5.6.16
John Cage
Voy hacia la violencia, no hacia la ternura; hacia el infierno, no hacia el cielo; hacia lo feo, no hacia lo hermoso; hacia lo impuro, no hacia lo puro, porque al hacer estas cosas ellas se transforman, y nosotros también nos transformamos.
5.5.16
RAM_Trip [De la “nueva historiografía” a la literatura trastornada] - Miguel Á. Hernández-Navarro
“El mundo de las últimas cosas, ahora convertidas en imagen”
- José Luis Brea
“Un lugar en el que el tiempo se expande elásticamente sin dejar de ser un solo tiempo”
Agustín Fernández Mallo
En una serie de artículos recientes, Ernst van Alphen ha acuñado el término “nueva historiografía” para referirse a la inclinación de un gran número de artistas visuales contemporáneos a trabajar sobre la historia y el pasado. Como un paso más dentro de las poéticas del archivo y la reflexión sobre la memoria –cuestiones centrales del arte en los noventa y principios del nuevo siglo–, esta actitud pretende activar el pasado a través de la actualización de lo histórico mediante un trabajo de “postproducción” de la realidad heredada. De este modo, los artistas trabajan como historiadores en el sentido benjaminiano del término: como traperos de la historia, reuniendo fragmentos y construyendo –nunca reconstruyendo– un nuevo vestido –un nuevo presente– con los “desechos de la historia”.
Sin lugar a dudas, esta actitud ante la historia constituye uno de los centros de tensión en torno al que se arremolina toda una faz del arte contemporáneo. Una tendencia que supone un paso más en las estrategias de trabajo sobre la memoria, pero también sobre la realidad dada. Es el lugar, podríamos decir, en el que se dan la mano el arte de la memoria y el arte de la apropiación. Y lo hacen para dar lugar a una construcción del tiempo que parte tanto del montaje y la postproducción de realidades previas –ready mades históricos– como de un sentido particular de la historia en tanto que tiempo abierto y activo que se proyecta en el presente con una presencia tangible y material.
Entre las varias vías de trabajo con la historia, Mark Godfrey, otro teórico de estas prácticas, ha llamado la atención sobre lo que él denomina “performances históricas”: estrategias de reactualización y reactivación del pasado a través de la reelaboración de acontecimientos singulares. Se refiere Godfrey a obras como The Green Line (2004) de Francis Alÿs, en la que, a través de una caminata por Jerusalén dejando tras de sí un rastro de pintura verde, el artista belga recrea de modo irónico y poético la línea dibujada en 1948 por Moshe Dayan para delimitar los bordes del Estado de Israel. Se trata de formas de conmemoración, de recuerdo, que ya no tienen que ver con el monumento o con la memoria osificada, sino con la activación del pasado, poniendo de nuevo la realidad en circulación, sacándola al registro de lo visible, visualizando algo que, “de hecho”, afecta al presente. Recordar, por tanto, como re-mover, re-hacer, re-elaborar, pero nunca para re-construir o para re-producir, sino para problematizar y tambalear la artificialidad del tiempo-presente, mostrando la porosidad de los diversos estratos del tiempo, poniendo en contacto –y en colisión– tiempos y lugares diferentes.
El hacedor (de Borges), Remake, el último libro de Agustín Fernández Mallo (AFM), es un ejemplo paradigmático de cómo este trabajo con la historia y con la memoria acontece también en el ámbito de la literatura. De hecho, no es descabellado entenderlo como parte de esa de “nueva historiografía” tal y como ha sido establecida por van Alphen, como una manera de construir el presente a través del pasado, una reconsideración y relectura de la historia –social, política, pero también artística y literaria–. Y, aun más, quizá haya que hablar de este libro como una forma de literatura “prepóstera” en el sentido entendido por Mieke Bal en su Quoting Caravaggio: Contemporary Art, Preposterous History. Una forma que revuelve y trastoca el tiempo, que lo pliega y lo retuerce, pero también una forma ilógica, absurda e incluso irreverente. Y es que el término inglés “preposterous” tiene precisamente esos dos sentidos: uno temporal, de inversión de la cronología; y otro, relacionado con la irracionalidad y la locura, que es el de uso común. Cuando Bal ser refiere a la “preposterous History” lo hace utilizando la polisemia del vocablo. Por eso quizá sea necesario traducir su formulación según lo ha hecho Remedios Perni, como “historia trastornada”: tiempo revuelto y desorientado. Tiempo desviado o, mejor, desquiciado.
