13.9.10

Antología de poesía rumana/Traducción de Germán A. de la Reza

Elegía primera/Nichita Stanescu

Dedicada a Dédalo, fundador del ilustre pueblo de artistas,
los dedálicos.

I
Él comienza consigo y acaba
en sí mismo.
No lo anuncia ninguna aureola,
no lo sigue ninguna cola de cometa.

Desde él nada emerge hacia afuera;
por eso no tiene rostro
ni forma.
Podría asemejarse, quizá
a la esfera,
que tiene el mayor cuerpo cubierto por la más estrecha piel posible.
Pero ni siquiera tiene
tanta piel como la esfera.

Él es lo interior-perfecto
y aunque no tiene márgenes, es profundamente limitado.

Pero de verlo no se ve.

No deja tras de sí la historia
de sus propios movimientos, así
como la huella de la herradura sigue
con fe
a los caballos...

II
Ni siquiera tiene un presente
aunque es difícil imaginarse
cómo es que no tiene.

Él es lo interior perfecto,
el interior del mundo, más cerrado
en sí que el punto mismo.

III
No se golpea con nadie
ni con nada, porque
no tiene nada regalado hacia afuera
por quien pudiera golpearse.

IV
Aquí duermo yo, rodeado de él.
Todo es el revés de todo.
Pero no se opone, y
mucho menos no lo niega:

Dice
No sólo aquel
que sabe de Sí.
Más él, que sabe todo,
en No y Si tiene rotas las páginas.

No sólo duermo aquí,
sino también la serie entera de hombres
cuyo nombre llevo.

La serie de hombres me puebla
un hombro.
La serie de mujeres
otro hombro.

Y ni caben ahí. Ellos son
las plumas que no se ven.
Yo aleteo y duermo -
aquí,
lo interior perfecto
que comienza consigo,
y acaba en sí mismo,
no anunciado de ninguna aureola,
no precedido de ninguna cola de cometa.


Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, 2000: Cd. de México