
La revolución cultural ha implicado que la tecnología sea parte de nuestros procesos de vida cotidianos y que surja una dimensión donde nuestros referentes identitarios como la herencia cultural, el idioma y la sociabilidad se desdibujen paulatinamente, rezagando algunos de sus componentes e incorporando los de otras culturas. Y así como podemos apreciar la expansión de mercados en el ámbito de la industrialización maquilar y energética, tal como en el caso chino, también podemos evidenciar la primacía de los significantes anglosajones sobre la producción cultural. Al respecto, una manifestación por resaltar es la estandarización de los usos idiomáticos en función de los anglicismos y la jerga informática, anglosajona principalmente. El inglés se ha convertido en la primera lengua de comunicación internacional, evidente desde los instructivos de los aparatos eléctricos hasta las especializaciones temáticas −negocios y finanzas, ciencia, técnica, entretenimiento− presentes en la esfera pública del ciberespacio, donde se habilita el diálogo entre ciudadanos conectados. El ciberespacio mundializa la simultaneidad, donde la región cero o el tiempo sin regiones impera, porque cualquier lugar es alcanzable simultáneamente. La disponibilidad de contenidos las 24 horas para los usuarios conectados implica tanto un universo infinito para trazar su ruta cultural, como una delimitación de usuario cada vez más individualizada, dada en función de sus competencias e intereses. La exposición continua a múltiples contenidos, el dominio del multimedia sobre los formatos de la signicidad puramente escrita, el acotamiento de las lenguas locales ante la brecha idiomática, van delegando la práctica de la escritura a las comunidades que apuestan por la recuperación y posicionamiento de los periódicos en línea, weblogswikis o al uso informal en foros y chatting rooms.La lengua, como generadora de identidad entre los grupos humanos, se ve sobreexpuesta a la babel cibernética donde surgen nuevos campos y elementos para la configuración identitaria de los sujetos. Una muestra de ello se ve en cómo la escritura cotidiana pasó de la cultura postal a la de los mensajes electrónicos, cargados de espontaneidad, simbologías emergentes −que buscan representar la expresividad del rostro humano−, abreviaciones arbitrarias y un menor cuidado de la sintaxis, más cercanos a la experiencia breve e informal del lenguaje oral. Así, las comunidades practicantes de chattingtextingposting no sólo llevan sus procesos de enunciación escrita a un lenguaje deslavado, sino que los usuarios incorporan ese margen erróneo a su práctica de habla en el contexto desconectado, limitando así las habilidades expresivas fuera de los sistemas de comunicación telemáticos.
Escribir es simultáneamente un acto de lectura e interpretación. La lectura enriquece con vocabulario y técnicas la perspectiva del que escribe. La interpretación unifica los campos del conocimiento y genera un sentido. Los hábitos del zapping, desarrollados por las generaciones de televidentes ante una carta programática incesante, revelan usuarios expuestos a una cada vez mayor cantidad de información y a una menor voluntad elucidatoria. Los nuevos modos de lectura apuntan hacia el frenesí de los significados. Por ejemplo, el público del siglo XIX consideró mejor la novela por entregas que el mismo texto en forma de libro, el del siglo XXI prefiere el texto de la novela adaptado cinematográficamente en formatos descargables desde YoutubeCuevana o Netflix al libro. Hay una primacía de la laxitud cultural de las formas sobre la profundidad de los significados. Asimismo, las dificultades adquisitivas de textos especializados o de vanguardia se acrecientan. La lectura se encarece y se privatiza, aumenta la escasez de bibliotecas públicas. Las librerías se van a pique ante la disposición de los gobernantes tecnológicos por reemplazar al libro y la permisión de las comunidades para dejarse informar y entretener únicamente por el mundo del montaje audiovisual, sin comprender que la lectoescritura es una herramienta para profundizar en el simbolismo del medio audiovisual y, por ende, obtener de él mayor disfrute. Los promotores de la lectura son minorías en resistencia y, al menos en México, la agenda de políticas públicas en torno a la educación y el entretenimiento demuestra un bajo compromiso con la formación de lectores, escritores, editores y demás agentes editoriales fuera de los círculos académicos y las comunidades epistémicas. A menor fruición colectiva, mayor control social.Sin embargo, la escritura en el contexto globalizado tiene una importancia fundamental. En el campo del entretenimiento, es la piedra de toque para la capitalización de recursos y el incremento de las ganancias. Si aceptamos el paradigma de la sociedad informativa, entonces estamos aceptando lo evidente: el sistema informativo se basa en la escritura. El texto escrito es 1)el medio primordial de comunicación entre el ordenador y el usuario, comenzando por la funcionalidad de la interface; 2)un tipo de soporte informático, entre otros y 3)un metalenguaje de los medios informáticos, un código en el que se representan todos los otros medios. La sociedad de la información utiliza al texto como metalenguaje y las interfaces culturales heredan los principios sintácticos de la organización textual que ha desarrollado la civilización humana. La programación Java es un lenguaje especializado que da las coordenadas de los objetos en tres dimensiones, los valores de píxel de las imágenes digitales o el formateo de una página en HTML, y es gestionada tanto por los programadores de Silicon Valley, los grupos activistas pro cultura libre como Anonymous o miembros autodidactas de las comunidades de bloggeros.