A pesar de su título, y de su propuesta, El hacedor de AFM no es un remake, al menos en el sentido tradicional del término, ese dado por Frederic Jameson en su célebre estudio sobre la posmodernidad. Jameson advirtió que el pastiche y el remake eran estrategias claves del cine –pero también del arte– postmoderno, que reproducía y replicaba modelos e historias establecidas. Recientemente, Jorge Carrión ha observado cómo esta tendencia también es central en el campo literario, y ha definido el remake de AFM como “reescritura artesanal y actualización histórica y tecnológica”. En este sentido, más que con un remake, nos encontramos con una reelaboración total. Lo que hace AFM con Borges no es exactamente un remake, sino una actualización. Es, ciertamente, una recontextualización de Borges. En algún caso concreto, como ocurre con “Del Rigor de la Ciencia” –el célebre cuento sobre el mapa de que ocupa todo el territorio–, AFM apenas introduce una palabra –Google Earth– para cambiar todo el sentido del cuento, que directamente replica del original, como el “Pierre Menard, autor del Quijote” –por cierto, uno de los textos fetiches del arte de la apropiación; introducido en la edición fundacional de Brian Wallis, El arte después de la modernidad–. Pero salvo este ejemplo de recontextualización y mínima postproducción, el resto de El hacedorde AFM es un texto que difiere absolutamente de El hacedor de JLB, pero en todo momento lo “trae al presente”, lo “hace suyo”, lo activa y lo dota de la fuerza necesaria para ser efectivo en el mundo contemporáneo.
La relectura que hace AFM de Borges es, de este modo, una actualización histórica. Una actualización preposterior: trastornada y absurda, en el sentido temporalmente subversivo del término. En particular, la “realización” del viaje de Robert Smithson por los Monumentos del Río Passaic, me parece una de las formas más lúcidas y certeras de traer al presente el sentido último de la obra de Smithson. Un “hacer presente” que, sin duda, pertenecería a eso que Godfrey llamó “performances históricas”. Volver a hacer el viaje, pero ahora sin la necesidad de ir al lugar físico. AFM vuelve a realizar el viaje, pero lo hace desde la imagen, a través de Google Earth, sentado frente a la pantalla del ordenador, experimentando una modalidad contemporánea del viaje, pero también apuntando el camino para un nuevo arte de la cartografía. Una cartografía afectiva y una nueva experiencia del viaje que denomina “psicoGooglegeografía”.
El viaje de Smithson era el de un renovado flâneur de la contemporaneidad. Igual que Walter Benjamin observaba los pasajes parisinos como las catacumbas de la modernidad, Smithson ve en las ruinas industriales del mundo contemporáneo un tiempo mítico, percibiendo las excavadoras como dinosaurios, observando cómo el tiempo se condensa y se retuerce. Los monumentos de Passaic aparecen así como una ruptura con el tiempo-presente y una introducción de un tiempo extraño que se ajusta mejor al tiempo de los sueños tal y como lo definió Freud. Tiempo condensado y alterado. Tiempo conflictivo en el que la cronología pierde su sentido. El pasado en el presente. O, mejor, el presente como pasado. Tiempo ruinoso.
Smithson percibió las ruinas de su presente. ¿Cómo serán las ruinas de nuestro tiempo? En Homo Sampler, Eloy Fernández Porta ha hablado con lucidez de la sensación siniestra que tendríamos al enfrentarnos a la obsolescencia de la cultura de masas contemporánea: Ur-Pop o Ikea Sumergida. AFM nos habla ahora de otro tipo de ruina, la ruina digital. ¿Cuál es la modalidad de la ruina en el universo de Google Earth? ¿Cómo se olvida en la era de la imagen del mundo?
Escribe Borges en el texto original de “Mutaciones” –el que Fernández reelabora para su reactualización del viaje de Smithson–: “Cruz, lazo y flecha, viejos utensilios del hombre, hoy rebajados o elevados a símbolos; no sé por qué me maravillan, cuando no hay en la tierra una sola cosa que el olvido no borre o que la memoria no altere y cuando nadie sabe en qué imágenes lo traducirá el porvenir”. Esta es la pregunta que intenta responder AFM con su viaje. El porvenir ha llevado las ruinas de la contemporaneidad a las grietas del código binario.
