De pronto uno está en una enorme lengua de arena. Ve gente con gran valor. Y mucho miedo. Uno se pregunta: "lo mío es valor... o es miedo... o soy tonto". Da igual. Uno se ha puesto en el frente. Y suena el silbido de los aviones y todos corremos y cae la bomba y qué bueno que no fue encima de nosotros. Luego uno checa el Facebook. Y ve que después que de que mataron a dos compañeros, y hay que rescatar a cuatro colegas --uno de ellos es tu amigo--, siempre hay gente que afirma --porque tienen tooodas las pruebas en la mano-- que estamos vendidos. Seguro a mí me pagan los malosos. Y mientras yo pierdo el tiempo en defenderme de idiotas, mis amigos pierden la vida. Así pasó en Homs, hace tres semanas.