1.6.12

Antología mínima/Saint-John Perse




IMÁGENES PARA CRUSOE



EL MURO

El lienzo de muro está enfrente, para conjurar el círculo de tu sueño.
Pero la imagen lanza un grito.
La cabeza contra una oreja del sillón grasiento, exploras tus dientes con tu lengua: el sabor de las grasas y las salsas infecta tus encías.
Y sueñas con las nubes puras sobre tu isla, cuando el alba verde crece lúcida en el seno de las aguas misteriosas.
Es el sudor de las savias en exilio, la suarda amarga de las plantas silicuosas, la insinuación acre de los manglares carnosos y la ácida delicia de una negra substancia en las vainas.
Es la miel silvestre de las hormigas en las galerías del árbol muerto.
Es un sabor de fruto verde que acidula el alba que bebes: el aire lechoso enriquecido con la sal de los asilios.
¡Alegría!, ¡oh alegría desatada en las alturas del cielo! 
Las telas puras resplandecen, los invisibles atrios están sembrados de hierbas y las verdes delicias del suelo se pintan al siglo de un largo día.


LA SEMILLA
En una maceta la enterraste: la purpúrea semilla adherida a tu traje de piel de cabra.
Y no ha germinado




EXILIO


A Archibald Mac Leish

Puertas abiertas sobre las arenas, puertas abiertas sobre el exilio,
Las llaves a las gentes del faro, y el astro enrodado vivo sobre la piedra del umbral:
Huésped mío, déjame tu casa de vidrio en las arenas...
El Estío de yeso aguza sus puntas de lanza en nuestras llagas,
Elijo un lugar flagrante y nulo como el osario de las excitaciones, 
Y, sobre todas las playas de este mundo, el espíritu del dios humeante deserta su lecho de amianto.
Los espasmos del relámpago son para el arrobamiento de los Príncipes en Taurida.


*


"... Siempre hubo este clamor, siempre hubo este esplendor,
Y como un alto hecho de armas por el mundo, como una enumeración de pueblos en éxodo, como una fundación de imperios por tumulto pretoriano, ¡ah! como un henchirse de labios sobre el nacimiento de los grandes libros,
Esta gran cosa sorda por el mundo y que se acrece de repente como una embriaguez...
"...Siempre hubo este clamor, siempre hubo este grandor,
]Esta cosa errante por el mundo, este alto trance por el mundo, y sobre todas las playas de este mundo, del mismo aliento proferida, la misma onda profiriendo
Una sola y larga frase sin censura para siempre ininteligible...

"... Siempre hubo este clamor, siempre hubo este furor, 
Y esta altísima resaca en el colmo del acceso, siempre, en el ápice del deseo, la misma gaviota sobre su ala, la misma gaviota sobre su ara, a golpe de alas enlazando las estancias del exilio, y sobre todas las playas de este mundo, del mismo aliento proferida, la misma queja sin medida
En seguimiento, sobre las arenas, de mi alma númida..."
Yo te conozco, ¡oh monstruo! Henos de nuevo frente a frente. Reanudamos aquel largo debate en donde lo dejamos.
Y puedes lanzar tus argumentos como bajas jetas sobre el agua:  no te dejaré pausa ni reposo
Sobre excesivas playas visitadas fueron mis pies lavados antes del día; sobre excesivos lechos desertados fue mi alma entregada al cáncer del silencio.
¿Qué quieres aún de mí, oh soplo original? Y tú ¿qué piensas sacar todavía de mi labio vivo,
Oh fuerza errante sobre mi umbral, oh Mendiga en nuestras vías y sobre las huellas del Pródigo?
El viento nos cuenta su vejez, el viento nos cuenta su  niñez... ¡Honra, oh Príncipe, tu exilio!
Y de repente todo me es fuerza y presencia, en donde humea todavía el tema de la nada.

"...Más alto, cada noche, este mudo clamor sobre mi umbral; más alta, cada noche, esta cosecha de siglos bajo la escama,,
Y, sobre todas las playas de este mundo, ¡un yambo más indómito que nutrir con mi ser!...
Tanta altivez no abatirá la acantilada orilla de tu umbral, ¡oh Secuestrador de cuchillos en la aurora!
¡Oh Conductor de águilas por sus ángulos, y Criador de las muchachas más agrias bajo la pluma de hierro!
¡Toda cosa por nacer se horripila en el oriente del mundo, toda naciente carne exulta con los primeros fuegos del día!
Y he aquí que se levanta un m+ás vasto rumor por el mundo, como una insurrección del alma...
¡No callarás, clamor! hasta tanto no haya yo despojado sobre las arenas todo consuelo humano. (¿Quién sabe todavía el lugar de su nacimiento)"



*


"... ¡Sintaxis del relámpago!, ¡oh puro lenguaje del exilio! Lejana está la otra ribera en que el mensaje se ilumina:
Dos frentes de mujeres bajo la ceniza, por el mismo pulgar visitadas; dos alas de mujeres en las persianas, por el mismo soplo suscitadas...
¿Dormías aquella noche, bajo el gran árbol de fósforo, oh corazón de orante por el mundo, oh madre del Proscrito, cuando en los espejos de la estancia fue impresa su faz?
Y tú más pronta bajo el relámpago; oh tú más pronta a sobresaltarte en la otra ribera de mi alma, compañera de mi fuerza y debilidad de mi fuerza, tú cuyo aliento al mío fue para siempre mezclado,
¿Te sentarás aún sobre un lecho desierto en el erizamiento de tu alma de mujer?
¡No es de ayer el exilio!, ¡No es de ayer el exilio!...
Execra, oh mujer, bajo tu lecho desierto en el erizamiento de tu alma de mujer?
¡No es de ayer el exilio!, ¡no es de ayer el exilio!...
Execra, oh mujer, bajo tu techo un canto de pájaro de Berbería...
¡No escucharás a la tempestad multiplicar a lo lejos la carrera de nuestros pasos sin que tu grito de mujer en la noche no asalte otra vez su ara al águila equívoca de la felicidad!


...Cállate, debilidad, y tú, perfume de esposa en la noche como la almendra misma de la noche.
Por dondequiera errante sobre las arenas, por dondequiera errante sobre los mares, cállate dulzura, y tú, presencia aparejada de alas a altura de mi montura.
Reanudaré mi carrera de Númida, bordeando la mar inalienable... Nula verbena en los labios, pero en la lengua todavía, como una sal, este fermento del viejo mundo.
El nitro y el natrón son temas del exilio. Nuestros pensamientos corren a la acción sobre pistas óseas. El relámpago me abre el lecho de más vastos designios. La tempestad en vano desplaza los linderos de la ausencia.
Aquellos que fueron a cruzarse en las grandes Indias atlánticas, aquellos que olfatean la idea nueva en la frescura del abismo, aquellos que soplan en los cornos a las puertas del futuro.
Saben que en las arenas del exilio silban las altas pasiones adujadas bajo el foete del relámpago. ¡Oh Pródigo bajo la sal y la espuma de Junio!, ¡conserva viva entre nosotros la fuerza oculta de tu canto!
Como aquel que dice al emisario, y éste es su mensaje: "Velad la faz de nuestras mujeres, velad la faz de nuestros hijos; y la consigna es lavar la piedra de vuestros umbrales... Os diré quedamente el nombre de las fuentes en las que, mañana, sumergiremos una cólera pura."

Y es la hora, oh Poeta, de declinar tu nombre, tu nación y tu raza...



Long Beach Island, junio 1941


Material de lectura. Serie poesía moderna #13
Departamento de humanidades. UNAM
México