La escritura es también la principal vía de contacto para las redes sociales y sólo en el caso de conexiones entre usuarios hablantes de distintas lenguas, la imagen es prioritaria en cuanto a la comunicación de los intereses, competencias y experiencias de cada cual. Casos como el de Twitter nos revelan que hay espacios mediáticos donde la escritura es el personaje principal pues representa la apropiación civil sobre un medio privado para generar líderes de opinión que no surgen de la aprobación canónica, sino de los seguidores que van adquiriendo dinámicamente por su cuenta. Y he aquí el dilema sobre si la información en línea puede crear o representar una cultura, y si para convertirse en una comunidad debe haber comunicación presencial entre las partes. Internet es nulo por sí mismo, pero al servicio de los usuarios es una poderosa herramienta. La desestabilización de gobiernos corruptos como el de Hosni Mubarak o el de Ali Abdullah Saleh, demuestran que la escritura en los medios digitales puede ser la base para la organización y movilización de un pueblo. La prohibición de medios digitales en países con regímenes autoritarios(1) sólo confirma la importancia política de la palabra escrita en los procesos de comunicación y ciudadanía. Un mejor escenario incluiría la adaptación de una cultura fanzinera, de radios comunitarias y la recuperación de los espacios públicos para el diálogo social.La producción escrita ahora es móvil, reticular e interactiva. La escritura en los medios digitales apela a una hiperestructura donde se genera un lenguaje multimedial –audio, imagen, video− que modifica las relaciones tradicionales entre autor, texto, formatos, lector, así como el estímulo de las competencias entre quienes desean interactuar. La morfosintaxis es representativa del lenguaje escrito en los medios globales. La lectura que hacen las nuevas generaciones está más basada en la distribución espacial de las pantallas, yendo del centro de la imagen a las orillas, que en el recorrido habitual de izquierda-derecha, arriba-abajo. Pese a ello, la escritura es la principal práctica subyacente a la producción cultural. Salvo en casos extremos de ruptura experimental, los objetos audiovisuales se estructuran sobre un guión escrito, los sistemas de compra-venta se comunican con los usuarios de manera escrita, los portales de intercambio informático y económico son impensables sin la escritura.
Por todo ello, uno de los temas más urgentes para las agendas de regulación de medios tiene que ver, forzosamente, con la brecha digital. Nuestra incidencia en la ecología de los objetos culturales, sus referentes y la manera en cómo son interpretados, se relaciona con la apropiación de su sentido a nivel colectivo y del entramado de la gestión social en el que se inscriben. Las posibilidades de acceso a los bienes ideológicos, al posicionamiento de cualquier sujeto como agente activo de su cultura y a la ciudadanización o participación del capital cultural generado por una sociedad sobrepasan el encuadre político de los gobiernos locales y tocan el meollo de la globalización en cuanto a la distribución justa del capital, en este caso tecnológico e informático, ya que remiten a la necesidad de extender a los ciudadanos el equipamiento técnico para acceder a la información, pero también, fundamentalmente, el garantizar el sustrato cultural por vía de la educación y las condiciones de vida óptima mínimas –alimentación, vivienda, salud− para manifestarse culturalmente. La interpretación es el símbolo ritual de nuestro hacer humano pero es mucho más agobiante y falaz cuando los ciudadanos, antes de siquiera saber leer o escribir, deben luchar por subsistir en condiciones de represión social, pobreza extrema, enfermedad o conflictos armados. En la transdisciplinariedad del escenario mediático vigente, la actitud más lúdica no trataría de imponer o descartar un medio u otro, sino de generar mejores competencias para un pensamiento crítico, y las habilidades técnicas para facilitar el acceso a la información. Los hábitats tecnológicos pueden ser tan fecundos o banales culturalmente como los usuarios que los construyan, pero la escritura es el lazo que los conecta, el registro que los sustenta y el espacio para futuras concepciones mediáticas.
30.05.2012_____________________________________________________________________________________
1.En la lista de los países que más censuran la información libre por Internet, elaborada por Reporters Without Borders figuran: 1.Maldivas, 2.Túnez, 3.Bielorrusia, 4.Libia, 5.Siria, 6.Vietnam, 7.Uzbekistán, 8.Nepal, 9.Arabia Saudita, 10.Irán, 11.China, 12.Myanmar/Birmania, 13.Cuba, 14.Turkmenistán y 15.Corea del Norte. Más específicamente sabemos que China bloquea el acceso a YoutubeTwitter y Facebook a sus redes internas. Emiratos Árabes y Pakistán lo hacen con Twitter. Malasia, Pakistán, Siria, Irán, Uzbekistán, Bangladesh y Vietnam con Facebook

















