21.6.11

Destinario



¿Encontrarías tu propia sombra? Tantas veces
te había bastado volver a abrir los ojos para conseguir 
que el juego terminara... ¿O será más bien que un nuevo juego
acaba de comenzar? Cuando vuelvas -si lo haces-, 
¿qué secretos, qué historias podrás contar?

*

No. Los caminos que recorres no son tú,
aunque en la memoria, los mapas que has trazado
en el curso de la vida -monótonos, erráticos, lineales
o sembrados de bifurcaciones- resuenen con el eco de tus pasos.
Tus senderos no son tú, aunque tengan tu huella.

*

Todavía no abras los ojos...
A la cuenta de tres. Mientras tanto, repira despacio.
¿Ya miraste qué hay dentro de ti?
Ahora sí, ábrelos...

*

El abrigo de la oscuridad es el atuendo más apropiado
para soñar. No para construir castillos en el aire, sublimar deseos
ni mirarte en el espejo de la improbabilidad;
no esa clase de sueños, sino de los otros: los que te acogen
en tanto no estás en la vida real y te dan un papel
para que actúes y conozcas otros mundos y vivas otra vida
mientras amanece y vuelves a ser tú.

*

El viento te hace anhelar el mar, pero ya es tarde;
te hace desear algo diferente, hasta que un ave cruza por la ventana
y con la mirada sigues su vuelo. Estás harto de desperdiciarte
en hojas y hojas de un cuaderno marchito, en días y días 
de un mar tantas veces visto. El ave lo sabe y se lleva consigo
parte de ti. Pronto serás parte del mar, y
aunque sólo sea en los sueños de una gaviota
es más que suficiente.
*

Hay quien con el caos hasta el cuello
se siente como pez en el agua. Las montañas de pendientes,
las necesidades insatisfechas, son parte de un horizonte miope.
Si el caos es obra tuya, ¡aguas con salpicar!
Si no eres tú el autor y simplemente sabes navegar
en el desorden cósmico, saca la caña, que algo pescarás.

*

Escucha. Un tempo alegre, inquieto;
un batir de alas de mariposa allá lejos, en el fondo;
un suave rumor de vendaval dormido,
de suspiro apenas insinuado...

Y el staccato de sus pasos y la vibración de su piel
y el címbalo en miniatura de su corazón dichoso...
Shhh... silencio. Escucha.
¿Cómo suena la música del azar?

*

Huele a tarde y a hojas mojadas. Huele a que va a llover
pero no pasa nada. Cierta monocromía hace que la ambigüedad 
en el ambiente persista y que no sepa qué sigue.
¿Será que amanece o estará por ponerse el sol?
Y no queda más que esperar para saber.


Oráculo, 2009: Ciudad de México