30.5.11

En el camino a San Romano / André Breton



La poesía se hace en la cama como el amor
sus sábanas revueltas son la aurora de las cosas
La poesía se hace en los bosques

Tiene el espacio que necesita
no éste sino no el que condicionan

el ojo del milano
el rocío sobre una cola de caballo
el recuerdo de una botella empañada sobre una bandeja de plata
un alto mástil de turmalina sobre el mar
en la ruta de la aventura mental
que asciende en picada
un alto en el camino que se enmaraña enseguida

Allí no se grita sobre los techos
No es conveniente dejar la puerta abierta
ni llamar a los testigos

los bancos de peces los cercos de jilgueros
los rieles a la entrada de una gran estación
los reflejos de las dos orillas
los surcos en el pan
las burbujas del arroyo
los días del calendario
la hierba de San Juan

el acto del amor y el acto de la poesía
son incompatibles
con la lectura del diario en voz alta

El sentido del rayo del sol
el resplandor azul que despiden los hachazos del leñador
el hilo del barrilete en forma de corazón o de cesta de pescar
el golpe rítmico de la cola de los castores
la eficacia del relámpago
el disparo desde lo alto de viejos peldaños
la avalancha

La sala de los prestigios
No señores no es la octava sala
ni los vapores del cuartel un domingo por la tarde

Las figuras de danza ejecutadas en transparencia sobre los charcos
El límite de un cuerpo de mujer trazado contra un muro por el lanzador de puñales
las volutas claras del humo
los bucles de tus cabellos
la curva de la esponja de Filipinas
el zigzag de la serpiente de coral
el avance de la hiedra en las ruinas
La poesía tiene todo el tiempo por delante

el abrazo poético como el abrazo carnal
mientras dura
prohíbe toda visión estrecha sobre la miseria del mundo.