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31.5.12



La escritura en la globalización








por Beatriz Paz Jiménez
cacto.org.pj@gmail.com 
Digo que el mar también es un lenguaje. Todo cuerpo es un lenguaje. Que la escritura se aparta del lugar donde, cruelmente, intento decir los vocablos que se apagan. Pero hay un movimiento que habla en el silencio, un tropel de niños enterrando barcas. Sus ojos, demasiado hechizados para comprenderse, han venido a destruir mi única palabra. Esto que escuchas es mi cuerpo, mi animal recién nacido, mi lengua suspendida de una música terrible.

Daniela Camacho



La globalización es un proceso cuyos implicados directos son los Estados-nación con regímenes de organización democrática y principios de liberalismo económico, pero que toca a todos los tipos de organización gubernamental, ya que implica los flujos políticos, monetarios y culturales de la humanidad contemporánea. Los fenómenos globales se sostienen en la interdependencia de las economías locales por vía del sector empresarial cuya presencia es transnacional, unificando los mercados del flujo económico, trastocando los modos de producción y preservación cultural y transformando los escenarios sociopolíticos, a través de la generación de objetos de consumo materiales o puramente ideológicos.Al circuito cultural de la globalización, dentro del marco histórico del capitalismo donde las aspiraciones de estrategia política apuntan hacia la integración de las diferencias sociales, se le conoce como sociedad del conocimiento. Sus características principales son un escenario a la vez unificado y fragmentado –unificado por la estandarización de los contenidos y hábitos culturales, pero fragmentado por las modalidades que aquellos adoptan dentro de cada contexto–, la integración de las tecnologías para la transmisión de datos que modifican tanto el entorno cotidiano como las experiencias espacio temporales de los usuarios, y finalmente, la producción, distribución y manipulación informativas como elementos estructurales de las actividades culturales y económicas globales.
La escritura es un cohesionador social dado que, como sistema de símbolos estructurados lingüísticamente, transmite mensajes del habla humana y, en esa medida, crea una representación de lo que somos. La escritura ha sido vigía de la memoria colectiva desde las primeras tablillas de arcilla hasta la compleja estructuración actual de los sistemas comunicacionales. Es un instrumento codificador de nuestra facultad imaginativa en tanto seres simbólicos anhelantes de sentido. Si bien la escritura es una práctica que no supera los 3 000 años de registro fáctico, frente a los 25 000 del homo sapiens −el primer homínido en combinar el raciocinio, la percepción, la emoción, la memoria, la imaginación y la voluntad para el desarrollo de las primera comunidades transmisoras de cultura–, desde la imprenta de Gutenberg (1440) hasta el desarrollo de UNIVAC (1959), el primer computador, y ARPANET (1969), el precursor de Internet, se ha ido extendiendo como una práctica popular, primero entre las clases dominantes y posteriormente entre la burguesía, hasta pasar al menosprecio de los públicos meramente audiovisuales que sin embargo subsisten informáticamente gracias a ella, y ha sido el medio de origen para el resto de los soportes culturales que registran y comunican información. Esto más el avance tecnológico, las políticas de los gobiernos democráticos en cuanto al derecho a la educación, la reducción de costos en la producción a gran escala de receptores telemáticos y el descubrimiento de la rentabilidad económica en la industria del entretenimiento, lograron llevarnos en pocas décadas de una generalidad analfabeta hacia una de doble socialización, a la que deviene a su vez una doble alfabetización que ya no implica sólo saber leer y escribir o elaborar operaciones matemáticas básicas, por no mencionar otras habilidades cognitivas, sino también aprender a interactuar eficazmente con una interfaz.

En este contexto la escritura tiene un papel implícitamente privilegiado pero a un nivel más profundo, está limitada frente a la cultura del homo videns. La escritura se ha convertido en un signo tanto de cohesión como de diferenciación entre comunidades, un arte en resistencia y una herramienta poderosa para alcanzar o frenar la equidad social.