12.10.11

El mate/Canarias




La Yerba


La esencia de un buen mate comienza con la elección de una yerba de calidad superior. La calidad de la yerba mate está dada por la conjunción de diversas variables que van desde la calidad de la planta, la cosecha, el proceso de elaboración en todas sus etapas, el período de estacionamiento, etc., hasta la distribución y almacenamiento de la misma en los comercios y hogares. Yerba Canarias tiene su origen en una zona con un clima y suelo muy particular, siendo el entorno perfecto para el desarrollo de las mejores plantaciones naturales de yerba y de toda la cadena productiva.
El color de la yerba debe ser verde seco con una leve tonalidad amarillenta. Una yerba de calidad es aquella con alto extracto acuoso, sustancia soluble que cuanto más alto es su porcentaje en la composición, mayor calidad de yerba brindando por más tiempo el sabor original al mate. La yerba amarilla tiene bajo porcentaje de extracto acuoso causado principalmente por un mal secado, las de color verde alto porcentaje sinónimo de yerba de alto rendimiento y sabor intenso.
Por otra parte tan importante como su color es la armonía que debe existir entre sus componentes, exacto equilibrio entre polvo, hoja y palo. En cuanto al aroma el mismo debe ser intenso y no debe presentar ningún aroma a humedad o aromas que no sean los originales a yerba mate.



La Bombilla


La bombilla tiene sus orígenes en los guaraníes. Las primeras formas de beber la yerba mate consistía en ingerir conjuntamente las hojas con el agua masticándolas, o filtraban el agua de las hojas con los dientes. Esta forma evolucionó hasta incluir en el proceso de ingesta de la infusión una cañita denominada por los guaraníes tacuapí. Tacuapí tiene como significado "caña hueca" y era la parte media de la caña entre nudo y nudo, con agujeros en su base, utilizándose para filtrar la yerba.
Elección. Si bien existen diferentes materiales y formas que se han ido utilizando en la sociedad a través de diferentes culturas, se deberá respetar ciertas cualidades a la hora de seleccionar la bombilla:
  • - Bombilla de metal de buena calidad. Las bombillas de baja calidad pueden transferir restos de partículas a nuestro organismo como ser aquellas con baño de cianuro de cobre, niquelado o cromado. No menor es la conductividad térmica del metal que deberá ser de buena calidad para mayor aislamiento térmico.
  • - Bombilla que no transfiera sabores y aromas. Las ideales son las de aluminio y de acero inoxidables ya que no trasfieren ningún tipo de sabor
  • - Bombilla con pico aplanado y fuste inclinado. El pico aplanado con boca ancha permite que el agua llegue con mayor fluidez mejorando la succión y la temperatura ideal para la boca. El fuste con cierta inclinación, al ser curvo en vez de recto, facilita la acción de tomar mate en ciertos lugares donde uno se encuentra recostado.
  • - Bombilla Paletilla. Filtro con una de sus caras planas para la mejor organización de la yerba dentro del mate, ideal para dar vuelta el mate.