Fernández Mallo actualiza el viaje de Smithson, como también lo hace con otra serie de viajes y momentos célebres. Recorrer lo recorrido, emular el célebre viaje del escritor, del artista, revivir la experiencia del acontecimiento… es parte de la experiencia nostálgica moderna. En este caso, sin embargo, la experiencia no es puro remake nostálgico y fetichista, sino actualización. Y eso es lo realmente relevante. Porque lo que hace AFM es darle sentido al viaje de Smithson y reactivarlo. No repetirlo paródicamente, sino, en cierto modo, darle su sentido último –un sentido en sí mismo contradictorio y paradójico–, casi como si estuviese trabajando en “acción diferida”.
El remake, por tanto, no como farsa o parodia –como decía Hegel que se repetía la historia–, sino como cumplimiento, como revitalización, como verdadera puesta en juego de la memoria. Memoria que, por supuesto, acontece ahora como Memoria RAM, memoria de proceso, de flujo constante, que moviliza y ofrece energía a la memoria muda y desconectada del archivo ROM. Ésa es la memoria que hace presente El hacedor de AFM, procesando –en todos los sentidos del término– El hacedor de JLB.
Viaje en el tiempo. Viaje tiempo a través. Viaje de la imagen. Viaje en la memoria. Ram_Trip, habría que escribir. Y volver a recordar entonces, también en modo ram, a otro JLB.
En http://salonkritik.net/
28.4.16
Art and Pedgogy: Interview with Pablo Helguera by IDIOM Magazine. AUGUST 24, 2010

Through his two-decade artistic career, Pablo Helguera has worked in a number of media; collages, drawings, videos, and installations, as well as performing as a variety of characters based on personal stories or historical accounts. Throughout his work, Helguera does not ask us to decipher meaning, offering instead straightforward explanatory prose that illuminates his sources and ideas.
Helguera easily cites literature – from the Greek poets through to contemporary writers – and conducts extensive research for his projects. Helguera’s concern with pedagogy has turned him into an interpreter who describes, provides facts and narrates stories, provoking curiosity in his audience.
When Helguera performs he combines both interactive and educational tools into a hybrid genre called performative lectures. He has organized or presented over a thousand lectures, panels and events concerning interpretive art methodologies, providing information, interpretation, and education along the way.
Helguera recently published his twelfth book Urÿonstelaiiwhich presents an imaginary community with strange resonances to our current moment.
Curator Yulia Tikhonova talked to Helguera about his practice.
Yulia Tikhonova: Your interests are very broad and you’ve been very prolific. Is there an overall theme that unites your practice? I am trying to gather what you are about.
Pablo Helguera: I sincerely hope that I never find out “what I am about”. That is the battle that most artists lose. To me, once you are told what you “are about” you have effectively been taxidermied by history. So I will try to hold out for as long as I can.
YT: Are there specific things you find yourself reacting against?
PH: Growing up in Mexico, I saw my father struggle with money and be humiliated by arrogant rich people. I remember once feeling identified with the boy in Vittorio de Sica’s The Bicycle Thief. I am particularly intolerant toward hypocrisy, pretentiousness, injustice, and class-ism.

Pablo Helguera, The reason was simple, 2008, via the artist
YT: You create programming at an art museum’s education department. Has this figured into your works that deal with education and pedagogy?
PH: I have done museum education for 20 years and been an artist for just as long. They are two sides of the same coin. I find communication, cognition, and collective experience to be inextricable from art. I think one side helps understand the other.
YT: How do you see yourself navigating the different roles of artist, educator and museum employee?
PH: I see myself as a vague, nebulous formation that someone sees in a telescope but is actually the ghost light from some long-extinct, faraway galaxy.
YT: Is there something specific you are trying to teach?
PH: I don’t “try” to “teach” anything. I don’t see education as a medicine that people forcibly need to take and swallow like in Catechism. Instead, I see it as a liberating force that equalizes situations and creates unique individuals.
YT: How do you see your role fitting into the larger community?