A partir de la expansión mediática de los sistemas satelitales, la culturalización por parte de la hegemonía ideológica comenzó a incidir más allá de las fronteras locales de su producción. Actualmente, la comunicación y el entretenimiento son los mercados fuertes de la industria cultural a escala planetaria. Las nuevas generaciones de las sociedades tecnológicas nacen en una realidad doméstica entre pantallas y telefonía celular. Tribus de consumo emergentes como los geeks o los hikikomoris nos muestran que la “vida digital” puede ser más atractiva para algunos que la vida más allá –o más acá− del universo informático. La movilidad tecnológica entre las sociedades y sus hábitos de cotidianidad redefinen la vinculación del hombre con sus semejantes, con su noción de sí mismo y con su apreciación cosmogónica, donde el entorno natural es el principal afectado. Durante siglos, los mitos y el conocimiento técnico se registraron por escrito, el pensamiento filosófico y el florecimiento de la literatura como relato de la sensibilidad dieron horas de sentido a generaciones de lectores que no encontraban en estos registros al autor, sino a un sí mismo siempre cambiante. Ahora cualquier mito central se ha subdividido en un imaginario multinivel, con infinitas categorías contextuales y capas de imagen, su posibilidad de aprehensión se ve definida por el acceso a la información y los códigos compartidos por una inimaginable densidad de usuarios, los índices de lectura poblacionales son más bajos en los países menos industrializados, la popularidad de los espacios específicamente dedicados a la literatura, la diatriba filosófica o la experimentación científica en los medios digitales es contundentemente menor ante la de las redes sociales como Facebook o Youtube y los videojuegos en línea.
La revolución cultural ha implicado que la tecnología sea parte de nuestros procesos de vida cotidianos y que surja una dimensión donde nuestros referentes identitarios como la herencia cultural, el idioma y la sociabilidad se desdibujen paulatinamente, rezagando algunos de sus componentes e incorporando los de otras culturas. Y así como podemos apreciar la expansión de mercados en el ámbito de la industrialización maquilar y energética, tal como en el caso chino, también podemos evidenciar la primacía de los significantes anglosajones sobre la producción cultural. Al respecto, una manifestación por resaltar es la estandarización de los usos idiomáticos en función de los anglicismos y la jerga informática, anglosajona principalmente. El inglés se ha convertido en la primera lengua de comunicación internacional, evidente desde los instructivos de los aparatos eléctricos hasta las especializaciones temáticas −negocios y finanzas, ciencia, técnica, entretenimiento− presentes en la esfera pública del ciberespacio, donde se habilita el diálogo entre ciudadanos conectados. El ciberespacio mundializa la simultaneidad, donde la región cero o el tiempo sin regiones impera, porque cualquier lugar es alcanzable simultáneamente. La disponibilidad de contenidos las 24 horas para los usuarios conectados implica tanto un universo infinito para trazar su ruta cultural, como una delimitación de usuario cada vez más individualizada, dada en función de sus competencias e intereses. La exposición continua a múltiples contenidos, el dominio del multimedia sobre los formatos de la signicidad puramente escrita, el acotamiento de las lenguas locales ante la brecha idiomática, van delegando la práctica de la escritura a las comunidades que apuestan por la recuperación y posicionamiento de los periódicos en línea, weblogswikis o al uso informal en foros y chatting rooms.La lengua, como generadora de identidad entre los grupos humanos, se ve sobreexpuesta a la babel cibernética donde surgen nuevos campos y elementos para la configuración identitaria de los sujetos. Una muestra de ello se ve en cómo la escritura cotidiana pasó de la cultura postal a la de los mensajes electrónicos, cargados de espontaneidad, simbologías emergentes −que buscan representar la expresividad del rostro humano−, abreviaciones arbitrarias y un menor cuidado de la sintaxis, más cercanos a la experiencia breve e informal del lenguaje oral. Así, las comunidades practicantes de chattingtextingposting no sólo llevan sus procesos de enunciación escrita a un lenguaje deslavado, sino que los usuarios incorporan ese margen erróneo a su práctica de habla en el contexto desconectado, limitando así las habilidades expresivas fuera de los sistemas de comunicación telemáticos.
Escribir es simultáneamente un acto de lectura e interpretación. La lectura enriquece con vocabulario y técnicas la perspectiva del que escribe. La interpretación unifica los campos del conocimiento y genera un sentido. Los hábitos del zapping, desarrollados por las generaciones de televidentes ante una carta programática incesante, revelan usuarios expuestos a una cada vez mayor cantidad de información y a una menor voluntad elucidatoria. Los nuevos modos de lectura apuntan hacia el frenesí de los significados. Por ejemplo, el público del siglo XIX consideró mejor la novela por entregas que el mismo texto en forma de libro, el del siglo XXI prefiere el texto de la novela adaptado cinematográficamente en formatos descargables desde YoutubeCuevana o Netflix al libro. Hay una primacía de la laxitud cultural de las formas sobre la profundidad de los significados. Asimismo, las dificultades adquisitivas de textos especializados o de vanguardia se acrecientan. La lectura se encarece y se privatiza, aumenta la escasez de bibliotecas públicas. Las librerías se van a pique ante la disposición de los gobernantes tecnológicos por reemplazar al libro y la permisión de las comunidades para dejarse informar y entretener únicamente por el mundo del montaje audiovisual, sin comprender que la lectoescritura es una herramienta para profundizar en el simbolismo del medio audiovisual y, por ende, obtener de él mayor disfrute. Los promotores de la lectura son minorías en resistencia y, al menos en México, la agenda de políticas públicas en torno a la educación y el entretenimiento demuestra un bajo compromiso con la formación de lectores, escritores, editores y demás agentes editoriales fuera de los círculos académicos y las comunidades epistémicas. A menor fruición colectiva, mayor control social.Sin embargo, la escritura en el contexto globalizado tiene una importancia fundamental. En el campo del entretenimiento, es la piedra de toque para la capitalización de recursos y el incremento de las ganancias. Si aceptamos el paradigma de la sociedad informativa, entonces estamos aceptando lo evidente: el sistema informativo se basa en la escritura. El texto escrito es 1)el medio primordial de comunicación entre el ordenador y el usuario, comenzando por la funcionalidad de la interface; 2)un tipo de soporte informático, entre otros y 3)un metalenguaje de los medios informáticos, un código en el que se representan todos los otros medios. La sociedad de la información utiliza al texto como metalenguaje y las interfaces culturales heredan los principios sintácticos de la organización textual que ha desarrollado la civilización humana. La programación Java es un lenguaje especializado que da las coordenadas de los objetos en tres dimensiones, los valores de píxel de las imágenes digitales o el formateo de una página en HTML, y es gestionada tanto por los programadores de Silicon Valley, los grupos activistas pro cultura libre como Anonymous o miembros autodidactas de las comunidades de bloggeros.
La escritura es también la principal vía de contacto para las redes sociales y sólo en el caso de conexiones entre usuarios hablantes de distintas lenguas, la imagen es prioritaria en cuanto a la comunicación de los intereses, competencias y experiencias de cada cual. Casos como el de Twitter nos revelan que hay espacios mediáticos donde la escritura es el personaje principal pues representa la apropiación civil sobre un medio privado para generar líderes de opinión que no surgen de la aprobación canónica, sino de los seguidores que van adquiriendo dinámicamente por su cuenta. Y he aquí el dilema sobre si la información en línea puede crear o representar una cultura, y si para convertirse en una comunidad debe haber comunicación presencial entre las partes. Internet es nulo por sí mismo, pero al servicio de los usuarios es una poderosa herramienta. La desestabilización de gobiernos corruptos como el de Hosni Mubarak o el de Ali Abdullah Saleh, demuestran que la escritura en los medios digitales puede ser la base para la organización y movilización de un pueblo. La prohibición de medios digitales en países con regímenes autoritarios(1) sólo confirma la importancia política de la palabra escrita en los procesos de comunicación y ciudadanía. Un mejor escenario incluiría la adaptación de una cultura fanzinera, de radios comunitarias y la recuperación de los espacios públicos para el diálogo social.La producción escrita ahora es móvil, reticular e interactiva. La escritura en los medios digitales apela a una hiperestructura donde se genera un lenguaje multimedial –audio, imagen, video− que modifica las relaciones tradicionales entre autor, texto, formatos, lector, así como el estímulo de las competencias entre quienes desean interactuar. La morfosintaxis es representativa del lenguaje escrito en los medios globales. La lectura que hacen las nuevas generaciones está más basada en la distribución espacial de las pantallas, yendo del centro de la imagen a las orillas, que en el recorrido habitual de izquierda-derecha, arriba-abajo. Pese a ello, la escritura es la principal práctica subyacente a la producción cultural. Salvo en casos extremos de ruptura experimental, los objetos audiovisuales se estructuran sobre un guión escrito, los sistemas de compra-venta se comunican con los usuarios de manera escrita, los portales de intercambio informático y económico son impensables sin la escritura.
Por todo ello, uno de los temas más urgentes para las agendas de regulación de medios tiene que ver, forzosamente, con la brecha digital. Nuestra incidencia en la ecología de los objetos culturales, sus referentes y la manera en cómo son interpretados, se relaciona con la apropiación de su sentido a nivel colectivo y del entramado de la gestión social en el que se inscriben. Las posibilidades de acceso a los bienes ideológicos, al posicionamiento de cualquier sujeto como agente activo de su cultura y a la ciudadanización o participación del capital cultural generado por una sociedad sobrepasan el encuadre político de los gobiernos locales y tocan el meollo de la globalización en cuanto a la distribución justa del capital, en este caso tecnológico e informático, ya que remiten a la necesidad de extender a los ciudadanos el equipamiento técnico para acceder a la información, pero también, fundamentalmente, el garantizar el sustrato cultural por vía de la educación y las condiciones de vida óptima mínimas –alimentación, vivienda, salud− para manifestarse culturalmente. La interpretación es el símbolo ritual de nuestro hacer humano pero es mucho más agobiante y falaz cuando los ciudadanos, antes de siquiera saber leer o escribir, deben luchar por subsistir en condiciones de represión social, pobreza extrema, enfermedad o conflictos armados. En la transdisciplinariedad del escenario mediático vigente, la actitud más lúdica no trataría de imponer o descartar un medio u otro, sino de generar mejores competencias para un pensamiento crítico, y las habilidades técnicas para facilitar el acceso a la información. Los hábitats tecnológicos pueden ser tan fecundos o banales culturalmente como los usuarios que los construyan, pero la escritura es el lazo que los conecta, el registro que los sustenta y el espacio para futuras concepciones mediáticas.
30.05.2012_____________________________________________________________________________________
1.En la lista de los países que más censuran la información libre por Internet, elaborada por Reporters Without Borders figuran: 1.Maldivas, 2.Túnez, 3.Bielorrusia, 4.Libia, 5.Siria, 6.Vietnam, 7.Uzbekistán, 8.Nepal, 9.Arabia Saudita, 10.Irán, 11.China, 12.Myanmar/Birmania, 13.Cuba, 14.Turkmenistán y 15.Corea del Norte. Más específicamente sabemos que China bloquea el acceso a YoutubeTwitter y Facebook a sus redes internas. Emiratos Árabes y Pakistán lo hacen con Twitter. Malasia, Pakistán, Siria, Irán, Uzbekistán, Bangladesh y Vietnam con Facebook

