El Agua


El agua es fundamental en el sabor de la yerba mate ya que puede nivelar para arriba o para abajo la calidad de la yerba mate afectando el sabor y el rendimiento de la misma.
El agua debe ser pura, de PH neutro pero ligeramente ácido, con capacidad de solvencia. No se deben usar aguas mineralizadas. El agua ideal es la de la canilla, si tiene mucho cloro hay que calentarla destapada más lentamente para que pierda el mismo. El agua de las plantas purificadoras es la ideal. Se llama "Agua Solvente" a aquella que tiene la capacidad de extraer de las hojas su sabor y características, cuanto más caliente más solvente y si baja la temperatura es menor su solvencia.
La temperatura ideal para la toma debe ser de 80ºC. Si se deja hervir el agua el mate se lavará rápidamente. La Temperatura ideal de calentamiento es 85ºC ya que mientras se vierte en el termo para luego cebar ésta baja aproximadamente 5ºC.
El Arte de Cebar


El mate forma parte de la vida e identidad de todo uruguayo, constituyendo mucho más que una simple infusión que consumen de manera habitual. El hábito del mate a pesar de ser un hábito esencialmente compartido, está cargado de afectividad e individualidad en cada paso que integra su preparación y su consumo. Es así que existe todo un ritual en torno al mate llegándose este a convertir en arte.
En la búsqueda de un buen mate no se deberá perder de vista prácticas esenciales que potencian las cualidades de la yerba. Un buen mate es la perfecta combinación de los elementos que participan en esta infusión: la yerba, el mate, la bombilla, el agua y el cebador; de forma de obtener el máximo beneficio de los principios activos y el sabor genuino del yerba mate tan preciado por los uruguayos. El curado de la calabaza así como el de la bombilla también juegan un papel esencial.
Si bien es una costumbre arraigada desde los nativos, sus formas han ido evolucionando viéndose modificadas por los cambios en nuestra sociedad y en el mercado. Existe una diversidad de formas, una tan válida como la otra, para preparar y compartir el mate determinadas por la época, la región e inclusive por la individualidad del cebador.
Cebar es mantener algo siempre rico a través del tiempo, es alimentar, cuidar de algo y no solo servir. Cebar es un arte reservado para unos pocos. Un buen cebador es aquel que no solo logra mantener el sabor y virtudes de la yerba de forma sostenida entre todos los que lo toman, sino que incorpora en todo el proceso el concepto de compartir en su máxima expresión. El buen cebador sabe cuando el otro quiere el mate con una solo mirada, sigue la ronda, deja que el mate se hidrate entre cebada y cebada e incorpora todo el protocolo al proceso.

Pasos de un buen Mate


Disfrutar de un buen mate es el resultado de la correcta combinación entre la forma de prepararlo (lo que definimos como Rito) y los componentes necesarios para hacerlo.
A continuación, sugerimos una forma de prepararlo:
  • - Llenar el mate hasta sus ¾ partes. Con CANARIAS esta cantidad es suficiente y usted disfrutará, como mínimo, un termo de agua completo sin tener que dar vuelta el mate.
  • - Tapar el mate con la mano, agitarlo y luego inclinarlo unos 45º. De esta forma, a yerba se asienta correctamente y se forma el espacio necesario para comenzar a volcar el agua.
  • - Iniciar el mate con la temperatura del agua correcta es muy importante. Sugerimos que al comienzo la temperatura NO SEA mayor a los 50ºC. Vierta el agua hasta el borde de la yerba, deje absorber y enseguida comience a verter el agua ya caliente (NO HERVIDA) hasta equiparar la altura de la yerba.
  • - Introduzca la bombilla del lado donde se encuentra el agua cubriendo su boca con el dedo pulgar. Esto evitará que la bombilla se tape. Colóquela siempre sobre el costado opuesto a la yerba. Cuando retire el pulgar, el agua se absorberá ligeramente. Llene nuevamente con agua caliente y deje hinchar.
  • - El agua con la que se toma el mate NO DEBE superar los 80ºC. La ingesta de líquidos a temperatura más elevada no es saludable. Además, mayor temperatura afectará su sensibilidad y el sentido del gusto, por lo que no podrá saborear su mate. Por último, el agua muy caliente ó hervida afecta el rendimiento de la yerba, ya que ésta se lavará más rápido.
  • - Cebar bien es vital para el sabor y la duración de la yerba mate. Es muy importante verter el agua siempre en el espacio entre la bombilla y la yerba y no sobre ésta.
Si usted tiene alguna duda al respecto de este proceso que definimos como El Rito del Mate, no dude en contactarnos. Es nuestra responsabilidad que usted pueda disfrutar de nuestro producto plenamente.

