Algunos seres experimentan ensegida una aterradora imposibilidad de vivir por sus propios medios; en el fondo no soportan ver su vida cara a cara, y verla entera, sin zonas de sombra, sin segundos planos. Estoy de acuerdo en que su existencia es una excepción a las leyes de la naturaleza, no sólo porque esta fractura de inadaptación fundamental se produce aparte de cualquier finalidad genética, sino también a causa de excesiva lucidez que se presupone, lucidez que trasciende claramente los esquemas perceptivos de la existencia ordinaria. A veces basta con colocarles otro ser delante, a condición de suponerlo tan puro y transparente como ellos mismos, para que esta insoportable fractura se convierta en una aspiración luminosa, tensa y permanente hacia lo absolutamente inaccesible. así pues, como un espejo que devuelve día tras día la misma imagen desesperante, dos espejos paralelos elaboran y construyen una red límpida y densa que arrastra al ojo humano a una trayectoria infinita, sin límites, infinita en su pureza geométrica, más allá del sufrimiento y del mundo.
Compactos ANAGRAMA, 2008: Barcelona