...¡Amado Vallejo! ¡Mi adorado poeta triste! ¡Tú con tus huesos hambrientos y el pelo revuelto y la nuez anhelante y el torso partido y el sentir escabroso y la soledad y el sexo balbuceante y la soledad y el ojo vestido de gris y la soledad y el amado lloro de siempre y la soledad y los golpes fuertes de la vida y la soledad y yo no sé por qué de tanto daño de tanto golpe duro y malo de tanta soledad pendiente y la nada y horrendo y el mefistofélico bastón en quien no apoyarse y el bendito Dios que camina junto a ti y el terrible exilio de los eternos fugitivos, y las calientes lágrimas una más hasta la ecuación imposible y los dulces monos de Darwin agitando veinte dedos por cabeza y el tric- trac de los huesos pidiendo un trozo de pan en que sentarse y la soledad el llanto la angustia la nada y la soledad!!!! !!!! Amadísimo queridísimo César !!!! ¡¡Hasta cuando!! ¿¿Siempre?? Lloro.