Un camino
hasta el confín
altas puertas de oro
lo cierran;
galerías profundas;
arcadas.
El aire no tiene peso;
las puertas se balancean
en el vacío;
se deshacen en polvo de oro;
se juntan,se separan;
bajan a las tumbas
de algas;
suben cargadas de corales.
Rondas,
hay rondas de columnas;
las puertas se esconden
detrás de los parapetos azules;
el agua brota en campos de nomeolvides;
echa desiertos de cristales morados;
incuba grandes gusanos esmeraldas;
se trensa sus brazos innumerables.
Lluvia de alas
ahora;
ángeles rosados
se clavan como flechas
en el mar.
Podría caminar sobre ellos
sin hundirme.
Una senda de cifras
para mis pies;
Columnas de número
para cada paso,
submarinas.
Me llevan:
enredaderas invisibles
alargan sus garfios
desde el horizonte:
Mi cuello cruje.
Ya camino.
El agua no cede.
Mis hombros se abren en alas.
Toco con sus extremos
los extremos del cielo
bañando el mar...
Amapolas,amapolas,
no hay más que amapolas...
Me aligero:
la carne cae de mis huesos.
Ahora.
E l mar sube por el canal
de mis vértebras.
Ahora.
El cielo rueda por el lecho
de mis venas.
Ahora.
¡El sol¡ ¡El Sol¡
Sus últimos hilos
me envuelven,
me impulsan.
Soy un uso,
¡Giro,giro,giro,giro¡