al lado de nosotros, siempre inmóviles,
siempre nosotros. Pasan, se transforman,
los paisajes: imágenes en trance,
movidas y esfumadas: intermedio
en el que ocurre un tránsito, un pasaje,
-y estamos siempre aquí, de un lado a otro.
II
Vamos por el camino, guiados
por las señales de tránsito.
Vamos tomando fotos,
como huellas de tránsito.
Reconstruimos un itinerario:
nos acordamos de nosotros,
de lo que nos pasó, no de lo que pasaba.
Vemos, en una foto,
siempre lo que no vimos
-y ya no vemos lo que vimos:
¿cuál es la historia de las nubes?
¿cómo el retrato del viento?
¿dónde quedó ese cielo?
Las nubes son allí las señales de tránsito.
VII
Líneas que además son con frecuencia las de un marco interior, profundidades que suelen abrirse en un segundo plano. Vemos un volcán desde una habitación de hotel, una playa desde una terraza (también de hotel, seguramente) una carretera desde un coche (¿en camino a un hotel?).
La cámara es un hotel, la foto el lugar donde nos quedamos. Pero la imagen atrapa lo que ya no será: el paisaje pasa, nosotros nos quedamos.