19.3.12

Las lenguas y la globalización/Miquel Siguan

Una serie de factores relacionados con el progreso técnico hacen que en la actualidad el tránsito de la información a cualquier lugar del mundo pueda ser casi instantáneo y que sea fácil y rápido el transporte tanto de mercaderías como de personas entre cualquier punto del globo. Así se produce una globalización de la economía al mismo tiempo que los contactos culturales son cada vez más abundantes y profundos y los desplazamientos de población cada vez más frecuentes todo lo cual puede englobarse con la denominación de globalización. Este proceso iniciado hace tiempo pero progresivamente acelerado en nuestros días tiene consecuencias de muchos tipos pero aquí me ocuparé concretamente de su repercusión sobre las lenguas.

Lenguas de comunicación internacional.

Una consecuencia muy clara del proceso de globalización  es que pone en contacto a muchas personas que hablan lenguas distintas. Para que la comunicación sea posible es necesario que una de las personas interlocutoras además de su primera lengua sea capaz de hablar la lengua de la otra o bien que ambas conozcan una segunda lengua que sirva así de medio de comunicación. Y si son muchas las personas que se encuentran en parecida situación hará falta un acuerdo implícito para decidir cuáles son las lenguas que se utilizarán como medio de comunicación.

En la Edad Media los europeos, y para ser mas exactos los europeos cultos que vivían en el ámbito de influencia de la Iglesia de Roma, de Irlanda hasta Polonia y del Mediterráneo al Ártico, tenían una lengua común que era el latín. En la época de la ilustración el francés se convirtió en la primera lengua de comunicación internacional.

En el siglo XIX se le unieron el alemán y el inglés. A mediados del siglo XX, y coincidiendo con el final de la gran guerra, el inglés se convirtió decididamente en la primera lengua de comunicación internacional. Consiguientemente, una proporción importante de la población mundial lo adquirió como segunda lengua. Dicha proporción sigue aumentando.

Lo acontecido no ha ocurrido por casualidad. Estados Unidos y el conjunto de países de lengua inglesa constituyen la mayor concentración de poder económico en el mundo. En esos países, y muy especialmente en Estados Unidos, se producen la mayoría de innovaciones científicas y técnicas que hacen posible la globalización. Todo ello tiene consecuencias lingüísticas, ya que todas esas novedades científicas y técnicas, sus aplicaciones y sus efectos tienen que ser nombrados y ello implica la aparición continua de nuevas palabras y de nuevas alianzas de palabras. Ello a su vez está facilitado por el hecho de que el inglés es una lengua muy flexible, que admite con facilidad las innovaciones a lo que puede añadirse que no tiene una Academia que la encorsete de modo que es sólo el uso el que sanciona el uso de las nuevas palabras.

Y como la característica principal de la globalización es que las nuevas iniciativas se extiendan por todo el mundo las palabras que las significan en inglés tienden a ser adoptadas por todas las demás lenguas que se llenan así de anglicismos. Es cierto que en algunas lenguas, especialmente en el caso del francés, se llevan a cabo esfuerzos por contener esta avalancha buscando sustitutos en las posibilidades del propio vocabulario
aunque los resultados son más bien moderados mientras en otras lenguas siquiera se intenta.

El hecho de que el inglés se haya convertido en la primera lengua de comunicación internacional tiene consecuencias para el propio inglés. De las comunicaciones verbales que en cada momento se establecen en inglés buena parte de las mismas se producen entre personas para las que el inglés no es su primera lengua y por tanto que en muchos casos utilizan un inglés simple o deficiente. Es cierto que el uso del inglés por parte de quienes empezaron a hablar en otra lengua puede tener a veces consecuencias positivas y así es sabido que hay una generación de escritores nacidos en la India o en el Caribe para los que el inglés no es su lengua nativa y que están contribuyendo poderosamente a la renovación de la literatura inglesa. Pero en conjunto los hablantes del inglés como segunda lengua utilizan un inglés más pobre y menos correcto que los que lo hablan
desde la primera infancia.

En otros tiempos cuando una lengua hegemónica se extendía mucho en el espacio y entraba en contacto con otras, la lengua principal empezaba a mostrar diferencias dialectales según los lugares y así fue como el latín dio origen a las lenguas neolatinas.

No parece que vaya a ocurrir esto con el inglés. Gracias al progreso técnico las conversaciones en inglés pueden mantenerse entre interlocutores que tienen otras lenguas como primeras lenguas pero que están situados en lugares muy alejados del globo por lo que la diferenciación en el interior de la lengua inglesa ya no se está produciendo por razones geográficas sino por especializaciones temáticas (el inglés de los hombres de negocios y de los financieros, el inglés de los científicos y de los técnicos, el de los informáticos, el del espectáculo y los entretenimientos, el de los deportistas…).

Presión sobre las lenguas menores. Amenazas de desaparición y condiciones de 
supervivencia

A lo largo de los siglos las distintas lenguas habladas por los seres humanos han evolucionado. Unas han desaparecido al mismo tiempo que surgían otras. La introducción de la escritura dio mayor estabilidad a las lenguas que la adoptaron pero no eliminó su temporalidad. En la actualidad la globalización está provocando la desaparición de lenguas menores en un proceso que se acelera con el paso del tiempo y que desde hace un tiempo ha sido denunciado como una pérdida similar a la que representa la desaparición de especies vivas, animales o vegetales. Aunque se trata de lenguas con muy pocos hablantes e intelectualmente muy alejados de nosotros, la realidad es que todas las lenguas del mundo, mayores y menores, tienen una complejidad similar y que cada una de ellas es reflejo de una cultura especifica.

