No todos los hombres son iguales. Lo que a uno le sirve de alimento, a otro ni siquiera le sirve de estímulo. Déjese que cada cual tome el Pan de Vida bajo el nombre y la forma que mejor se adapte a su temperamento. Por variadas que sean las formas de las vasijas, una misma es el agua de la fuente en la que se llenan. ¿Qué importa la vasija con tal de que el agua de la bulliciosa corriente refrigere la seca garganta?¿Por qué disputar sobre la forma y la hechura de la vasija, cuando el Agua de la Vida es la misma par todos?
Editorial Posada, 1987: Cd. de México