Estirar el mate


Dentro del procedimiento de cebado existen dos modalidades que se utilizan a nivel popular para extender el cebado sin perder las cualidades de la yerba en cuanto a sabor y principios activos:
  • - Dar vuelta el mate. Este procedimiento se realiza con el fin de obtener de la yerba todas sus virtudes originales así como su sabor intenso. Empuñar la bombilla para luego levantarla lentamente con movimiento constante, hasta sacarla no rompiendo el copete. Una vez retirada queda en la yerba un hueco a cuyo costado se introducirá nuevamente la bombilla. Presionando hacia abajo introducir la bombilla deslizando la paletilla sobre la cara interna del mate. Formar nuevamente con movimientos laterales un espacio para colocar nuevamente el agua.
  • - Ensillar el mate. Si la yerba se agota en su sabor y virtudes debemos ensillar el mate, práctica de renovar la yerba parcialmente para seguir tomando. Se retira con la bombilla la mitad o la cuarta parte de la yerba que esta al fondo por ser la más lavada. Bajamos la parte superior de la yerba con la bombilla e inclinando el poro, lo complementamos con yerba formando un nuevo copete. Una vez ensillado procedemos a cebar nuevamente.


A continuación analizaremos los que aún son decodificados en nuestra sociedad:

Mate dulce. Brindarle a alguien un mate dulce significa, amistad, cariño fiel.
Mate cebado por la bombilla. Se lo utilizó como señal de antipatía. Ya que el agua, al deslizarse tanto por las paredes internas como externas de la bombilla, eleva en varios grados su temperatura, ocasionando quemaduras.
Mate chorreando. Se le ceba un mate chorreado a una visita o presencia inoportuna.
Mate con la bombilla hacia atrás. Significa desprecio, ya que no hay esmero por parte del cebador en agasajar correctamente a su convidado.
El Mate en la despedida. Depende de sus cualidades al cebarlo. Si es un mate rico o apetitoso, se transmite el deseo de un pronto retorno (vuelve pronto), en tanto si se trata de un mate lavado, el significado es no te espero.
Mate corto. Es un mate cebado con poco agua, permite ofrecer con mayor frecuencia el mate, aumentando el contacto entre las manos de la cebadora y el convidado. Significando: quiero verte más seguido.
Mate del estribo. El hombre de campo posee una dinámica muy particular a la hora de comunicarse, tanto con un extraño como con un amigo. Sus diálogos son cadenciosos, pausados y posee generalmente el don de encontrar un nuevo tema que reavive el coloquio. Esta cinemática influye definitivamente en el código del mate del estribo. En efecto, la dinámica de la tertulia no culmina generalmente con el retiro del visitante, sino que se extiende, aun cuando éste se ha despedido siguiendo todas las reglas, al momento en que monta su caballo para partir. Si se trata de una persona muy estimada, los dueños de casa, con el fin de seguir dialogando, le ofrecen un nuevo mate, el cual es sorbido de'a caballo, surgiendo de esta imagen, el mate del estribo. Es ese el origen del significado de cortesía o deferencia, que este código encierra.
Mate espumoso Los mates con mucha espuma se caracterizan por su exquisito sabor, hecho que se ha vinculado al amor, determinando con pequeñas variantes: te quiero con todas la de la ley, correspondencia amorosa, cariño verdadero, te amo demasiado.
Mate ensillado. Si cuando llega una visita no se cambia toda la cebadura, sino tan solo una pequeña porción de yerba, significa, que no deseamos tomar muchos mates con esa visita. En este sentido se le da el significado de molestia disimulada o aprecio fingido.
Mate frío. El significado de un mate frío, abarca en los diversos códigos, desde la indiferencia hasta el desprecio.
Mate lavado. La expresión mate lavado, si bien recoge muchas variantes en el lenguaje simbólico, encierra siempre un mismo espíritu: rechazo.
Mate con sal. Se lo utiliza para transmitirle al convidado que se marche.
Mate vacio. Ya que el mate es el mejor vehículo para mantener una conversación, cuando se entrega sin agua (vacío), se da a entender que ha terminado un diálogo o una relación amorosa.
Mate al recién llegado. El mate recién aprontado expresa agrado por la visita, razón por la cual fue denominado, mate de agasajo o mate de bienvenida.