PH: I keep second-guessing myself on that one. I sometimes feel like I live in a giant stadium looking for my seat. I keep trying each and every one of them but I am always sitting in the wrong place. Nowadays I think that my role is to jump from one role to the next.
YT: Could you think of other artists whose interest in education prefigured your own project?
PH: I don’t know what this says about me, but I can’t think of a single artist-educator at this moment. Especially not Joseph Beuys, who really was more of a Messiah-artist. I just can’t deal with the artist list game. But I will name a few educators whom I consider important: Augusto Boal, Paulo Freire, Jerome Brunner, Mihaly Csikszentmihaly, Howard Gardner, Friedrich Fröebel, and Loris Malaguzzi.

YT: Who have you learned the most from?
PH: My brother, the writer Luis Ignacio Helguera, who died at the age that I am now.
YT: History, language, teaching – these are sometimes seen as flirting with a certain didacticism. How do you navigate these issues? Is there a moral component to your work?
PH: History and language are not didactic subjects and as I mentioned, I don’t teach. It’s true that you could take a didactic approach toward anything, but that just creates a social hierarchy that has nothing to do with knowledge. I am for facilitating critical exchanges and creating an environment where people gain insights about things, without the pretension that we all share the same kinds of knowledge. And if you have to bring up morality, I think I rather see myself as a closeted ‘immoralist’ (in the sense of Andre Gide’s novel The Immoralist).
YT: Considering your Artoons, as well as the recent play about the art world, The Juvenal Players, I am curious about your relationship to satire.
PH: I think satire is a very misunderstood genre, and that’s why I like it. People think they can dismiss it, but they can’t. Look at the way public opinion is influenced in politics; satire here can play a very important role. Good satire has also the very strange ability to remain contemporary forever, which humor and solemnity (which is most of the art made anytime) don’t have.
YT: What do you see in the future for you and your work?
PH: I think I will go nowhere and die broke, forgotten and abandoned and that the totality of my studio will end up somewhere in a storage container in the Chicago suburbs for 20 years after I die, after which my daughter will come to pick it up and just donate everything to a charity thrift shop. That would be wonderful.
YT: Can you speak a little about the role of melodrama and sentimentality in your work?
PH: When I was a teenager I wanted to be a baritone, so I guess I do have a natural inclination toward histrionics that sometimes puzzles. But by the same token I have always been fascinated about how the art world is so afraid of sharing their feelings, as if we all were abuse victims. Maybe we were abused by Modernism.
YT: Could you tell more about your recent online project “The Estheticist”, a series of your responses to letters concerning art circuit politics?
PH: I started “The Estheticist” because I think that the over-professionalization of art has created all sorts of personal and ethical quandaries that are almost never discussed publicly, and I wanted to make that manifest. I would like this free service to contribute in fostering a dialogue around these issues and shed light on the art practice in general. Personally, I am just very interested in the sociology of art, or what I have proposed over the last two years or so as the new academic field of “art world studies”. The questions that I have received so far are fascinating and indeed very revealing of the kind of anxieties, taboos and inner conflicts that people in the art world experience. Not a pretty picture.

YT: Do you think that it is possible for an artist to work in an art institution and at the same time be critical about institutional practices at large? How do you reconcile an institutional affiliation with its critique?
PH: I believe that institutions are nothing but collections of individuals. If you would agree with that, then you would need to agree that because one can be critical with oneself, of course there could be criticality within institutions too. It’s true that one lacks perspective, but at the same time internal debate is key to informing our decisions–which also applies to individuals and institutions. Otherwise we would just behave erratically being told what to do by a wide random group of opinions.
Furthermore, I would argue that inasmuch as we are implicated in a system–in this case the art system–we all belong to the larger institution of art. To behave like an absolute outsider is an illusion. Just think about what we say to people who hate contemporary art who have absolute no background or knowledge: we simply dismiss them as ignorant. I believe that complete outsider-ness in the field of art is an illusion. Finally, the notion of institution is relative: some major artists are institutions, and in fact their staff in their studios is larger than the staff of a small museum. Yet we maintain the myth that artists are lone rangers and museums are monolithic, faceless and powerful forces.
http://idiommag.com/2010/08/art-and-pedgogy-interview-with-pablo-helguera/
18.4.16
Dos poemas anónimos en náhuatl
Hual choca in
ni hual icnotlamati
zan Ni ca anicnihuana
zo toxochiuh on
¿ma ye ic ninapantiuh
can on Ximohuayan?
Nihuallaocoya.
Aquí me pongo a llorar
me pongo triste.
Soy sólo un cantor
Vean, amigos míos
acaso con nuestras flores
¿he de vestirme allá donde
están los que no tienen cuerpo?
Me pongo triste.
---
Utliaca pubiatl itsertl
chichut palabatl chiniscle
patlpetirl cumasutl pentipt
imaxcatl tetlet pisogutl
:
Las aves del Bosque
se reúnen a cantar
a los muertos que regresan
felices a andar.
ni hual icnotlamati
zan Ni ca anicnihuana
zo toxochiuh on
¿ma ye ic ninapantiuh
can on Ximohuayan?
Nihuallaocoya.
Aquí me pongo a llorar
me pongo triste.
Soy sólo un cantor
Vean, amigos míos
acaso con nuestras flores
¿he de vestirme allá donde
están los que no tienen cuerpo?
Me pongo triste.
---
Utliaca pubiatl itsertl
chichut palabatl chiniscle
patlpetirl cumasutl pentipt
imaxcatl tetlet pisogutl
:
Las aves del Bosque
se reúnen a cantar
a los muertos que regresan
felices a andar.
17.4.16
Sandino Bucio Dovalí
De niño me quedé dormido en la cabeza de la Gran serpiente, usé como almohada su sinestésico órgano vomeronasal, con el que saborea, respira y tiene visiones térmicas, yo soñaba con castillos blancos como el cielo de esa noche cuando con su bífida lengua sssussssurró en mis oídos:
--Hassssss venido otra vez
a essssste mundo a revolver la materia
a cantar con las piedrassssssss
a dessssssssssear la fricción de losssss cuerpossssssss
a ssssssssssssssssssssssssss sssssssssssssssssentir...
Tendrássss que apagar las lucessss y encender las sombrasssss
para sssssaciar la dualidad de tu hambre
arderássss y volarásss como el humo
llevarássss tu essssspíritu negro a lasss nubesss
y caerássss como granizo en el carbón
assssí en círculosssss pasarássss del blanco al frío
de la brasssssa a la osssscuridad
y con el tiempo, de coloressss tu alma sssssserá
dessssssssssssssssssssssss ssssssssspierta.
--Hassssss venido otra vez
a essssste mundo a revolver la materia
a cantar con las piedrassssssss
a dessssssssssear la fricción de losssss cuerpossssssss
a ssssssssssssssssssssssssss
Tendrássss que apagar las lucessss y encender las sombrasssss
para sssssaciar la dualidad de tu hambre
arderássss y volarásss como el humo
llevarássss tu essssspíritu negro a lasss nubesss
y caerássss como granizo en el carbón
assssí en círculosssss pasarássss del blanco al frío
de la brasssssa a la osssscuridad
y con el tiempo, de coloressss tu alma sssssserá
dessssssssssssssssssssssss
22.10.15
Poemas de Richard Brautigan, traducción de Óscar Muciño
Richard Brautigan (1935-1984). Escritor originario de Tacoma, Washington. Hijo de una camarera y un empleado de fábrica –que se separaron cuando era un niño–, vivió una infancia llena de privaciones. Arribó al San Francisco beat en 1958, ahí escribió y leyó su obra en los cafés y las esquinas. Su escritura, sin pertenecer al movimiento, comparte la crítica a los valores de la clase media y la conformidad. También abrazó el pacifismo y la vestimenta hippie, y, en general, las diversas tendencias contraculturales de la época.
A pesar de que mucha de su obra se escribió en la ebullición de los años sesenta, logró forjar un estilo propio. La poesía de Brautigan es directa, sin artificios, describe en muchas ocasiones momentos en la vida del autor. Las situaciones cotidianas transcurren en sus versos; creyente del valor estético de cualquier existencia y promotor de la capacidad creativa del individuo, soñó con construir una biblioteca que recibiera los libros de cualquier persona, esta idea es desarrollada en su novela El aborto: un romance histórico.
