Shiva cierra sus ojos y el sol se va,
sostiene su aliento y todas las criaturas caen muertas,
cubre sus oídos y el universo queda silente,
ni una gota de agua
ni el latido de un corazón
ni un canto de pájaro en ninguna de las cuatro direcciones.
Shiva se traga las estrellas
hasta que ellas arden como carbones a través de sus ojos,
su silueta resplandece contra el cielo de la noche
como eclipse de sol
y las chispas siguen sus movimientos,
como una lluvia de meteoritos.
Él ilumina el cielo con la Aurora
y aparecen cometas después del alba.
Él baña la tierra con rocas incandescentes
que hacen burbujear y hervir el mar.
Él camina en la noche de luna llena
a través de los templos destruidos,
cubiertos con oraciones escritas en sánscrito,
a través de arcos desmoronados e invadidos por inmensos árboles de higo y vigilados por una cobra.
Shiva se oculta detrás de Plutón
en los oscuros recesos de la séptima galaxia.
Él nos saluda a muerte en ese tranquilo lugar
que está borroso en nuestra memoria;
ese lugar que siempre ha estado allí
pero que no podemos recordar.
Cuando cruzas el puente hacia el otro mundo
abres la puerta y caminas,
caminas a través de las estrellas,
nadas en la Vía Láctea,
tocas las mismas fronteras del universo.
Y luego… es la Era del Despertar.
En la noche de Shiva, según la creación espera,
suena el tambor
y la música despierta el vasto silencio con la vibración del OM,
y trae a la existencia el universo cubierto con cenizas de pálido azul.
Shiva sostiene el universo a través de la práctica de austeridades.
Él da el primer paso y el mundo empieza a girar
hasta que el momentum de su propia fuerza lo mantiene en movimiento,
fluyen los ríos desde el Nilo hasta el Ganges
y se vierten en el océano,
y los árboles cambian del verde al dorado a las ramas secas
mil veces en un día.
Y comienza la danza…
La energía primordial insufla todas las cosas
y la naturaleza despierta,
brotan las flores
las cascadas retumban en inmensos cañones
y los animales evolucionan según la conciencia vuelve a su fuente.
Shiva revela a Matseyendra Señor de los Peces
el secreto de las edades,
el secreto del yoga,
y luego se transforma en una estatua en Kayavarohan.
El despertar sucede solamente en el próximo mundo,
el próximo y luego el próximo...
pero la promesa de despertar es aquí y ahora
y sin la promesa, solamente hay frío y oscuridad.
La danza comienza,
la danza continúa,
la danza nunca termina...