Pero, ¿es posible salvar una lengua en peligro de extinción? En principio es perfectamente posible. Incluso es posible resucitar una lengua.

El córnico es una lengua celta, como el galés o el irlandés, que se hablaba en la región de Cornualles  (Reino Unido) y cuyo último hablante parece que murió en 1777 y solo algunos eruditos guardaban su recuerdo. A mediados del siglo XX algunos nostálgicos de la lengua decidieron iniciar su aprendizaje. Su ejemplo tuvo imitadores y al cabo de un tiempo había un grupo de personas capaces de hablar la lengua entre sí. El paso siguiente se dio con una pareja que había aprendido el córnico y que decidió no solo hablarlo habitualmente entre ellos sino también con los hijos que tuvieran. El ejemplo ha tenido imitadores y hoy existe un cierto número de personas, algo más de 200, que han tenido el córnico como primera lengua aunque hablen también el inglés que sigue siendo la única lengua de la mayoría de la población de Cornualles.


Más espectacular es el caso del hebreo. En tiempos de Jesucristo había dejado de ser la lengua usada por la población judía y había quedado reservada para los usos litúrgicos. A medidos del siglo XIX fue literalmente resucitado y se ha convertido en la lengua oficial del estado de Israel y cuenta hoy con millones de hablantes. Pero se trata de casos excepcionales y que poco tienen que ver con la mayoría de las lenguas que hoy se
encuentran amenazadas.

Se calcula que en el mundo existen alrededor de seis mil lenguas de las cuales más de la mitad tiene menos de 10.000 hablantes y de las cuales la mayoría se encuentra en la cuenca del Amazonas, en las estepas rusas, en Nueva Guinea y en ciertas regiones africanas. Se trata, en la mayoría de los casos, de lenguas habladas por poblaciones que han vivido en pleno aislamiento, es el caso por ejemplo de tribus indígenas que han vivido en la selva amazónica, aislamiento roto ahora por la creciente deforestación que convierte los árboles en pasta de papel e introduce en las tierras deforestadas el cultivo del café. En este nuevo contexto los hablantes de la lengua indígena se ven obligados a aprender, aunque sólo sean los rudimentos de las lenguas de sus nuevos vecinos, pues no hay ninguna esperanza de que los recién llegados se interesen por la lengua indígena y en general son los mas jóvenes los que en primer lugar reconocen esta necesidad si quieren subsistir. La sensación de la inutilidad de la antigua lengua para abrirse camino en la nueva situación lleva con facilidad a su devaluación y, más o menos pronto a su abandono.

¿Cómo podría salvarse esta lengua? La primera condición es evidentemente que los propios hablantes lo deseen, que deseen conservar la identidad de su grupo humano y la lengua como signo de identidad. Pero en nuestro mundo actual y desde la aparición de la escritura la perduración de una lengua exige un mínimo de uso escrito, la introducción de la escritura obliga previamente a codificar la lengua, a establecer, aunque sea mínimamente, su gramática y su vocabulario. Es esta codificación lo que a su vez hará posible la enseñanza de la lengua y la producción de documentos escritos que den testimonio de su utilidad. Por supuesto es muy difícil, por no decir imposible, que los hablantes de la lengua amenazada hagan este esfuerzo por si mismos y necesitan no solo la tolerancia sino la ayuda activa desde instancias sociales y políticas de nivel superior, una ayuda que no es nada seguro que se produzca. En lenguas habladas sólo por unos centenares de personas el esfuerzo puede parecer desproporcionado y el éxito no está de ningún modo asegurado. En el caso de lenguas con mayor número de hablantes no es nada seguro que las instancias políticas que podrían comprometerse con su protección consideren justificado un esfuerzo cuyos rendimientos políticos o económicos serían mínimos. Es cierto que existen ejemplos en sentido contrario. Las distintas lenguas esquimales estuvieron durante mucho tiempo abandonadas pero hoy, en cambio, están oficialmente protegidas tanto en Canadá como en Noruega y Finlandia. Pero precisamente la singularidad de estos casos, se trata de unas pocas lenguas que están apoyadas por países poderosos que han cambiado de opinión respecto a ellas y han puesto a su disposición medios considerables, demuestra la dificultad de que esto ocurra con los millares de lenguas que hoy están en peligro.

La informática y las lenguas


UNIVAC, el primer ordenador electrónico, se construyó en 1951 para analizar los datos del censo de población de los EEUU y evolucionó muy rápidamente aumentando su potencia, haciéndose capaz de efectuar otras operaciones administrativas y también de procesar textos con lo que cerró el paso a la difusión de las máquinas de escribir eléctricas e introduciéndose así en gran número de hogares. En 1969 se estableció la primera conexión entre ordenadores a partir de la cual se desarrolló Internet, la red de redes, un sistema que permite almacenar, consultar e intercambiar información prácticamente sin límites y que así se ha convertido en uno de los elementos principales de lo que he llamado el proceso de globalización.


Por supuesto que el ordenador, y los sistemas que se apoyan en él, y en primer lugar Internet, tienen consecuencias lingüísticas de las que voy a comentar algunas. El ordenador tiene unos programas básicos que regulan su actividad y que están constituidos por signos, lo que se llama el "lenguaje de la máquina", de los que algunos son palabras y por supuesto palabras inglesas. Con los programas dirigidos a controlar las distintas actividades de la máquina al servicio de las necesidades del cliente ocurre lo mismo. Pero además, el ordenador necesita dialogar con el usuario, darle instrucciones o proponerle que elija entre varias posibilidades, lo que se llama el dialogo "máquina-usuario". En una primera época los ordenadores sólo utilizaban el inglés pero a medida que aumentaba su demanda en países de lengua no inglesa hubo
que producir programas en otras lenguas. Así, por poner un ejemplo, el programa básico de Windows esta disponible en unas cuarenta lenguas, mientras algunos programas específicos del mismo productor sólo lo están en algunas y alguno muy especifico o de muy reciente creación sólo está en inglés. En el caso del software libre, como el Linux, la producción en las distintas lenguas no depende de razones comerciales sino de la existencia de personas voluntarias dispuestas a ampliar las posibilidades del sistema. Pero el resultado es el mismo, una amplia diferenciación de la oferta según las lenguas. Para poner algún ejemplo concreto se pueden tener en cuenta los programas de corrección ortográfica que recorren un texto para detectar errores y ofrecer soluciones alternativas. Windows ofrece actualmente programas de corrección automática en unas
sesenta lenguas.