La mayoría de los poemas que ahora presentamos pertenecen a la antología The pill versus The Springhill Mine Disaster (1968), este poemario contó con dos primeras ediciones; la primera rústica y con un tiraje de 50 ejemplares, la segunda de tiraje regular llevaba en la portada una fotografía de Edmund Shea, en ella aparece Marcia Pacaud, mujer a quien está dedicado el libro.
Brautigan publicó, entre otros, los poemarios: The return of de Rivers (1958), Please plant this book (ocho poemas impresos en paquetes de semillas) (1968),June 30th, June 30th (1978).La obra poética de Brautigan puede consultarse en el portal:
http://www.brautigan.net/index.html
***
La píldora vs El derrumbe en la mina Springhill
Cuando tomas tu píldora
es como un derrumbe en la mina.
Imagino a todas las personas
perdidas dentro de ti.
The Pill versus the Springhill Mine Disaster
When you take your pill
It’s like a mine disaster.
I think of all the people
lost inside you
Lamento de la viuda
No hace aún suficiente frío
para ir a pedir un leño
de mis vecinos.
Widow’s Lament
It’s not quite cold enough
to go borrow some firewood
from the neighbors.
El poema hermoso
Voy a dormir en Los Ángeles
pensando en ti.
Meando hace un momento
miré hacia abajo, cariñosamente,
a mi pene
Saber que ha estado dentro de ti
hoy, un par de veces, me hace
sentir hermoso.
3 A.M
Enero 15, 1967
The Beautiful Poem
I go to bed in Los Angeles thinking
about you.
Pissing a few moments ago
I looked down at my penis
affectionately.
Knowing it has been inside
you twice today makes me
feel beautiful.
3 A.M
January 15, 1967
Botiquín de reparación del karma: Artículos 1-4
1. Ten suficiente comida,
cómela.
2. Encuentra un lugar tranquilo para dormir,
duerme.
3. Reduce los ruidos intelectuales y emocionales
hasta alcanzar el silencio de ti mismo,
escúchalo.
4.
Karma Repair Kit: Items 1-4
1.Get enough food to eat,
and eat it.
2. Find a place to sleep where it is quiet,
and sleep there.
3. Reduce intellectual and emotional noise
until you arrive at the silence of yourself,
and listen to it.
4.
Naranjas
Oh, cuán perfecta muerte
calcula un viento de naranja
que rebosa de sus pasos,
y tú te detienes a morir
en un huerto donde la cosecha
llena las estrellas.
Oranges
Oh, how perfect death
computes an orange wind
that glows from your footsteps,
and you stop to die in
an orchard where the harvest
fills the stars.
*Leer completo en
Óscar Muciño (1984). Escritor y traductor. Estudió letras en la FES-Acatlán, UNAM. Ha publicado cuentos, poemas y ensayos en distintos medios impresos y electrónicos del país. Fue incluido en la antología poética 40 Barcos de guerra (2009). Puede leerse en: http://thesolipsta.wordpress.com/.
12.8.15
México El piano invisible / José María Memet
A los
43 estudiantes normalistas de
Ayotzinapa.
He visto a los mejores pianistas
_en este mundo_
equivocarse y nadie
darse cuenta.
Los he visto comer teclas de rabia
no ver el piano
en medio del escenario
y deambular
ciegos y a ciegas
cual polillas
bajo el reflector.
Beethoven, dale la nota.
Ya no es confiable ir a los conciertos,
Hasta los gánsteres van.
Y a veces disparan
desde los palcos opuestos.
Y cuando uno no lleva armas
Las ventajas de un piano invisible
es que no tiene cola.
Es claro que la mafia
Es más sensible que un gobierno
Y más autoritaria
que todo un parlamento.
El piano suena bien,
La afinación está bien
la pieza suena espléndida,
lo raro es
que el concierto
es en Comala
y el solista
Pedro
Páramo.
En la sala
hay 43 espectadores
y un planeta sin rumbo
en el espacio.
6.7.15
El arte nuevo de hacer algo más que libros, por Rafael Lemus en Revista Letras Libres
Ulises Carrión
Archivo Carrión 1. El arte nuevo de hacer libros
Coordinación y textos introductorios de Juan J. Agius y Heriberto Yépez,
traducción de H. Yépez, México, Tumbona, 2012, 179 pp.
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