Cuando cebando el mate la yerba comienza a lavarse, es tiempo de efectuar alguna operación que renueve su sabor. Antiguamente, un modo de restaurar el sabor de los mates muy pequeños, consistía en retirar una pequeña porción de yerba y sustituirla por una cucharada de yerba nueva (esta operación se realizaba si mover la bombilla). Esta práctica se modificó a partir de la generalización, a principios del siglo XIX, del mate galleta. Por la forma de este tipo de mate, la bombilla solo admite en él dos posiciones; característica que originó su denominación de mate de dos pencas. La influencia del mate de dos pencas llega hasta nuestros días, al ser muchos los cebadores que dan vuelta el mate solo dos veces, aun en los poros de boca grande, que permitirían ubicar la bombilla en varias posiciones. Esta última técnica, se realiza girando lenta y pacientemente la bombilla cada vez que nuestro paladar lo solicite, lo que permite mantener por un período más prolongado y constante el sabor. Esta acción de cambiar la bombilla, es lo que en el medio urbano uruguayo se conoce por dar vuelta el mate, en tanto que en el medio campero, se utiliza la: expresión dar vuelta la yerba. Una vez recorrida la vuelta completa, si deseamos seguir tomando, tendremos que renovar la yerba del poro.
Si solo deseamos tomar unos pocos mates más, podrá la yerba renovarse parcialmente, práctica denominada "dar vuelta" el mate. Esta operación se realiza en tres sencillos pasos:
  • 1- Retiramos con la bombilla la mitad inferior de yerba.
  • 2- Bajamos el copete o parte superior de la yerba con la bombilla.
  • 3- Inclinando el poro, lo completamos con yerba, formando un nuevo copete.
El copete del mate es una porción de yerba seca que se preserva del lado opuesto a la bombilla. Esta zona de yerba es un elemento fundamental para lograr el correcto uso de la cebadura. En Uruguay, mantener el copete es tan importante para un buen cebador que se precie como tal, que mantiene con rigurosidad esta montañita de yerba, hasta cuando la misma esta lavada, simplemente por sentido estético. Si por alguna razón el copete se destruye, el cebador, con la ayuda de la bombilla, reubica la yerba, operación que se denomina: arregla la cara del mate, revocar el mate o componer el mate.
Cuando el cebador decide dejar de cebar el mate por creer que el mismo se ha agotado, anuncia esta acción con la expresión colgamos el mate. El sentido figurado de esta frase proviene del campo, donde era común que se colgase de un tirante o de la tijera de la cocina un receptáculo natural para guardar el poro y la bombilla, entre los que se destacaban, un porongo gigante, un saco de camoatí o un caparazón (carumbé) de peludo o de tortuga. Si bien esta práctica se ha ido perdiendo con el tiempo, curiosamente no la expresión.

8.7.11

El poder de lo abierto/Jo Ito

1. la tecnología democratiza la creación y difusión de contenidos, abate las barreras de entrada, facilita la cooperación;
2. las nuevas licencias que regulan la disposición de los contenidos creados facilitan las transacciones entre posibles interesados, rebajan los costes de la innovación y reducen drásticamente el tiempo, el dinero y los recursos que son necesarios para hacerlo,
3. surgen, además (resurgen, me atrevería a decir, si uno cree en lo que ya se ha discutido en otro momento), otras formas de compensación y reconocimiento, otras recursos para valorar y atribuir la autoridad, distintas a las que se obtenían mediante el estricto uso del copyright;
4. la difusión prima en la mayoría de los modelos, y el momento del eventual pago se difiere, porque de lo que se trata es de pensar sobre cuál es el momento o el punto en el que el usuario percibe que existe un valor que merece un desembolso. Eso, claro, no es nada fácil y puede requerir un lugar distinto para cada caso;
5. el hecho de que la sobreabundancia de contenidos gratuitos en la red sea un hecho, hace más cierta la afirmación anterior: un usuario estará tanto más predispuesto a emplear parte de su tiempo y de sus recursos en algo cuanto más valor perciba en la propuesta;
6. todo lo anterior no comporta, en caso alguno, que se fuerce a nadie a renunciar a la propiedad de lo que crea sino a reflexionar, simplemente, sobre la conveniencia o no de emplear otra clase de recursos jurídicos que amplifiquen la voz del creador, muy claro en determinadas circunstancias (el conocimiento científico, por ejemplo), y menos plausible en otras.

18.6.11

Sal con una chica que lee Vs. Sal con una chica que no lee (fragmentos)/ Charles Warnke y Rosemarie Urquico en Revista el Malpensante


 Sal con una chica que no lee (Por Charles Warnke)


Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela. 


Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. 

(...)

Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida.


Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.

Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato. 



(...)


No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. 

Sal con una chica que lee (Por Rosemary Urquico)

Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca. 

(...)

Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace.

Por lo menos tiene que intentarlo.

Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.

Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos. 

(...)
Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.

Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba.