1. El primer movimiento
El poeta se detiene en el núcleo
de un universo,
contempla el enigma,
para arrancar el sustento
de las obras maestras del pasado.
Al estudiar el paso de las estaciones,
suspiramos,
vemos las relaciones íntimas entre las cosas,
aprendemos las innumerables
formas del mundo.
Lamentamos la caída de las hojas
a manos del otoño,
honramos cada tierno
brote de primavera.
La escarcha del otoño
hace vibrar al corazón, las nubes
del verano, impulsan el vuelo del espíritu.
Aprende a recitar a los clásicos,
canta en la clara virtud
de los maestros del pasado.
Explora los tesoros de los clásicos
donde nacieron la forma y la sustancia.
Emocionado, me tiro junto a los libros
y tomo el pincel
para escribir este poema.
II. Comienzo
Con los ojos cerrados, se escucha
la música interior, extraviados
en el pensamiento y la reflexión:
nuestro espíritu galopa
hacia las ocho esquinas del universo,
la mente vuela muy lejos
sólo entonces, la voz interior
será clara, cuando
se saborea su dulzura.
Es como ir a la deriva
en un lago paradisíaco o sumergirse
en las profundidades del mar.
Sacamos palabras vivas
igual que peces ensartados en el anzuelo
arrancados del fondo.
Las palabras luminosas son cazadas
como el pájaro con un tiro de arco
entre las nubes que pasan.
Se reúnen palabras e imágenes
entre aquellas olvidadas
por generaciones anteriores.
nadie ha tocado
nuestras melodías
en mil años.
Los retoños de la mañana florecen, luego
los botones nocturnos se marchitan.
El pasado y el presente se entremezclan,
¡la eternidad
en el parpadeo de un ojo!
XI. Cinco criterios
Cuando el ritmo es flojo,
y no tiene tradición,
el poema se tambalea.
El poeta busca en el silencio
a algún amigo,
pero no lo encuentra.
El poeta llama y llama
en el vacío,
nadie responde.
El cielo está fuera de alcance,
vasto y vacío.
Una nota débil
punteada en el laúd
no hace música bella.
XIV. El terror
Me procupa que el tintero
se seque,
que las palabras justas
no sean halladas.
Quisiera responder a cada
momento de inspiración.
Trabajar con lo dado,
aquello que pasa
no puede ser detenido.
Las cosas se mueven entre las sombras
y se desvanecen,
la memoria vuelve en un eco.
Cuando llega la primavera, sabemos
porque la naturaleza tiene razones.
Los pensamientos suben del corazón
en brisas, y lenguaje
encuentra quien lo enuncie.
Los brotes de ayer esta mañana
son retoños que pintamos
con un pincel sobre seda.
Cada ojo reconoce un patrón,
cada oído escucha música distante.
Conclusión
Considera el uso de las letras.
Todo principio lo demanda.
Aunque ellas recorran grandes distancias,
nada en el mundo puede detenerlas.
Recorrerán milenios.
Míralas desde un punto de vista,
aclararán leyes en el futuro.
Míralas desde otro,
proveerán modelos de los antiguos maestros.
El arte de las letras ha salvado gobiernos
de la ruina y promovido valores morales.
Mediante las letras, no hay un camino
que dificulte el viaje,
no hay idea confusa
que no pueda ordenarse.
Baja como la lluvia de las nubes
y renueva el espíritu de la vida.
Inscrito en bronce y mármol,
honra toda virtud.
Se escucha en la flauta y en las cuerdas
y cada instante se renueva.
Gary Snyder
Mangos de hacha
Una tarde la última semana de abril
enseñando a Kai cómo manejar un hacha,
medio giro y se clava en el tocón.
Recuerda la cabeza de un hacha
sin mango en el taller,
y va por ella, la quiere para él
Un mango de hacha roto detrás de la puerta
es lo suficientemente largo para su hacha,
lo cortamos a la medida y lo llevamos
con la cabeza del hacha.
y el hacha de trabajo, al bloque de madera.
Ahí comienzo a dar forma al viejo mango
con el hacha, y la frase
que aprendí primero de Ezra Pound:
¡Suena en mi cabeza!
"Al hacer un mango de hacha
el modelo no está lejos"
y le digo a Kai:
"Mira, vamos a hacer el mango
comparando el mango
del hacha que cortamos".
Y se da cuenta. Y lo oigo otra vez:
Está en el Wen Fu de Lu Chi, siglo cuarto
d.C. "Sobre el arte de las letras", en el
prefacio: "Al hacer
el mango de un hacha
con un hacha,
el modelo está a la mano".
Mi maestro Shih-hsiang Chen
lo tradujo y lo enseñó hace años
y descubro: Pound era un hacha,
Chen era un hacha, yo soy un hacha
y mi hijo un mango, listo
para dar forma de nuevo, modelo
y herramienta, pieza de cultura,
y así seguimos.
Mangos de hacha, 2010: Ciudad de México.