La profecía siempre está allí, como las aguas de un negro secreto.Por lo general, se ocultan silenciosas en profundidades desconocidas. Pero a veces se desbordan sin palabras y empapan, heladas, cada una de tus células, y tú, ante este cruel desbordamiento, te ahogas, boqueas y jadeas. Te pegas al respiradero del techo y buscas con desesperación el aire fresco del exterior. Pero sólo encuentras un aire reseco que abrasa tu garganta. El agua y la sed; el frío y el calor. Elementos supuestamente antagónicos unen sus fuerzas y te atacan.
Con lo vasto que es el mundo, a ti te corresponde un espacio minúsculo-y ya te parece bien que así sea-, pero éste no figura en ninguna parte. Cuando buscas una voz, sólo encuentras un silencio profundo. Pero cuando buscas el silencio, sólo encuentras una voz que te va repitiendo incesantemente la profecía. Esta voz, en algunas ocasiones, da a un interruptor secreto que se oculta en tu mente.
Tu corazón es como un gran río crecido tras un largo periodo de lluvias. Los postes indicadores del camino están, todos sin excepción, sumergidos en la corriente, o tal vez hayan sido arrastrados a otro lugar oscuro. Y la lluvia sigue cayendo torrencialmente sobre el río. Y cada vez que veas en las noticias las imágenes de unas inundaciones pensarás: "Sí, justo. Ése es mi corazón".
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Me encuentro dentro de un recipiente llamado Yo... estoy donde debo estar.
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En el viaje un compañero, y en la vida compasión.
TusQuets, 2004: Cd. de México
Un libro que alteró hasta mi forma de percibir mis sueños. ¡Adiós Nakata!¡Hola Tamura!