18.7.11

La noche del eclipse/Gustavo Gall



Cuando estoy solo en una noche como esta me gusta sentarme a pensar. No pienso en cualquier cosa, pienso en la raza humana. Curiosamente es lo mismo que solía hacer cuando era un pibe, solo que ahora las ideas se han renovado bastante. Pero lo mío es detenerme en las personas, en la forma en la que hacen las cosas y en sus miradas. No puedo evitar maravillarme de lo genial que es el hombre, obviando las salvedades minúsculas, domésticas y absolutamente maquinales. Somos una especie sorprendente.

Estoy aquí en mi casa, tomando mate junto al ventanal que da al jardín donde llueve y llueve a cántaros, y retumban los truenos en la lejanía. Los truenos y los rayos siempre me asustan un poco. Mi amigo Magno asegura que debe ser parte de mi memoria genética ya que a mi bisabuela la fulminó un rayo en Austria.

Desenchufé todos los electrodomésticos por precaución y me senté a escribir, manualmente, como solía hacer antes de que el teclado del ordenador se convirtiera en algo cotidiano. (Este texto lo transcribo directamente del manuscrito).

A lo que iba...

Para filosofar sobre la vida y el Universo y el Multiverso hay que estar dispuesto a cambiar constantemente de opinión, conforme las ideas van emergiendo, y desplazando a otras ideas que quedan, automáticamente, obsoletas. Y es que no hay conclusiones definitivas, pero en el camino de la indagación se van abriendo puertas que nos hacen cada vez más inteligentes, y el placer de ser cada vez más –un-poquito-mejores- es una sensación incomparable a cualquier otra cosa.

“Mira el cielo, mira el cielo, el cielo quiere comunicarse...”

Insisto en que somos muy afortunados de vivir “ahora”, especialmente en esta época de la historia.

Vivimos en una galaxia espiral y hay cuatrocientasmil millones de galaxias en el Universo Observable. Nosotros estamos en UNA de ellas. Cada galaxia tiene cientos de miles de millones de estrellas y supervivimos en un lugar aleatorio en el medio de ninguna parte.
Hasta el año 1925 no supimos que nuestra galaxia no era la única del Universo. ¿Te parece poco argumento para sentirte afortunado?

Pero no somos afortunados por eso solamente...

Nosotros, los seres humanos de hoy, somos los últimos testigos de este tipo de Universo. En un futuro lejano los científicos tendrán mejores nociones de física, conocerán y manejarán al dedillo la mecánica cuántica y la relatividad en general, PERO mirarán al firmamento y los datos del Universo les darán una respuesta incorrecta porque el resto del Universo habrá desaparecido. Habrá desaparecido la mayor parte de la materia.

Hoy sabemos que el Universo se está expandiendo porque vemos que los objetos se alejan gradualmente de nosotros. Es una suerte vivir en esta época en la que todavía podemos ver eso, en la que somos testigos del proceso. Somos los últimos testigos de este fenómeno.
Aunque aún no se sabe en qué consiste la energía del vacío que provoca esta expansión, se la denomina “Energía Oscura” y es, actualmente el misterio y el rompedero de cabeza más grande de la física.

Ser un ser humano y poder aprender y comprender, en la medida de lo posible, todas estas cosas, nos hace ser una especie sobresaliente, única.

Algunos de mis amigos me dicen que soy un humanista empedernido. Puede ser. De hecho admiro al Dante, a Bocaccio, Marco Tulio Cicerón, Leonardo Bruni, Tomás Moro, Lorenzo Valla y a tantos otros que se declararon humanistas. Si reconocer la diversidad y verla como algo positivo, si abocar por el desarrollo de la ciencia y el conocimiento por encima de todo fundamentalismo, si creer en una sensibilidad que se expresa en todo el mundo, no en la espiritualidad de la superstición, ni de la intolerancia, ni del dogma, ni la violencia religiosa, no en las creencias en las viejas tablas ni en los desgastados valores, sino en la espiritualidad que ha despertado de su profundo sueño para impulsar a los seres humanos en sus mejores aspiraciones, pues entonces lo soy.

El hombre, confuso pero inteligente a más no poder, inquieto, inconformista, creativo, dueño de un pensamiento que es una energía vibratoria constante, es afortunado aún por no conocer todavía todas las respuestas a sus preguntas porque eso significa que todavía quedan muchas cosas nuevas por aprender.