Pero hay otro aspecto de la relación entre informática y lenguas que tiene especial relevancia. El inglés, la primera lengua usada en este campo, utiliza el alfabeto llamado latino que es común a la mayoría de las lenguas europeas; el griego, en cambio, utiliza el alfabeto griego; el ruso y otras lenguas eslavas el cirílico. Parecería, por tanto, evidente que la mayoría de los hablantes de Europa desde el principio habrían podido
utilizar máquinas con el mismo alfabeto y con los mismos programas en el orden lingüístico pero no es así, las diferentes lenguas que utilizan el alfabeto latino no utilizan exactamente los mismos signos. El español tiene signos propios como son la "ñ", el signo de interrogación y de admiración al comienzo o los acentos agudos. Otras lenguas tienen signos peculiares, la "ç", los acentos graves y circunflejos, la diéresis y otros todavía que no figuran en el teclado que manejo para redactar estas notas.


La primera codificación que se utilizó comprendía 128 signos (letras, números y otros signos gráficos) pero estaba pensada exclusivamente para el inglés. Posteriormente se duplicó a 256 y entonces ya figuraban la mayoría de signos utilizados por el español. En los años 90, y ante la creciente incorporación de lenguas orientales con sistemas de representación distintos, la Organización Internacional para la Estandarización (ISO) elaboró un nuevo código: Unicode, en el que se mantienen los primeros 128 signos de la primera codificación y los 128 siguientes se multiplican por 16 tablas distintas lo que permite representar prácticamente todas las lenguas con presencia en Internet. Otra cosa es que los sistemas de distribución de información de Internet o del correo electrónico o la máquina que manejamos estén preparados para utilizarlos.

En relación con la evolución que acabo de resumir vale la pena citar un hecho significativo. Los primeros desarrollos de la informática a nivel internacional hicieron caer en la cuenta que nuestros sistemas alfabéticos de escritura, nuestras ortografías, poseen bastantes elementos de irracionalidad y pareció que este desarrollo iba a dar nueva fuerza a las propuestas de racionalización de la ortografía de las lenguas europeas. Y no digamos del absurdo que representa que pueblos como el japonés y el chino, que están en primera línea del desarrollo mundial, se empeñen en mantener complicadísimos sistemas de escritura ideográficos en vez de adoptar un sistema alfabético. Y efectivamente en todos estos casos se iniciaron esfuerzos racionalizadores pero pronto surgieron en todas partes reacciones nacionalistas que consideran que las singularidades del sistema de escritura forman parte de la identidad nacional.


Repercusiones sobre la escritura y sobre la cultura


La aparición de la escritura representó un cambio importante en la existencia de las lenguas, la lengua oral sólo llega donde llega la potencia de la voz del orador y sólo se mantiene mientras éste la emite. El texto escrito, en cambio, puede llegar hasta los confines de la tierra y mantenerse indefinidamente mientras resista su soporte. Pero, además, para que el texto escrito en una lengua sea comprendido por todos sus posibles lectores es necesario haber codificado previamente la gramática de la lengua utilizada y haber establecido el inventario de todas las palabras que forman parte de ella. A lo que puede todavía añadirse que la escritura normalmente requiere una cierta premeditación previa mientras la oralidad es mucho más espontánea. A partir de aquí la lengua escrita se convierte en la forma correcta de la lengua a diferencia de la expresión oral que es
mucho más tolerante con las diferencias individuales o grupales. Desde la introducción de la escritura los productos literarios y científicos se han creado en forma escrita y, a partir de la imprenta recogidos en libros, se han convertido en los instrumentos por excelencia de la continuidad y del progreso de nuestra cultura occidental.

Las técnicas modernas que han conducido a la globalización están alterando profundamente este panorama. Desde la invención del teléfono y del disco la voz humana puede trasladarse a cualquier distancia y mantenerse indefinidamente en el tiempo y con ello el prestigio de la letra escrita disminuye. Muchos de nuestros contemporáneos reciben mas información oral, a través de la radio y de la TV, que escrita, a través de periódicos y libros. Como consecuencia de ello el prestigio de la lengua escrita disminuye y con ello la impresión de que la expresión escrita tiene un rango superior que debe tomarse como modelo.

Un ejemplo, significativo entre otros muchos, puede ser el de las palabras y expresiones vulgares u obscenas que antes eran toleradas en mayor o menor medida en el lenguaje oral pero proscritas en el lenguaje escrito, y más en general en el lenguaje culto, hasta el punto de que no figuraban en los catálogos de la lengua que son los diccionarios, empezando por el propio Diccionario de la Academia, y que hoy han pasado de la oralidad a la escritura, a los periódicos y a los libros.

A lo que acabo de decir se puede objetar que, a pesar de esta ampliación de los ámbitos del lenguaje oral, la informática ha abierto nuevas posibilidades a la escritura, lo cual es rigurosamente cierto. El ordenador en primer lugar y luego la introducción y la generalización de la red Internet, han permitido multiplicar tanto la posibilidad de producir y de intercambiar información en forma escrita como la posibilidad de tener acceso a múltiples fuentes de información, también en lengua escrita. Pero es cierto que el intercambio de información a través de los medios informáticos utiliza un lenguaje menos cuidado que cuando se hacía usando como soporte el papel escrito y basta un ejemplo para mostrarlo: la comparación entre los mensajes electrónicos y las cartas.

Para muchas personas, y a lo largo de generaciones, escribir cartas ha sido una actividad casi cotidiana y a la que se prestaba considerable atención. El estilo epistolar tenía sus propias normas y exigía un cierto planeamiento y un considerable cuidado en su redacción. A su vez el receptor las leía y releía con cuidado y a menudo las guardaba. Y en la vida de una pareja la correspondencia amorosa constituía un elemento importante de la relación y la rotura implicaba la devolución de las cartas recibidas. Los mensajes electrónicos son mucho más espontáneos, menos cuidados en su redacción, más cercanos por tanto al lenguaje oral y, por supuesto, más breves. A menudo reciben una respuesta casi inmediata lo que los acerca más al intercambio telefónico que a la carta.

Para muchas personas el mensaje electrónico es mas laxo en su corrección ortográfica que la carta, lo que puede relacionarse con esta espontaneidad e informalidad del mensaje y también con la despreocupación surgida de la existencia de correctores ortográficos a los que confiar esta tarea. La laxitud ortográfica alcanza su máximo en el caso de los mensajes escritos y enviados por teléfonos móviles. No sólo se simplifica la ortografía sino que se introducen abreviaciones y símbolos que acaban por constituir un código propio, aunque es un código flexible que cada usuario modifica a su manera. En realidad todas estas formas de abreviación del número de signos del mensaje tienen una razón económica evidente, pero ello no deja de implicar una actitud mas libre de las nuevas generaciones ante las normas no solo ortográficas sino sintácticas.

Pero la introducción y el rapidísimo desarrollo de Internet ha tenido otra consecuencia sobre el lenguaje escrito mucho mas importante que la espontaneidad o el descuido al que acabo de referirme, y es el desplazamiento del libro como fuente de información.

En la actualidad existe una fuerte controversia en torno a la posibilidad de reproducir en Internet textos publicados por medios tradicionales así como predicciones divergentes sobre si en el futuro la edición en Internet sustituirá o no a la edición en papel, pero a lo que ahora quiero referirme es a algo que en mi opinión es mucho mas significativo.

