BULGARIA
En las normas fascistas se enumeraban diversas formas de interrogatorio: el hierro candente, la aguja eléctrica, la colgadura por los pies, la quemadura de los órganos genitales. Los fascistas tenían imaginación. Pero los patriotas búlgaros callaban en los interrogatorios: hay corazones más firmes que el acero.
Canciones populares búlgaras:
Se dice que interpretar una obra de arte es más difícil que comprender una máquina complicada. El arte es una cerradura; pero también es una llave. La llave de lo más difícil y lo más complejo: del alma del pueblo.
Pero la antigüedad no está en las piedras ni en los pergaminos: está en el lenguaje, en la tierra, en los rostros surcados de arrugas de los hombres de los comités rurales. Y muchas rosas. Y estrellas otoñales.
YUGOESLAVIA
¿Cómo ha sucedido que el pueblo que sufrió en 1941 una derrota terrible, traicionado por sus antiguos gobernantes, dividido por una hostilidad fraticida secular, encontrase fuerzas suficientes para ponerse en pie? Además de defender el territorio, el pueblo creó un Estado. No vertió su sangre por el rey, ni por los propietarios de las minas de zinc y de cobre, ni por los charlatanes granserbios, ni tampoco por Macek. El pueblo quería construir una casa donde él fuese el dueño, y la nueva Yugoeslavia nació en los combates; la envolvieron las nieblas de Bosnia y de Montenegro.
Zagreb es particularmente bello en otoño con sus palacetes de estilo un tanto rebuscado, con sus parques frondosos de áureo follaje, con las colinas que rodean la ciudad: rosas, limón pálido, ocre. ¿O quizá sea tan bello aquí el otoño porque esta viejísima ciudad se siente joven y lleva la primavera en el corazón?...
"¡Ay,! ¡Mis ojos se han abierto ahora! Todo lo que vemos, todo lo que adoramos es cera en el fuego, humo al viento, un sueño matutino, nieve bajo el sol, una mirada fugaz, una flecha lanzada por mano certera... Y el hombre nacido en las tinieblas agoniza ya...", Osman de Ivan Gundulic.
En el siglo XII el gobierno de la república de Dubrovnik dictó una ley prohibiendo a los jóvenes contraer matrimonio antes de haber plantado setenta y cinco olivos. El olivo tarda en dar frutos: hay que saber trabajar para el futuro. Pasaron ochocientos años. Llegaron a Dubrovnik unos hombres que se llamaban a sí mismos "kulturtráger" y talaron los olivares para hacer leña con ellos.
Al contemplar los frescos macedónicos se ve que los cánones de Bizancio han sido alterados: hay movimiento, sensación de la realidad de la vida, calor de la naturaleza y del cuerpo humano. Es decir que mucho antes de que el gran Giotto inaugurase el Renacimiento italiano con sus frescos de Padua, los pintores anónimos de Macedonia habían encontrado la perspectiva, el movimiento, la corporeidad y la vida del color.
¡Que os sean dulces las uvas de Dalmacia, las manzanas de Voevodina, los higos de Dubrovnik, las granadas de Bosnia, las ciruelas de Serbia, las peras de Croacia, las cerezas de Eslovenia, los membrillos de Macedonia, los frutos de los árboles y los frutos del pueblo!
En las normas fascistas se enumeraban diversas formas de interrogatorio: el hierro candente, la aguja eléctrica, la colgadura por los pies, la quemadura de los órganos genitales. Los fascistas tenían imaginación. Pero los patriotas búlgaros callaban en los interrogatorios: hay corazones más firmes que el acero.
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Canciones populares búlgaras:
"Llevo errando nueve largos años. He estado en el país ardiente. He estado en el país helado. Pero no te he olvidado. Voy por un camino que no conozco. Me hundo en el agua y muero de sed. Me has convertido en un árbol seco. Afila el hacha, abate el árbol, enciende una hoguera y quémalo. Del amor quedarán las cenizas".
"Avanzaban las muchachas cantando : '¡Oh jardín de mis ensueños! ¡Oh fuentes de mi amor!' Iban cantando y vertían lágrimas amargas sobre la tierra. Yo me seco de aquellas lágrimas. Yo era árbol y me he convertido en flechas".
"Yo iré, yo encontraré a los ofensores. El dolor es mi caballo. Las lágrimas son mis balas. El amor es mi victoria. Mi sombra es la muerte del turco. Mi aliento es el aire de la libertad".
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Se dice que interpretar una obra de arte es más difícil que comprender una máquina complicada. El arte es una cerradura; pero también es una llave. La llave de lo más difícil y lo más complejo: del alma del pueblo.
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Pero la antigüedad no está en las piedras ni en los pergaminos: está en el lenguaje, en la tierra, en los rostros surcados de arrugas de los hombres de los comités rurales. Y muchas rosas. Y estrellas otoñales.
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YUGOESLAVIA
¿Cómo ha sucedido que el pueblo que sufrió en 1941 una derrota terrible, traicionado por sus antiguos gobernantes, dividido por una hostilidad fraticida secular, encontrase fuerzas suficientes para ponerse en pie? Además de defender el territorio, el pueblo creó un Estado. No vertió su sangre por el rey, ni por los propietarios de las minas de zinc y de cobre, ni por los charlatanes granserbios, ni tampoco por Macek. El pueblo quería construir una casa donde él fuese el dueño, y la nueva Yugoeslavia nació en los combates; la envolvieron las nieblas de Bosnia y de Montenegro.
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Zagreb es particularmente bello en otoño con sus palacetes de estilo un tanto rebuscado, con sus parques frondosos de áureo follaje, con las colinas que rodean la ciudad: rosas, limón pálido, ocre. ¿O quizá sea tan bello aquí el otoño porque esta viejísima ciudad se siente joven y lleva la primavera en el corazón?...
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En el siglo XII el gobierno de la república de Dubrovnik dictó una ley prohibiendo a los jóvenes contraer matrimonio antes de haber plantado setenta y cinco olivos. El olivo tarda en dar frutos: hay que saber trabajar para el futuro. Pasaron ochocientos años. Llegaron a Dubrovnik unos hombres que se llamaban a sí mismos "kulturtráger" y talaron los olivares para hacer leña con ellos.
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Al contemplar los frescos macedónicos se ve que los cánones de Bizancio han sido alterados: hay movimiento, sensación de la realidad de la vida, calor de la naturaleza y del cuerpo humano. Es decir que mucho antes de que el gran Giotto inaugurase el Renacimiento italiano con sus frescos de Padua, los pintores anónimos de Macedonia habían encontrado la perspectiva, el movimiento, la corporeidad y la vida del color.
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¡Que os sean dulces las uvas de Dalmacia, las manzanas de Voevodina, los higos de Dubrovnik, las granadas de Bosnia, las ciruelas de Serbia, las peras de Croacia, las cerezas de Eslovenia, los membrillos de Macedonia, los frutos de los árboles y los frutos del pueblo!
Fondo de Cultura Popular, 1947: Ciudad de México.