Desde la invención de la imprenta nuestra cultura se ha basado en la existencia de unos libros depositarios del conocimiento alcanzado en los que se basaba la enseñanza y en los que los individuos podían tanto ampliar su cultura general como profundizar en los temas de su especialidad o de sus aficiones. Internet, a través de cualquier buscador o por medios más sofisticados, hace innecesario acudir a los libros. Que ello tiene ventajas de cara a la especialización es evidente, pero es igualmente evidente que con ello se hace inútil la base común de cultura general en que se ha basado nuestra tradición cultural.

Las lenguas en el contexto español: catalán/valenciano, gallego y euskera

Aunque la lengua mas favorecida por el proceso de globalización sea, como hemos visto, el inglés, convertido en la lengua de comunicación por excelencia, el español también resulta en alguna medida beneficiado por el proceso pues en muchos países ve aumentar el número de los que lo aprenden como segunda lengua. En cuanto a las lenguas específicas de determinadas comunidades autónomas (catalán/valenciano, gallego y euskera) la situación puede, a mi juicio, resumirse así.

Frente a las numerosas lenguas cuyo futuro parece amenazado por el proceso de globalización, la supervivencia de éstas está claramente asegurada. Se trata en cada caso de un número de hablantes relativamente grande, que en una elevada proporción se solidarizan con el fututo de sus lenguas y la trasmiten a sus hijos y que disponen de estructuras políticas que les permiten asegurar su enseñanza y su uso público. Más todavía, lo que en nuestros días constituye un índice importante de la vitalidad de una lengua, todas ellas disponen de programas y de aplicaciones informáticas de muy diversos tipos y todas ellas tienen una presencia apreciable en Internet. Pero una vez afirmada su supervivencia hay que notar también que el proceso de globalización las somete a una doble presión, por un lado, la necesidad de conocer no sólo el español sino también el inglés como lengua de comunicación internacional y, por otra parte, la llegada a los distintos territorios de una inmigración abundante y que habla otras lenguas. Ambos hechos plantearán retos importantes a los respectivos sistemas educativos.


15.11.11

Una política regional para la Sociedad de la información: el caso de San Luis, Argentina/Susana Finquelievich en Revista Versión digital

En la SC la innovación es continua. La intensificación de los procesos de adopción, transformación, diseminación de innovaciones, y su posterior re transformación y superación, involucran el hecho de que el tiempo necesario para crear, implementar y comercializar nuevos productos se ha reducido considerablemente, así como han disminuido los ciclos de vida de los productos y procesos. Algunos autores llaman a esta nueva economía “la economía de la innovación perpetua”, en la que la participación de los actores en redes y sistemas resulta la mejor estrategia para las organizaciones y empresas, de cualquier tamaño y área de actividades que representen. El desarrollo y proliferación de estas redes es considerada la innovación organizacional más relevante asociado al nuevo paradigma tecnológico social y económico. En consecuencia, el desarrollo de la SC lleva a la construcción de la Sociedad de la Innovación (SI) o I-sociedad, como estrategia de re-producción, no de sí misma tal como es, sino de una sociedad cada vez mas renovada, avanzada, educadora, creativa e inclusiva.

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Para definir el rol del emprendedor-innovador en los procesos de innovación se cita a Joseph Schumpeter (1935), quien plantea que el emprendedor no es quien inventa un modelo o realiza un descubrimiento, sino aquel que lo lleva a una empresa, a la industria, o en un sentido más amplio, a la economía, para ser construido y difundido. Es quien conduce la innovación a su implementación y uso. Cuando alguien es un emprendedor, lo es porque implementa nuevas combinaciones, porque crea un contexto a partir del cual el marco de la intervención social se amplía y transforma.  Schumpeter se refiere al emprendedor-innovador como a un individuo. 

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Puestos ante una tecnología, son los usuarios los creadores de nuevos usos. Tuomi reafirma que la tecnología en uso se refiere al uso de tecnología con sentido; a su vez, el uso con sentido está enraizado en la práctica social. Por lo tanto, el uso con sentido de la tecnología es inherentemente social y relacionado con las prácticas sociales. Incrementar y optimizar el proceso de innovación necesita tanto del acceso social a los conocimientos, como a la capacidad de discriminar aquellos útiles para determinados procesos, aprehenderlos, acumularlos, almacenarlos, utilizarlos y difundirlos.





Clases sociales y consumos de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) y bienes culturales/Héctor O. Mansillam en Revista Versión digital

Asumimos que el principio de la acción social de toda práctica, incluida la del consumo, no es la consciencia de un sujeto enfrentado a un mundo objetivo, ni el resultado de las determinaciones y constricciones impuestas por ese mundo, sino la relación entre dos estados de lo social: la historia hecha cosas, objetivada en instituciones y campos, y la historia hecha cuerpo, encarnada en los agentes como sistema de disposiciones a actuar y percibir perdurables y transponibles a los que Bourdieu llamará habitus (Bourdieu, 1999: 198). Articulación donde se juega no sólo el mecanismo de producción del mundo social sino también su reproducción.

Desde este modelo teórico la trama social se presenta en forma de un espacio de varias dimensiones. Así, la realidad social es entendida como un conjunto de relaciones invisibles, un espacio de posiciones definidas unas con relación a otras. En su momento objetivista, la sociología es un análisis de las posiciones relativas y de las relaciones objetivas entre estas posiciones. A su vez, en su momento subjetivista, recupera aquella posición incorporada, hecha cuerpo en forma de principios de acción y percepción, como sistemas de clasificación que ordenan el sentido vivido de la experiencia.

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Así como una posición remite a otras que la excluyen y de las que se diferencia, cada toma de posición, cada manera de acceder y consumir unos bienes se comprende en su diferencia con otras formas posibles.

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La realidad social guarda siempre oculta, en cada momento, en cada acción, la existencia de otra verdad. Doble verdad inscrita en el doble sentido de toda práctica. Como un pliegue sobre la subjetividad del agente es posible dar cuenta de los sentidos vividos en cada consumo, en el modo en el que los agentes sociales tienen de comprender su propia práctica y sus maneras de acceder, apropiarse y usar las tecnologías y los bienes culturales que se le presentan en su mundo. Mundo entonces dotado de un sentido que es necesario incorporar para dar cuenta por completo de la acción social.

14.11.11

Abriendo la caja negra de las TIC: conocimientos alfabéticos y exclusión digital/Yago Quiñones en Revista Versión digital

La brecha digital es la expresión de la desigualdad global propia de la sociedad informacional y confirma la cartografía de la precariedad que nos señala a algunas regiones del mundo y sectores sociales de los países ricos como los menos beneficiados por el desarrollo de la técnica. Así, aunque presenta características propias con respecto a otras formas de desigualdad, la brecha digital tiende en general a ahondar las disparidades generadas por la pobreza material. Contextos sociales menos favorecidos por el desarrollo socioeconómico están más expuestos a quedar “por fuera” de la era digital, en un círculo vicioso donde la pobreza genera obstáculos a la conectividad y esto, a su vez, cierra las posibilidades de generar opciones de vida diferentes a las de la miseria material y la exclusión. 

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Hoy estamos acostumbrados a relacionar las TIC con la tecnología como un todo. Junto con sofisticados artefactos del universo de la robótica y máquinas con usos más tangibles del campo de la medicina o de los medios de transporte, las TIC son consideradas muchas veces como la tecnología en sí. Es fundamental tener presente que esta sobreexposición se debe muy seguramente a la consolidación de un paradigma tecnológico dominante al día de hoy. Las TIC no son preponderantes por ser “lo último” o “lo más avanzado” del ingenio humano, sino porque se encuadran dentro del informacionalismo como paradigma tecnológico hegemónico. Así como el industrialismo marcó la organización social, basándose en la eficacia de nuevas formas de generar y distribuir energía (Castells, 2007), dando las pautas para una sociedad industrial; el informacionalismo se constituye en la matriz de una específica especie sociotecnológica (Castells, 2007). Este tipo social más reciente se distingue por tener la información y el conocimiento como insumo básico e indispensable de su modo de producción y, de forma coherente, a las tecnologías informáticas como herramientas fundamentales para su desarrollo.


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Las posibilidades de diseño de los artefactos no sean infinitas, y se reduzcan a un design space delimitado por restricciones, podríamos decir, “objetivas” —naturaleza de los materiales, fuentes de energía, etcétera—, relacionadas con la instrumentalización primaria y con condicionamientos producto de la adaptación de los elementos técnicos al entorno de la instrumentalización secundaria. Así, dado un determinado contexto socio-cultural éste posee un patrimonio o herencia técnica formada por “prácticas, asunciones y maneras de ver el mundo” (Feenberg, 2008: 11) que son tan determinantes como las consideraciones prácticas y concretas relacionadas con la eficiencia.

Aunque en teoría haya un sin fin de opciones de diseño, éstas se reducen en la práctica a undesign space delimitado donde los elementos técnicos se combinan formando el artefacto técnico. Este proceso configura una especie de caja negra, en la que varias opciones técnicas son dejadas de lado como resultado de una elección progresivamente consuetudinaria a través de la reiteración, naturalizando así cada opción como si fuera la mejor posible y no una entre otras.15Las opciones descartadas sistemáticamente son precisamente las que debería buscar el investigador, enfocando así las asunciones taken-for-granted y abriendo la caja negra del proceso de diseño tecnológico.

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La herencia técnica proveniente del mundo de la informática, privilegia la opción del lenguaje alfabético fonético como un subproducto de la historia del desarrollo del diseño de sus herramientas, descartando otras opciones posibles. Así, aunque algunos recientes desarrollos en sentido contrario podrían demostrar un viraje en el modelo consolidado,16 en general las TIC se pueden encuadrar en la fase más reciente de un proceso de gestión del saber ampliamente determinado por la escritura como forma privilegiada de almacenamiento y difusión del saber.

El desarrollo del alfabeto, y en especial del alfabeto fonético, que logra una abstracción del significado del sonido y la traslación de estos sonidos a un código visual (McLuhan, 1969), marca un hito importante en la historia de los dispositivos de memoria del ser humano, haciendo posible exteriorizar el pensamiento (Debray, 2001) al plasmarlo cifrado a través de una herramienta que pretende reducir las ambigüedades y contingencias del contexto, y que tiende a la universalidad y objetividad. Jeroglíficos, pictogramas o ideogramas –así como la oralidad– requieren un cierto grado de familiaridad con el entorno en que son producidos, requieren un cierto grado de “etno-alfabetización” previa. Es la carga de subjetividad latente en estos contenidos que se expresan por medio de trazos dibujados la que pretende ser neutralizada por los caracteres aparentemente neutros del alfabeto fonético.

Esta forma de registrar y almacenar las ideas revoluciona la relación con la dimensión espacio-temporal, los pensamientos registrados alfabéticamente pueden ser transportados a lugares y épocas diferentes de las que fueron producidos sin sufrir mayor alteración, pues técnicamente su mensaje está disponible para todo el que sepa leerlo.

La preponderancia del alfabeto y sus herramientas asociadas como medio paradigmático de transmisión, define una centralidad de la visión, no decretada por una superioridad sensorial de los órganos relacionados con lo visible, sino por la consolidación del aval social e histórico de lo escrito como atendible, creíble, respetable. Se lee con los ojos pero sin el resto del cuerpo, se aísla la visión como mecanismo privilegiado del aprehender, neutralizando la sinestesia natural de la experiencia humana.

No compartimos la idea de que una sociedad alfabetizada alcance necesariamente un estadio superior de conocimiento por la capacidad de abstracción que su alfabetización conlleva, ni que necesariamente una sociedad que transmite su cultura de forma no escrita esté atrapada en un universo auditivo de contornos mágicos y oscuros. Sin embargo es fuerte la tendencia a identificar la escritura fonética con un dispositivo revolucionario capaz de moldear y dar la pauta para los procesos cognitivos que sustentaron la consolidación de una cierta forma de civilización. La liberación del ser humano de las tinieblas de lo sonoro, que es supuestamente efímero e incontrolable, se da con el alfabeto que, a su vez, participa del gran proyecto histórico de emancipar al hombre de otras dimensiones “oscuras” de su existencia, epopeya central de la modernidad.21 La lucha del ser humano por domesticar lo desconocido, lo salvaje y siniestro, es —según la versión preponderante del proceso civilizador occidental— la lucha del hombre blanco y letrado por traer a la luz —iluminar— lo iletrado, lo sonoro; y lo hace consignándolo en papel a través de sus herramientas gráficas: tripulante fundamental de las expediciones de colonización era el escribano o cronista. Si desde el punto de vista técnico-cultural este proceso implica la difusión del alfabeto y su civilización libresca, desde el ámbito económico hablamos de la consolidación de un modo de producción específico, el capitalista, vigente al día de hoy, así como el alfabeto, y que representa la dimensión economicista del proceso civilizador de Occidente.  En la medida en que la inversión se concentra mayormente al nivel del consumo directo, del intercambio, de la organización del trabajo o de la capacidad de producción, tenemos tipos sociales diferentes (Touraine, 1982). Siendo los más recientes el mercantilismo, industrialismo e informacionalismo, los cuales conservan como raíz común el modo de producción capitalista. Este último, como vimos, estructura al paradigma tecnológico actual vigente y las TIC son su herramienta primordial. En cierta forma las TIC sintetizan el triunfo del estadio más alto de un modo de producción y de una herramienta técnica visual y abstracta. Por eso, si se pretende proponer un análisis de estas tecnologías y su papel en relación con la brecha digital, deberíamos enfocarlas desde una perspectiva amplia, que tenga en cuenta su función dentro el informacionalismo como estadio de un modo de producción y su matriz alfabética como modelo dominante de registro y difusión del saber.

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De la misma forma en que el mundo del software ha vivido una transformación liderada por entusiastas programadores y usuarios que promulgan la libertad del conocimiento, del cerrojo de los derechos de autor sobre las ideas, llegando a estructurar un fenómeno colectivo relevante (Quiñones, 2008), parece posible desafiar el oligopolio del diseño del hardware, reconociendo los posibles aportes de quien sufre las consecuencias negativas de la tecnología. Reconociendo así una perspectiva audio-táctil, que se expresa y aprehende aguzando la sensibilidad de otros receptores del cuerpo y el ser, abriendo panoramas posibles de percibir sin los ojos como principal guía.

Todo ello, además, dentro de una tendencia general de la industria del entretenimiento digital que apunta hacia la corporeidad, la expresividad y la intuición, reduciendo los comandos mnemónicos para privilegiar el vínculo de la máquina con las varias partes del cuerpo.29 Tal vez sería hora de superar la visión de una necesaria adaptación al producto tecnológico cerrado, para cuestionar la máquina desde su dimensión física o hardware, evidenciando su diseño no desinteresado. Para, a partir de allí, abrir espacios a otros paradigmas de trasmisión que puedan ver menoscabada la brecha a través de una comunicación con las tecnologías, fundada en los requerimientos culturales acerca de la forma como conocen, transmiten y se comunican los usuarios. Esto es, plantear una estrategia de reducción de la brecha que no implique sólo un acercamiento a las TIC, cuyo acceso o uso no signifique solamente un vector de las poblaciones desposeídas hacia las tecnologías, en un acto de adaptación necesaria. Sino considerando también un vector contrario, donde se dé una forma de adaptación inversa: el acercamiento delas tecnologías a otras estrategias de conocimiento, en un movimiento centrípeto de congregación de la brecha, comprensivo ante la puesta en juego y transformación no sólo de los usuarios sino también de las máquinas. 

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Amartya Sen plantea el concepto de pobreza a partir de la perspectiva de las capacidades y los derechos, en la que los individuos en situación de pobreza no están en condiciones de satisfacer sus necesidades no sólo materiales sino en cuanto a su desarrollo como personas

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 Like poor nations brutally exposed to market forces weighted against them, rural youth entering the cities with Playstation2 images of Lara Croft dancing in their heads, may not be well equipped for the challenges that await them in cities such as Bangkok.” Disponible en: http://www.digitaldivide.org/dd/truths.html.

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 “La máquina lógica que es la escritura ha cambiado al ser humano; más que su deber y su obrar, sus competencias y sus sueños. Revolucionó su espacio con una primera forma de telepresencia que permite conocer o dar a conocer mensajes producidos por personas situadas a miles de kilómetros. Revolucionó su tiempo: que pasó del montaje en bucle propio de las civilizaciones orales a una progresión lineal.” (Debray, 2001: 61)

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“Durante mucho tiempo ‘racional’ ha significado, para Occidente, ‘uniforme, continuo y secuencial’. Dicho de otro modo, hemos confundido la razón con el saber leer, y el racionalismo con una sola tecnología” (McLuhan, 1996: 36).

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Andrew Feenberg propone la idea de “código técnico” para enfocar la influencia de intereses en el desarrollo de soluciones técnicas a problemas determinados. Según esta perspectiva existirían varias soluciones disponibles para un mismo problema, y la escogencia de una de estas —la cual podría consolidarse luego como un paradigma de desarrollo técnico— obedece a criterios diferentes a la simple eficiencia. La intervención de los intereses no reducen la eficiencia de la tecnología, pero si influyen en la determinación de sus objetivos siguiendo un particular “programa social” (Feenberg, 2002).


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15 En “Clio and the economics of QWERTY”, Paul A. David (David, 1985) demuestra cómo el diseño del tipo de teclado hoy en día más difundido es técnicamente inferior a otros diseños que convivieron con él en los primeros años del desarrollo de ésta herramienta.


16 No desconocemos líneas de desarrollo de artefactos altamente sensibles hacia un usuario capaz de generar una experiencia multi-sensorial, sin embargo esto no marca un cambio de paradigma sino una tendencia que está lejos de ser dominante.


21 “Durante mucho tiempo ‘racional’ ha significado, para Occidente, ‘uniforme, continuo y secuencial’. Dicho de otro modo, hemos confundido la razón con el saber leer, y el racionalismo con una sola tecnología” (McLuhan, 1996: 36).


29 En este sentido la consola Wii parece sólo el primer eslabón de una tendencia de diseño en que prima el elemento corporal, buscando una experiencia de juego e interacción más comprensiva, que incluye al cuerpo como un todo y no solamente una parte de él.




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Debray, R. (2001),  Introducción a la Mediología, Barcelona, Ediciones Paidós Ibérica.

Feenberg, A. (2002), Transforming technology. A crtitical theory revisited, Cambridge, Oxford University Press.

McLuhan, M. (1996), Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano, Barcelona, Paidós.




24.10.11

¡Qué vergüenza Brasil!






O Cacique Raoni chora ao saber que Dilma liberou o inicio das construções de Belo Monte. Belo Monte seria maior que o Canal do Panamá, inundando pelo menos 400.000 hectares de floresta, expulsando 40.000 indígenas e populações locais e destruindo o habitat precioso de inúmeras espécies. Tudo isto para criar energia que poderia ser facilmente gerada com maiores investimentos em eficiência energética.” (…)

QUEM PODE ME AJUDAR A COMPARTILHAR ESSA IMAGEM?
Obrigado Galera de coração!


7.10.11

Taniel Morales en el Encuentro de Medios 2011

"El conocimiento en la cultura occidental se construye bajo el molde de las ciencias exactas. Es decir, los modelos para explicar la realidad pretenden la objetividad, la exactitud, la completitud y la coherencia interna. Es natural por ello que en una escala de valores, se encuentre hasta arriba el conocimiento matemático y después las demás ciencias exactas. La estética, por su apertura a la subjetividad y su interés en la percepción (encadenada a esos inexactos instrumentos llamados sentidos), se encuentra en el escalafón más bajo de la generación de conocimiento" 


31.8.11

Alternative consciousness/William Peña


Virtual Reality, taking drugs, or seeking Enlightenment, all have one common goal: to achieve an alternative consciousness for the user/seeker that offers escape from the common physical world. There seekers look for an experience where they can explore the limits of their mind -- humanity has always recognized it has limits, and since then has looked for ways to expand those limits outward, increase its knowledge, and live longer. 

The cyber- offers a unique new reconsideration of all these goals, as achieving alternative consciousness becomes second nature. People become cyborgs and explore cyberspace with their avatars, and through these means can create themselves in whatever image they wish. Not only can these existences offer an alternative, they can become the norm, like Case in Neuromancer. The body, the mind, and the life all become increasingly flexible. 

Friedrich Nietzsche said that God was originally a projection of a people's self-love, best aspects, and highest aspirations. through the cyber-, many look to find themselves one step closer to God.

http://www.cyberartsweb.org